No fue sino que la entrevista a Juan Carlos Vélez se hiciera tendencia, para que el Centro Democrático y su cabeza salieran a desautorizar las declaraciones del que fuera jefe de campaña del No y quien dijo claramente que la campaña no se basó en explicar los acuerdos, sino en difundir las diferentes mentiras en torno a ellos.
Una situación similar a la ocurrida en 2014 cuando salió el vídeo del hacker que contrató el Centro Democrático para la campaña presidencial de Óscar Iván Zuluaga y al paralelo estaba Uribe diciendo que era un montaje, una tergiversación de su siempre ético ejercicio de la política. Meses después, se pudo comprobar que el vídeo era verdadero, pero la gente ya lo había olvidado. Y así mismo olvidarán la sarta de mentiras con las cuales sacaron esos 6 millones de votos por un No tan alejado de la verdad como indiferente para con las víctimas.
¿Pero qué pasa? Se pregunta la gente desesperada y decepcionada que creía a Uribe acabado.
Todo empieza en el carisma paisa que tiene el expresidente: un halo encantador y campechano, supuestamente del pueblo, que acompañado de palabras enternecedoras y un tono de voz firme, hacen de sus declaraciones la única verdad que muchos quieren escuchar ─así no haya certeza alguna de lo que dice─.
Así las cosas, ha utilizado el poder que tiene sobre el pueblo para enamorarlo e influenciarlo a que contribuya, sin enterarse, en el cumplimiento de sus egoístas propósitos. Y como un corazón enamorado es un cerebro ciego, a esas personas no les cabe en la cabeza que su hombre los traicione o los engañe; pero las cosas son como son: uribe es un infiel y Colombia su esposa fea ─que tal vez no sea fea físicamente─, pero que nunca ha recibido verdadera atención y cuidado y cree que no merece algo mejor, por eso confunde las migajas con amor, por eso se conforma con lo menos peor que se ha encontrado, por eso cree que poder viajar a la finca, sin tenerla siquiera, es una maravilla.
Los colombianos uribistas, así como esas esposas maltratadas, ni entienden ni aceptan que su amado les traiciona y engaña una y otra vez, o que su salud y su salario están jodidos por causa de quien tanto aman, y mucho menos que su cinismo le permite sonreír y echarle culpas a otros sin sonrojarse siquiera. No entienden que son objetos, títeres sin cerebro propio, de usar y tirar.
Y es triste el panorama, porque demuestra que esa extrema derecha, rancia y putrefacta, dueña de terrenos robados y millonaria en dinero manchado de sangre, ha hecho tan bien su trabajo que los propios esclavos de tal sistema adoran al verdugo. Un verdugo que se encargó de dividir el país, de negarle educación pública de calidad, de cerrar las oportunidades de desarrollo, en fin, un verdugo que crió unas reses bien obedientes, que caminan sin empujarse hacia el matadero.
Esos 22 de millones de indiferentes y casi todos los 6 millones de votantes por el No, desconocen lo que realmente se pactó en los acuerdos. Aún hablan del 1’800.000, de que Colombia se iba a volver Venezuela y que el comunismo se apoderaría del país, y es precisamente porque desde hace décadas, el poder se dio cuenta de que un pueblo sin educación era un pueblo fácil de manejar. Y así aterrizamos en el hoy, donde la gente prefiere informarse a punta de memes y titulares o de canales financiados del paramilitarismo, que ir a la fuente directa y preguntar, satisfacerse y decidir a conciencia. Perdió el Sí porque la gente no gusta de leer ni de analizar, sino que prefiere sentarse a almorzar y comerse junto con la sopa todas las mentiras que RCN le tiene preparadas.
Hace rato le llegó el momento de acabarse a esta relación tormentosa y autodestructiva, porque si bien en elecciones se ha demostrado que Uribe ha ido perdiendo acogida, con las votaciones por el plebiscito y en la campaña del No, quedó claro que somos un pueblo sumamente ingenuo y engañable, que nos han puesto los cuernos una y otra vez y encima votamos verracos y manipulados en contra de algo que nos conviene.
