Columnista:
Elkin Giraldo Castellanos
Como si se tratara de una película de ciencia ficción, el mundo afronta una de sus mayores crisis, un aislamiento social en distintos países sin precedentes en la historia actual, que nos ha sumido en una incertidumbre económica y social.
Algunos Gobiernos de América Latina han reaccionado de forma oportuna: cierre de fronteras, confinamiento total, suspensión de clases y de todo tipo de evento que implique una aglomeración, son algunas de las medidas tomadas para contrarrestar esta pandemia que ya llegó a todos los países de Latinoamérica, siendo Haití el último en confirmar la presencia del virus en su territorio.
Colombia no ha sido ajena a la presencia de la COVID-19, que ha dejado, hasta el momento, 798 casos confirmados y 14 muertes en total, según el reporte del Instituto Nacional de Salud.
El presidente Iván Duque decretó una cuarentena total y obligatoria para reducir la expansión del coronavirus que crece de forma acelerada, medida aplaudida en distintos sectores que pedían que se adoptara lo más pronto posible para evitar su rápida propagación, aunque tardía, pues no tuvo en cuenta a la población más vulnerable del país (o sea la mayoría) y deja más preocupaciones, antes que dar un parte de tranquilidad.
Siendo Colombia un país donde la mayoría sobrevivimos, sin trabajos dignos, la informalidad ha sido el mecanismo para llevar el alimento al hogar. El rebusque, como es conocido popularmente, se ha visto interrumpido. No salir de la casa ha implicado en muchos casos no alimentarse.
El equipo de Gobierno ha salido por distintos medios de comunicación anunciando algunos “beneficios” insuficientes para la población: En vez de cancelar el pago de los servicios públicos, lo que hizo fue refinanciarlos, es decir, generar una deuda y prolongarla a 3 años. Subsidios para los estratos 1 y 2, con bonos de alimentos ¿y los que viven en arriendo qué… lo pagan con una libra de arroz? 70 mil pesos recibirá un adulto mayor para un mes, ¡qué descaro! Además de eso, los trámites para acceder son complejos, si se tiene en cuenta que en Colombia (aunque los tuiteros no lo crean) no hay una conectividad eficiente y, menos en los sectores marginados, que les permita a los más vulnerables registrarse en una página de Internet.
La ausencia del Estado es notoria, Colombia no tiene un Gobierno que esté a la altura para afrontar un problema de salud, aquí creyeron que se iban a lucrar para siempre con la guerra, y los recursos con los cuales deberíamos contar hoy para afrontar la situación se los han robado. A esto se suma la incapacidad del Gobierno para gestionar, el cual supuestamente fue elegido a través de artimañas y de compra de votos que hoy tiene a Colombia al borde del colapso.
Coincidimos en que hay una crisis y que es momento de actuar, no del show. Se necesitan medidas no solo para evitar las muertes que puede llegar a causar el virus, sino para cualquier problema de salud que pueda tener un ciudadano, como corresponde. No más muertes en la puerta de los hospitales, merecemos un sistema de salud digno y humano.
En miras de elegir a un Gobierno que sea capaz de sacarnos de este vacío debemos presionar al presidente Duque para que actúe en pro de todos los habitantes del país, no solo para sus amigos los banqueros como quedó demostrado.
Quedan dos años de este mal Gobierno, de nosotros depende que se eternicen o se evaporen para nunca más volver.
A toda la ciudadanía le debe quedar claro que para el 2022 no se debe vender el voto, así ellos pierden, pues la única manera de esta gente ganar es comprando votos o con trampa
el 2022 hay que derrotar a esta clase política podrida, pero para ello no debemos dejarnos deslumbrar por promesas bons, y derrotar a AUV EN LAS URNAS.