¿Alguna vez han estado en una conversación donde lo que dice la otra persona les parece tan increíble como tonto?
Esa sensación la reviví hace unos días, donde mi interlocutor al escucharme decir que yo no veo noticias tuvo la desfachatez de decirme: “Por gente como usted, que no se informa, es que el país está como está”. De inmediato quedé perpleja, yo no podía creer lo que escuchaba, que de verdad esta persona pensara que le hacía bien al debate político, económico, y social del país ver noticieros. Me parece increíble, puesto que yo opino todo lo contrario.
Yo creo que ver noticias es de lo más perjudicial que uno puede hacer, y más cuando se hace sin cuestionar lo que se escucha, sin comparar la información, sin contrastar, que es lastimosamente lo que sucede con un gran número de colombianos.
Por otro lado, no entendía cómo es que decir que ‘no veo noticias’, es lo mismo que decir que no estoy informada, pero en ese momento pensé: por esa misma inhabilidad para entender lo que dije, es que se sienta a ver noticias en Caracol en las mañanas, y en la noche en RCN, porque pues obvio, para mi engañado interlocutor, son cosas diferentes.
A mi juicio, son la misma basura: medios que atontan a muerte el país, dejando que la información importante se ahogue en un mar de irrelevancias como la oblea de Jagger, con un lenguaje tan ordinario como el de Diva Jessurum, de quien ignoraba por completo su existencia, pero al sentarme a ver noticias de nuevo después de años sin hacerlo, sólo por saber si algo había cambiado, me reforzó en mi postura al decir que pronunciar el nombre de una modelo francesa era “tan difícil como armar un bolis de pescado”.
Un informe detallado del tráfico de Bogotá, que no me interesa en lo absoluto desde Medellín, seguido de una sección larguísima de noticias de farándula, de nuevo tan tontas como irrelevantes, pero antes: un “periodismo” que brilla por su parcialidad, que habla mal de sí mismo, que dice verdades a medias, que no explica bien qué pasó, o por qué pasó sino que se dedica a escarbar en las pasiones de los televidentes, los mismos que durante el almuerzo dicen que económicamente el país va muy mal, y con razón, pero no entienden ni siquiera porqué, no saben nada de política económica, no saben que es una política fiscal, no saben nada de la reforma tributaria, y los que saben son los que evaden impuestos y así seguimos este círculo vicioso…
Y ni hablar del periodismo deportivo, que también es una grosería, enfocado en el futbol, porque es el único deporte que parece importar acá, hablando siempre de dos o tres de sus favoritos jugadores, dejando de lado los logros de otros cientos de deportivas nacionales e internacionales porque eso no importa. Importa es si James hizo gol hasta en un entrenamiento.
De la misma forma en la que es evidente lo malos que son los noticieros en Colombia, es esencial reconocer su importancia, su capacidad para influenciar, manipular, ayudar o acabar con un político, personajes de la farándula, funcionarios públicos o ciudadanos de a pie debido a su credibilidad en la opinión pública. Credibilidad que nace como producto de la ignorancia de los televidentes.
Que no todos son malos, que hay noticieros rescatables, de pronto sí. Que no todos los televidentes son borregos, que hay quienes ven noticias para reírse de lo malas que son, también, pero eso no cambia lo que sucede a nivel general en el país y lo problemático que esto es, porque siendo el derecho a la libertad de expresión un derecho tan disputado a través de la historia, valdría la pena preguntarse: ¿Cuándo nos callamos y por qué dejamos morir como ciudadanos la necesidad y capacidad de una opinión propia? ¿Cómo es que tantos desperdician, al carecer de la intención de una opinión crítica, la oportunidad de tejer una sociedad fuerte e informada frente a quienes detentan el poder? ¿Cómo no entienden que así nos distraen, que así nos roban, que así nos dirigen para donde quieren y como quieren? Hay muchas otras formas de informarse, y hacerlo responsablemente es sin duda un deber que tenemos como ciudadanos.
Sin embargo quiero pensar que se puede ser optimistas, que identificar el problema y hacerlo consciente es lo primero, y sé que este malestar no es sólo mío, que para muchos lo que digo es una obviedad, pero es importante señalarlo para justificar la necesidad de una ardua tarea civilizatoria se mejore la calidad de la ciudadanía, una ciudadanía que está en déficit en el elemento civil, el político y el social.
Es necesario exigir veracidad en la información, puntualidad, relevancia, que se use un lenguaje no necesariamente de eruditos, pues el esnobismo acá no nos sirve de nada, pero tampoco uno que nos hablen como si fuéramos igual de ordinarios que su redacción. Esto finalmente es trascendental, porque no hay nada más importante para una democracia -por más fallas o utópica que sea- que un electorado bien informado.
