Columnista:
Julián Escobar Ávila
A Uribe no le bastó con vender el país a las multinacionales y las grandes corporaciones ilegales. No le bastó con promover una guerra con Venezuela cuando fue presidente. Tampoco le bastó con privatizar los derechos fundamentales de los ciudadanos como la salud, la educación y el trabajo.
Ahora, postrado desde el Ubérrimo lanza diáfanas acusaciones en contra de la gran mayoría de los colombianos quienes ya estamos hartos de su política de la muerte. Y a pesar de que los medios de comunicación solo hicieron hincapié en los funestos hechos vandálicos, Uribe tomó esto como excusa para decir lo siguiente:
«Apoyemos el derecho de soldados y policías de utilizar sus armas para defender su integridad y para defender las personas y bienes de la acción criminal del terrorismo»… ¿Es tan tirano este señor? Estas palabras que solo son comparables a los discursos de Hitler o Pinochet son la gota que rebosó el vaso.
El tirano de Álvaro Uribe Vélez ya dio la orden. Uribe les manda a decir a los soldados que asesinen civiles inocentes. A los policías que sigan violando derechos humanos. Ustedes, los del Centro Democrático y los que se creen tibios son los culpables de la debacle que se aproxima en Colombia.
Uribe, sediento de sangre, pide que llenen las calles de cuerpos de civiles, de quienes hemos salido a marchar en contra de la peor acción del Gobierno Duque. Su reforma tributaria que solo beneficiaría a la sanguijuela de Sarmiento Angulo entre otros asesinos de la moral colombiana. Uribe, sediento de muerte, exige al honorable Ejército nacional que se manche de odio, de sangre de millones de trabajadores, estudiantes, indígenas, mujeres, afrodescendientes, obreros y artistas que unidos claman por un cambio en nuestro país.
Y puedo hablar por millones de personas y decirle a Uribe que es el culpable de lo que pase en materia de seguridad y violación de derechos humanos. Porque usted, Uribe, es sinónimo de muerte, de desespero, de ansiedad, de ignominia y frustración. Usted, es el fiel reflejo de la cultura de la trampa colombiana. De ganarse todo a punta de plomo y mentiras. De ser usurero, lambeta imperialista y vende patrias.
Usted, es el mayor sicario de la moral de este país. Usted, solo manifiesta una política en decadencia, decidiendo asesinar con palabras y sandeces en un momento tan álgido como este. Usted, Uribe, es el culpable de la crisis colombiana, de los muertos que hubo y los que vendrán.
Mientras tanto, el Centro Democrático, su secta satánica (porque solo piden sangre de inocentes), son la mayor expresión de una cultura colombiana que se acercó al borde del abismo moral. Ellos piden lo mismo.
Pero qué podemos esperar de un expresidente y exsenador que está siendo investigado por tráfico de drogas, corrupción, lavado de activos, espionaje; persecución a periodistas y compra de votos y de testigos. Qué podemos esperar de los lacayos de RCN y Caracol quienes continúan ocultando las payasadas del Centro Democrático y acolitando a ‘Ratasquilla’ y al gremio de bufones dirigidos por Lafaurie.
Este país, la turbia o como quieran llamarlo, estamos hartos de este señor. De su encrucijada a la justicia y del detrimento ambiental y patrimonial que le ha ocasionado a todos los colombianos.
¡Ya no más, Uribe!, usted, se pasó de la raya y debe ser juzgado por la Corte Internacional de Justicia por crímenes de lesa humanidad. Así como lo hicieron con Pinochet, Fujimori, Franco y Piñera, sus grandes amiguitos. Uribe debe ser condenado por la justicia y, aún más, cuando en un momento tan penoso como el que atraviesa Colombia lanza órdenes de asesinato. Utiliza la institucionalidad a favor del crimen. De los verdaderos vándalos. De esos que se regocijan cuando asesinan estudiantes y lideres sociales.
Ojalá el pueblo siga marchando, y ojalá la ciudadanía se apropie de su historia para que se pueda escudriñar y abrir los ojos para este próximo 2022.
Los colombianos tenemos que seguir exigiendo a este Gobierno que tumbe esas funestas reforma tributaria y de la salud, pero también tenemos que exigir que Uribe sea condenado. O por lo menos que le cierren la cuenta de Twitter. ¡Eso es verdadera democracia!
Solo queda citar la famosa frase de Robespierre, prócer de la Revolución Francesa, que, en algún momento dijo: «Castigar con justicia a los opresores de la humanidad es clemencia, perdonarlos es barbarie». Colombia solo ha hecho lo segundo, perdonar a los opresores y caer en la peor de las barbaries llamada uribismo.
No más Uribe, y no a la reforma de la salud. El país se respeta.