Votar a conciencia y con inteligencia, no emberracados ni manipulados

Nuestra dirigencia es corrupta y nosotros también, debemos mirarnos al espejo y reconocer qué tan frágiles son nuestros principios éticos

Opina - Sociedad

2017-10-23

Votar a conciencia y con inteligencia, no emberracados ni manipulados

Para el sector de la población colombiana que se niega a perder la esperanza de un cambio en Colombia, que nos permita ser un país justo y equitativo, no el Estado Fallido que hoy tenemos, el voto honesto, consciente e inteligente, pero sobre todo masivo, es la respuesta. Sin embargo, los recientes escándalos, lejos de motivar a los abstencionistas a votar, parecen contagiar de desesperanza a quienes siempre han ejercido su voto libre y consciente.

Expresiones como «esto no lo cambia nadie», se hacen virales en muchos espacios de debate y discusión.  Lo cierto es que nuestro voto sí tiene poder, pero debe ser mayoritario, superior a ese 35% de la clientela con la que cuentan «los mismos con las mismas».  Lo que no podemos hacer con nuestro voto, por acción o por omisión, es refrendar el actual estado de cosas, porque lo cierto es que hemos venido de mal en peor, y para probarlo necesitamos detenernos y hacer un breve viaje al pasado:

En 1989 cuando el país más «emberracado» estaba por el apogeo del narcotráfico y sus asesinatos, dirigidos a eliminar a los mejores hombres y mujeres de la justicia y la policía, aquellos a quienes el poder del dinero, no logró corromper, ni el temor a la muerte pudo doblegar, el hijo mayor de Luis Carlos Galán Sarmiento, virtual Presidente de Colombia de no haber sido asesinado, entregó a César Gaviria las banderas del partido de su padre.

Fue así como este hombre casi desconocido en la política, terminó gobernando a Colombia, introduciendo la apertura económica y marchitando la producción nacional, en el campo y en las ciudades, pero claro, el dinero del narcotráfico fluía a chorros y muchos no se percataban de la tragedia económica que se avecinaba.  Colombia votó con rabia, por el hombre que señaló el hijo del mártir.  No vale la pena entrar en los detalles de otros magnicidios, ni de los horrores de la Catedral, pasemos al siguiente presidente.

El país se sacudió con un escándalo de graves proporciones cuando se conoció que el sucesor de Gaviria había sido elegido con dineros del narcotráfico; el Congreso como siempre lo encubrió, el gobierno de los EEUU le quitó la visa a Ernesto Samper, quien aseguró que si esos dineros entraron a su campaña «fue a mis espaldas».

El Presidente no se «cayó», nada pasó, y sólo unos cuantos políticos, procesados con criterio selectivo por el Fiscal General de entonces, fueron a parar a la cárcel en el famoso proceso 8.000.

En el gobierno de Samper el enemigo dejó de ser el narcotráfico, como si habiendo matado a Pablo Escobar y extraditado a los Rodríguez Orejuela, el monstruo de mil cabezas hubiera desaparecido, los atentados de las FARC centraron la atención en la guerrilla, y el contendor de Ernesto Samper, Andrés Pastrana, volvió a estar en campaña, pero esta vez con la foto en la que aparecían él y «Tirofijo» en las montañas de Colombia.

La promesa de lograr la paz con el grupo subversivo, llevó a los colombianos a votar por el hijo de Misael Pastrana.  Emocionalidad, ningún raciocinio de lo que podía ser cierto o no.  Poco duró la dicha, en la instalación de la mesa de negociaciones con las FARC, Pastrana estuvo solo, Manuel Marulanda «Tiro Fijo», fue el gran ausente. Nunca nos dijeron que al Jefe Guerrillero no le gustaron los términos ofrecidos por el Gobierno, pero sí se apropió del Caguán para hacer y deshacer a su antojo durante 3 años y 3 meses.

Una vez más la Nación estaba «emberracada» esta vez contra las FARC, y Colombia eligió al Gobernador de las Convivir, al Senador ponente de la Ley 100 de seguridad social, como su nuevo Presidente.

Ocho años, sin embargo, no fueron suficientes para derrotar militarmente a las FARC, y aunque el Presidente buscaba un tercer período en el Congreso, la «Yidis política» generó tal escándalo que tuvo que resignarse a gobernar en cuerpo ajeno a través de su sucesor, Juan Manuel Santos, quien no es mejor ni muy distinto, pero sí más astuto, porque consiguió lo que Álvaro Uribe no pudo: firmar los tratados de libre comercio con Estados Unidos y con otras naciones en detrimento de la economía nacional.

Pero lo más importante y lo que más réditos de popularidad le ha generado, logró sentar a las FARC a negociar, en unos términos tan ambiguos quizá, que hoy el país, y sobre todo las FARC, parecen estar entendiendo que fueron entrampados, pero no nos detendremos en esos análisis, que darían para muchos escritos más.  (La Yidis Política sin embargo no fue el único escándalo de este gobierno: falsos positivos, paramilitarismo y chuzadas a magistrados, entre otros, estuvieron a la orden del día, pero tampoco este presidente cayó)

La investigaciones «gringas» sobre los sobornos de Odebrecht, salpicaron a Colombia y aunque aquí hay un fiscal de bolsillo, un cártel de la Toga, un Congreso enmermelado, un ejecutivo culpable y un banquero, el más poderoso de Colombia, permeados por la corrupción, pues nada pasará, aunque los señores de Odebrecht hayan reconocido que financiaron las dos campañas, la de Santos y la de Uribe, perdón, la de Iván Zuluaga.  Santos tampoco caerá.

Nuestra dirigencia es corrupta y nosotros también, de eso ya hemos hablado en otros momentos, debemos mirarnos al espejo y reconocer qué tan frágiles son nuestros principios éticos, pero sobre todo debemos entender que sí somos responsables todos, de lo que aquí está pasando.

Por votar «embarracado», o por no hacerlo, por estar «embarracado», y pensar que aquí nada tiene futuro; pero allí están nuestros hijos y nietos, las próximas generaciones, nuestros descendientes, si no tenemos como enviarlos a vivir a un mejor país, debemos hacer de este, un mejor país para ellos.

Su misión, si decide aceptarla, es salir a votar, pero votar a conciencia e inteligencia, no «emberracado» ni manipulado, en lo que ya muchos están trabajando, con el cuento del «castrochavismo».

Debemos apelar a la inteligencia racional del ser humano, y no a las capas primarias del cerebro humano que nos impulsan a actuar dominados por emociones primitivas como la rabia y el miedo. ¡De todos depende!

 

( 2 ) Comentarios

  1. Buen artículo, así es, a crear conciencia, ser activos y participativos.
    Adquirir conciencia y cultura política.
    Alejemos la manipulación y el maniqueismo.
    Hay que despertar, buscar y hacer un país diferente y viable para las generaciones futuras.

  2. El señor Sarmiento Angulo nos pone el presidente y los demas borregos electores comeremos el excremento de este y sus esbirros corruptos.Que siga el festin del estiercol plutocrătico. Quieren măs ?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Alicia Sarmiento
Periodista, abogada de la Universidad Santiago de Cali y libre pensadora.