Educar es la tarea, educar es el camino.
Excelente artículo.
Me alegra que te gustara, Edwin.
Me alegra, Edwin. Si tienes alguna sugerencia no dudes en decírmelo, la idea siempre es mejorar.
Sin duda, me identifique con la redacción. Se asemeja a mi pensar. «Educar es la tarea, educar es el camino». Éxitos Andra.
Muchas gracias Wil.
Lo principal es que cada individuo (como ente social) debe conocer el oficio o actividad del otro y por lo tanto estar en capacidad para recibir su producto con crítica.
Tal vez la tarea pase precisamente por darle primacía al otro lado de la tuerca sugerida en el artículo, a los problemas fuertes del país que dejaste notar como de pasada: la desaceleración de la economía colombiana, su altísima dependencia respecto de la exportación de materias primas, el déficit generado precisamente por tal dependencia, la urgencia de darle un giro a la estructura económica del país, la abismal desigualdad, la necesidad de una reforma tributaria, sí, pero de una que sea realmente progresiva y grave a las fortunas más elevadas (las que huyen a Panamá a esconder los beneficios que generan aquí, y de manera no muy santa que digamos) y, por qué no, la necesidad de nacionalizar empresas y sectores estratégicos del Estado. A esto es a lo que voy: de acuerdo en que los medios (televisivos principalmente) de este país son basura, y que la tarea pasa por la educación o reforma de la conciencia social, pero eso mismo supone comenzar a hablar de los temas relevantes y dejados en los zócalos de las universidades. Tengo la impresión de que dejamos de lado las discusiones estratégicas por quedarnos un poco discutiendo asuntos laterales. Esto, en todo caso, no es una crítica al artículo, que me ha gustado, sino una reflexión hacia adelante y en positivo
Totalmente de acuerdo.
¡Qué gran artículo de opinión! Pero creo que decir «Funcionario Público» está mal.
Hola Stiven, te agradezco el comentario, podrías por favor desarrollar porqué esta mal. Un saludo.
Andrea:
Hago alusión a que la expresión «funcionario público» no es la adecuada, ya que, según el Diccionario de la Lengua Española, la palabra funcionario hace referencia a una persona que ocupa un cargo público. Por consiguiente, añadir la palabra público, para referirse a un funcionario, sería redundante.
Comprendo, gracias por la precisión.
Hola, Andrea. Muy buen artículo, pero me gustaría que mencionara las «otras maneras de estar informado» o por lo menos las que considera usted admisibles.
Hola Daniela, creo que realmente es un tema relativo, relacionado por supuesto con tus intereses respecto a la información puesto que habrá quienes deseen informarse en general, mientras hay quienes muestran interés sólo por temas económicos, otros ambialentales, sociales, políticos, etc… Podrías ser especifica en tus intereses y yo podría dar algunas recomendaciones, que no dejan de ser apreciaciones personales de medios que seguramente también te recomendaré seguir con cautela, pues considero que ningún medio es totalmente suficiente para estar bien informado por eso una de las recomendaciones que hago es contrastar la noticia en varios medios. Un saludo.
Qué buen artículo.A veces no sé si llorar o reír cuando alguien opina basado en lo que vio en estos dos noticieros-RCN,Caracol-.Alguien me dijo un día,cuando traté de explicarle sobre las medias verdades o las descaradas mentiras de RCN,que «no era posible que mintieran,porque eran las noticias».
Hace 4 años no veo un noticiero de TV y tiene razón, soy tratada como total ignorante porque desconozco la farándula criolla. La manera de informarse en este país no es a través de noticieros y pronto dejara de ser a través de los diarios porque cada vez son mas ligth y mas sesgados en sus opiniones.
estoy de acuerdo contigo Andrea Olaya, y te comento hace varios años deje de ver noticieros de RCN Y CARACOL de hecho no veo TV, y aun estado fuera de Colombia , me llegan algunas noticias compartidas de algunamigo pero no de noticieros nombrados , la verdad ellos no informan sino que es un sofisma de distracion con lo que muchos comen cuento de todo lo que les dicen especialmente cuando se trata de temas politicos que son mayoria. te felicito por tu articulo.
y aqui les dejo un enlace del discurso del presidente Ruso Vladimir Putin, hace referencia sobre el manejo mediatico de los noticieros de como le mienten a todo el mundo. busquenlo asi por Google. Tremendas palabras del Presidente Vladimir Putin… 22 de agosto 2017