La ley 130 de 1994, en su artículo 10, contempla la colaboración de la Registraduría en la realización de consultas internas de los movimientos y partidos políticos legalmente constituidos en Colombia. Dentro de uno de sus numerales, dice claramente que la organización electoral corre con los gastos que se generen para la logística y puesta en marcha de estas votaciones.
Es verdad que en tiempos de austeridad, gastar 40 mil millones de pesos en una actividad partidista suena absurdo, pero lo que no se contempla aquí es el poder de elegir que el Partido Liberal le concede a los colombianos para hacer escuchar nuestra voz y no esperar la designación a dedo, o la votación interna de un Directorio con apetitos burocráticos e intereses políticos, que no necesariamente coinciden con los intereses del país de a pie.
Valiente el Congreso Liberal que nos empoderó a los colombianos para elegir su candidato a las justas de mayo. El país está caldeado en un ambiente de polarización e incertidumbre ante el futuro del proceso de paz y los coletazos económicos de la caída del precio del petróleo. Es allí cuando el Partido Liberal nos toma en serio y postula dos hojas de vidas impecables y comprometidas con la construcción del post–conflicto, que no pueden tomarse a la ligera, en el momento en que el congreso le da la espalda a la JEP y afina sus cálculos frente a quien podría ser el sucesor de Juan Manuel Santos.
Es triste que por miedo a la baja participación, incluso los liberales, abanderados y defensores indiscutibles del proceso de paz, no asistan a los debates de la JEP para tratar de influenciar a las bases partidistas de asistir masivamente a la votación del domingo. Como ejemplo, el senador Andrés Cristo, hermano del ex–ministro Juan Fernando, no asistió el pasado miércoles al debate en el Senado. Pero tampoco el senador Edison Delgado, ex –precandidato que se encontraba promoviendo a De La Calle en un evento en el auditorio de la Dirección Liberal. No perdamos la concentración.
El mensaje es contundente. El liberalismo apoya la paz y si la consulta fracasa, quienes creemos en el proceso, estaremos gestando un duro golpe que caldeará a la opinión pública con un ambiente de resistencia frente a los acuerdos de La Habana y esta nueva fase de reconciliación entre tantos actores participantes del conflicto armado.
El Partido Liberal necesita un espaldarazo que no solo provenga de sus bases, sino de los ciudadanos simpatizantes del postconflicto y de quienes le tenemos miedo a que vuelva Uribe con sus secuaces o que se popularice el de la política del coscorrón.
Necesitamos hacer exitosos a Humberto y a Cristo, para que el Partido Liberal y las fuerzas de coalición que acompañan la paz entiendan que Colombia apoya la paz, que los del SÍ no nos hemos arrepentido y que creemos en la construcción de una coalición mayor que no ve negociable volver a la guerra, el miedo y el pesimismo. La construcción del postconflicto está en nuestras manos. No le demos la espalda cuando más nos necesita.
Vote por quien sea, pero vote este domingo en la consulta abierta del Partido Liberal.
Adenda: Desde el año de 1998, con la salida del gobierno de Ernesto Samper, el Partido Liberal no alcanza la Presidencia de la República con un candidato propio. Con los precandidatos con los que cuenta el partido este pareciera ser el escenario idóneo para poder entrar con un buen puesto en la carrera presidencial del 2018.
Ya la mayoría de los Colombianos No están interesados (afortunadamente); en colores políticos desgastados. Ahora nuestro interés se enfoca en un candidato: limpio; moral y éticamente; independiente de «roscas políticas tradicionales y corruptas», etc. Elegimos un verdadero Líder independientemente, de su color político; que por cierto estamos saturados de tantos «colores politicos»; por fortuna la etapa del frente nacional: Es historia Patria y fue un pésimo experimento.