¿Y qué es una economía política de izquierda?

Las medidas de política económica de izquierda se usan en todos los países, no implican regalar los recursos de la nación, y tampoco son sinónimo de control totalitario o regímenes socialistas.

Opina - Economía

2018-07-17

¿Y qué es una economía política de izquierda?

A raíz de diversas discusiones sobre temas que afectan el gobierno de un Estado Nación, me parece interesante debatir acerca de ciertos aspectos que he estudiado y fueron ausentes en muchos debates en redes. Este escrito comienza a desarrollarse el sábado 16 de junio, y creo que su contenido no perderá relevancia.

El corazón de las diferencias de aproximación a las decisiones del gobierno macroeconómico de una nación están concentradas en las bondades de la famosa mano invisible, o en dudar de las posibilidades de que una gran cantidad de agentes actuando por su cuenta puedan conducir las decisiones que afectarán el comportamiento del mercado.

La noción de la “mano invisible” del mercado se atribuye a la teoría económica clásica, y no por tener muchos años de postulada es que se considera que haya perdido vigencia, sino porque se ha comprobado que hay fallas en su funcionamiento, además, que se ha demostrado su falsedad.

La idea general es que cada uno de los agentes dentro del mercado toma las decisiones que más le convienen, teniendo en cuenta los datos que le proporcionan indicadores como el precio, la abundancia de la mercancía en cuestión entre otros elementos. La suma de estas decisiones regularía los precios de acuerdo a las cantidades disponibles, los compradores interesados y la utilidad percibida de cada una de las mercancías.

No me extenderé aquí acerca de las minucias de la historia económica de grandes potencias económicas para mostrar porqué han decidido en algún punto de la historia regular la operación de ciertos mercados, baste indicar que todas tienen controles que previenen la conformación de monopolios, el uso de precios por debajo del costo de producción, control sobre la tasa de usura o precio de uso del dinero, control sobre los precios de bienes de capital como el petróleo y sus derivados, el azúcar y en particular la mano de obra. Este último es un caso muy especial en tanto mercancía en un mercado libre, pero es importante tenerlo en mente para otras conversaciones sobre economía.

La presencia de dichas regulaciones en países que normalmente se usan como ejemplo del libre mercado e industria como Alemania, Estados Unidos, Suiza, Inglaterra, son una fuerte evidencia de que esas economías han aprendido muy rudas lecciones al dejar que el mercado se regule por sí mismo.

Pero, más allá de la evidencia que se puede recolectar sobre esto, que siempre puede tener dudas de aplicación o la transferencia de las conclusiones a otros escenarios; hay demostraciones acerca de lo equivocado de estos postulados que en ocasiones se promueven como leyes inmutables.

La idea del mercado autorregulado pasa por que las decisiones de cada uno de los agentes y están regidas por una racionalidad que no existe. Herbert Simon, premio Nobel de economía en 1978, explicó con claridad que los individuos tomamos decisiones menos racionales de lo que se pensaba porque nos falta capacidad de procesamiento de datos, hay ausencia de información relevante, las características del escenario que se estudia son caóticas y hace falta tiempo.

Más tarde, Daniel Kanheman, premio Nobel de economía en 2002, explicaría que nuestras percepciones de todo lo que nos rodea están trucadas por diferentes fallas tanto socioculturales como imposibilidades neurológicas. Lo que limita aún más las posibilidades de que los agentes, que son individuos, tomen decisiones convenientes para sí mismos y para el colectivo.

Por eso hay que encargarle ciertas decisiones regulatorias a un ente central, lo menos parcial posible, y con recursos disponibles para procesar una gran cantidad de datos que además no están disponibles para todos los agentes del mercado; eso, la regulación por parte del gobierno, es el punto principal de una economía política de izquierda.

Dentro de esa categoría de economía política de izquierda están las regulaciones sobre la competencia en los mercados, como las normas antidumping, las antimonopolio o los acuerdos entre oferentes oligopólicos; las barreras comerciales y extra comerciales para el ingreso de mercancías en el país para proteger industrias locales; el control parcial o total sobre el precio de los hidrocarburos, sobre la tasa de usura o la tasa de cambio.

Otras medidas relacionadas con la política económica de izquierda se concentran en la redistribución de la riqueza. Básicamente, qué impuestos deben cobrarse y cómo debe emplearse el posible excedente. Poner esos recursos al servicio de quienes quedan desfavorecidos por la estructura del mercado son medidas de izquierda ampliamente usadas que favorecen el consumo agregado de bienes y servicios. Entre este tipo de medidas están los seguros estatales para el desempleo, los subsidios para familias pobres o pequeños empresarios, entre muchas otras usadas tanto en países desarrollados y superavitarios como en países en vías de desarrollo.

Las medidas de política económica de izquierda se usan en todos los países, no implican regalar los recursos de la nación, y tampoco son sinónimo de control totalitario o regímenes socialistas.

 

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Claudio Mera
Lector asiduo, estudioso de la administración y la gestión, consultor, docente universitario, cocinero y ejecutivo administrativo. Las opiniones pretenden mostrar una postura lógica.