No es la primera vez que una actriz o actor de una telenovela o serie se roba el show interpretando un personaje de reparto, al punto de ir desplazando sin proponérselo, a quienes se demarcan como los pilares de la trama: los protagónicos.
En la controvertida serie del canal RCN basada en la vida del recordado periodista, pensador y humorista Jaime Garzón, la actriz Diana Belmonte desde su aparición caracterizando a Cravis, una joven con síndrome de down, ha logrado atrapar la atención de los televidentes, quienes están totalmente enternecidos con cada escena en la que aparece este personaje impecablemente construido.
Detrás de Cravis se encuentra Diana Belmonte, una joven actriz estructurada en las tablas, quien además es imitadora y tiene estudios complementarios en talleres de clown y canto, preparación que le permiten alcanzar gran versatilidad. En televisión, la histriona revelación intervino en la serie “El Chapo”, actualmente forma parte de los instructores del programa de humor “Colombia ríe”.
Cabe destacar que Diana ha sido muy medida en su interpretación y no ha caído en la caricatura de un personaje que se constituye como un gran reto, desde todos los aspectos interpretativos, su gestualidad es precisa y se percibe totalmente apoderada de Cravis, generando inmediata empatía con los televidentes.
Los comentarios en redes sociales han sido de total admiración hacia la actriz y su caracterización tan real y tierna; en los más recientes capítulos se han dado duelos de actrices muy interesantes y dignos de aplausos. A raíz del abuso sexual del que fue víctima el personaje de Cravis, confluyendo en un embarazo, Diana Belmonte logra junto a Cecilia Navia, quien caracteriza a la profesora Soledad, una emotiva comunión escénica, gracias al sesudo y estratégico tratamiento que el libretista Juan Carlos Pérez, le ha brindado a este espinoso e impactante tema.
A lo largo de estos años en nuestra televisión hemos tenido varios ejemplos en los que un actor de reparto o antagónico, prácticamente se convierte en el protagonista de la historia, recordemos por ejemplo en “Todos quieren con Marilyn”, telenovela protagonizada por Scarlet Ortiz y Jorge Reyes, ambos venezolanos, pasaron casi desapercibidos ante el empuje de personajes secundarios como el interpretado por Marcela Mar, la famosa Brigithe y el de la celosa, posesiva y enfermiza Lorenza caracterizado por Cristina Umaña. Inclusive el actor Alejandro López consiguió una impecable actuación, la mejor de su carrera, interpretando al amado y detestado “Kiko”. Para rematar el actor Gustavo Ángel, tampoco se quedó atrás con su caracterización de Moncho.
Años atrás, en la telenovela “El inútil” que protagonizaron Julián Arango y la venezolana Ruddy Rodríguez, el señor Víctor Mallarino con su caracterización magistral de Mirando Zapata, literalmente borró a los protagonistas de escena.
Verónica Orozco y Luis Fernando Hoyos se ganaron el protagonismo en la regular producción “Las noches de Luciana”, Verónica con su personaje de Katia, la sensual arribista hambrienta de fama y Luis Fernando con el maquiavélico Samuel, ayudaron a que este melodrama indefinible no sucumbiera totalmente. Mencionemos específicamente el caso reciente de la producción “Tarde lo conocí”, donde el actor Víctor Hugo Tres Palacios, hizo las delicias de los seguidores de esta serie con su personaje de Juancho Teherán.
Hay otros casos en los que ninguno de los actores participantes, en esencia, se pueden considerar como los protagónicos y más bien es la misma historia la real protagonista, permitiendo de esta manera que todo el elenco se luzca en igual proporción, caso concreto de la telenovela “Pecados Capitales”, donde cada uno de los personajes era pieza fundamental en el engranaje de este peculiar melodrama.
Felicitaciones a todos estos actores y actrices apasionados con su profesión, gracias a su desbordante talento y compromiso, a lo largo de estos 64 años han hecho posible llevar un rato de esparcimiento a quienes encienden un televisor o asisten a una obra teatral, sumergiéndolos de inmediato en un mundo de ficción, con personajes en los que muchas veces se ven reflejados, con los que sufren, ríen, lloran, aman y también detestan. Yo por ejemplo amo a Cravis.