No más eso de “todos los políticos son iguales”, “así es que funciona la política” o “uno qué va a poder hacer”, porque por culpa de esos mensajes estamos así, porque creemos que el gobierno y los políticos son algo allá lejano e intocable, pero ignoramos el poder que como ciudadanos tenemos en la toma de decisiones. Ignoramos que tenemos una de las constituciones políticas más defensoras de los derechos y las libertades; pero como nos dan pereza los trámites y las vueltas legales, son otros quienes se aprovechan de ellas.
Ojalá que para cuando abran los ojos no sea demasiado tarde, porque esta relación ya nos ha dejado cicatrices de por vida, pero puede terminar peor.
Adenda: No creo que la solución a la traba que le surgió el domingo a la paz sea una Asamblea Nacional Constituyente, estoy más por el lado del expresidente de la Corte Constitucional, Eduardo Cifuentes, el mecanismo de refrendación es el cabildo abierto. Entérense aquí.
Que se puede decir, por algo no salimos del subdesarrollo. Esa es nuestra idiosincracia masoquista.veo el panorama difícil. No hay una efectiva política anticorrupcion, porque quienes hacen las leyes son los mas corruptos, y como la justicia no opera pues personajetes como Uribe hacen lo que les da la gana. Tendríamos que hechar a patadas a esa parranda de sinverguenzas legisladores.
No afirmen que Colombia voto no para vivir postrqda en la ignorancia,mas ignorante es aquel que piensa que la indiferencia ante los temas es el cqmini,respeten la posicion del No,en un pais de corrupcion al cual no hay que creer nada.
Respetar cuál posición, los del No, no tienen argumentos, quieren «una paz pero no así», entonces cómo quieren la paz, no los veo proponer nada, además ponerse a negociar con las Farc no fue nada fácil, no mas el punto de la justicia duró estancado durante 14 meses, precisamente porque las Farc no quería ceder y el Gobierno tampoco, y es que el nombre lo indica, es un acuerdo, no un sometimiento, seguro usted es de los que creía que Uribe tenía sitiada a la guerrilla, claro, es fácil creerlo con el montón de falsos positivos, que término tan lindo para describir el asesinato de civiles para hacerlos pasar como de las Farc. Renegociar los acuerdos desde el comienzo era difícil, porque el gobierno llevaba las propuestas que casi en toda Colombia se quería y poco a poco resulto en éste acuerdo y, es que póngale lógica, quién negocia para pudrirse en la cárcel, por favor señor, no sea tan iluso, ese acuerdo al que le dijeron No era lo mejor que se pudo lograr en 4 años de intensas negociaciones, como para que en un mes vayan a volver inmaculado.
el utilizar los mismos argumentos de cada votación solo demuestra que la ignorancia ya gano y solo queda ver que la próxima generación luche contra el sistema que creo esos votos del no
Siguen respirando por la herida. Acaso más de 6 millones de personas que votamos por el NO somo ignorantes e influenciables? No señor, sabemos que queremos y que NO.
Muy de acuerdo, en especial, con el hecho de que la mejor vía para refrendar el acuerdo es el cabildo abierto, la constitución del 91 en sí es hermosa, como teoría, falta es aplicarla y exigir que se aplique, si dejamos que la modifiquen el Centro demoníaco y Uribe logrará lo que no pudo hacer en sus 8 años y su referendo que es modificar totalmente la constitución a sus intereses, hasta quizás y aproveche para lograr su tercer mandato presidencial, así que es mejor dejar la Constitución como está y utilizar las herramientas que nos da.
Incoherente el columnista y muy guerreristas los del SI, desde que fueron minoria, se olvidaron de la PAZ. Arrogantes.