Columnista: Cristian Álvarez Balbín.
Últimamente Cartagena ha sabido mojar prensa, y no propiamente por sus méritos como destino turístico ideal para los connacionales y extranjeros; sino por los abusos a los que son sometidos quienes deciden vacacionar en la histórica ciudad.
Y es que más allá del tema de los sobrecostos en los restaurantes, el desorden de sus playas, la inseguridad, el abuso a los caballos que halan las carretas, la proliferación de la prostitución infantil y el expendio de drogas para saciar a extranjeros, a Cartagena la carcome la desidia.
La capital del departamento de Bolívar padece un terrible desorden administrativo que —por culpa de la repartija política de dicha ciudad entre sus “dueños tradicionales”— no ha dimensionado el daño que los escandalosos abusos al turista están teniendo y tendrán a futuro en la economía del “Corralito de piedra”.
Viajando para adentro
De acuerdo con Procolombia, gracias al alto valor del dólar —entre otros factores—, los colombianos están optando por hacer turismo interno, lo que hizo que Cartagena, según Cotelco en declaraciones para El Tiempo, recibiera en diciembre de 2019 cerca de 250.000 turistas, lo que permitió entre un 90% y un 98% de la ocupación hotelera de esa ciudad.
No obstante, y pese a los buenos números, también hay una tendencia por parte de los viajeros de dirigirse a otros sitios turísticos, razón por la cual El Eje Cafetero, ciudades como Bogotá y Medellín, e incluso las playas del pacífico empezaran a recibir turistas masivamente.
Un nuevo polo para el turismo
De otro lado, poco a poco avanzan en Antioquia las obras del Túnel de El Toyo, el que se supone será el túnel más largo de Colombia; y el lector se preguntará: ¿qué tiene que ver esta noticia con lo expuesto anteriormente?
Pues bien, según se ha previsto, dicha mega obra de ingeniería civil —que tendría una extensión de 9.7 kilómetros y que se espera se entregue en 2024— uniría las costas de Urabá con Medellín, la capital antioqueña, en tan solo cuatro horas.
En síntesis, y respondiendo la pregunta del lector, los turistas antioqueños —por lo menos— ya no tendrían que hacer la travesía en busca de los mares del norte que muchas veces puede durar entre ocho y 13 horas por el mal estado vial de la ruta.
Pese a la buena noticia para el sector turístico, parece que los únicos que no se han sentido aludidos con tan positivo hecho para la economía de la región del Urabá son sus propias autoridades locales, las cuales parecen no “pellizcarse” para dejar todo listo para la llegada de los turistas.
Los defectos del paraíso
Es inconcebible que una zona de gran expectativa turística como lo es el Urabá antioqueño no tenga en pleno 2020 una cobertura óptima y apta de servicios de acueducto y alcantarillado en varias cabeceras municipales.
Por ejemplo, municipios como Arboletes y Necoclí —de gran importancia turística— padecieron severos cortes de agua debido a las deficiencias de sus respectivos acueductos; situación que aburrió a los visitantes.
En una nota de El Colombiano se lee que uno de los administradores de un hotel lamentó tamaña situación ya que el gremio hotelero y turístico quedó muy mal parado. También resalta que el administrador ve que el problema genera temor para recibir gente sin que Necoclí tenga buena capacidad en sus servicios ya que los sistemas de alcantarillado son obsoletos y precarios.
No hay suficientes hospitales
Capítulo aparte merecen las instituciones hospitalarias, ya que para una región tan amplia solo hay 11 hospitales que, al igual que la gran mayoría de hospitales del país, prestan sus servicios de manera precaria y básica; incluso capoteando, como pueden, amenazas de cierre por falta de fondos y financiación.
No hay cama para tanta gente
Otra mirada merece la infraestructura hotelera, que si bien puede sostener la actual demanda de público, parece estar rezagada frente al creciente número de visitantes que llegarían a la zona a través de El Toyo.
Actualmente, la subregión antioqueña compuesta por 11 municipios, cuenta con 14 hoteles con altos estándares de calidad afiliados a la Asociación Hotelera y Turística de Colombia Cotelco, capítulo Antioquia.
La seguridad
Y, por último, en materia de seguridad aún se ve mucho atraso. La innegable presencia del grupo armado denominado Clan del Golfo en la cotidianidad de la región podría ser un factor que mine el potencial turístico de la zona, pese a que en la zona están desplegados cerca de 3.200 miembros de la fuerza pública de la Fuerza de Tarea contra el Narcotráfico N°73 Neptuno.
Avances y retos
Pero no todo es tan oscuro, actualmente ya existen importantes procesos que buscan poner la región a la par de los más importantes destinos turísticos del país.
Aparte de El Toyo, se tienen planeadas varias obras de infraestructura vial 4G para dicha subregión que dinamizarían enormemente el tráfico desde y hacia el Urabá. De otro lado, la marca hotelera Ibis asentó uno de sus hoteles con 105 habitaciones en el municipio de Apartadó. Y, por último, la empresa Aguas de Urabá, filial de EPM, ya se encuentra buscando soluciones para el tema del abastecimiento del preciado líquido vital en la región.
Además, iniciativas como la de la Corporación Turística Urabá—Darién—Caribe, a través de su sitio web, generan una cultura turística donde el viajero puede conocer lo mejor de cada municipio del Urabá y programar mejor su estadía acorde a lo que busca.
Si bien todas estas iniciativas son positivas, la administración departamental también debe “ponerse las pilas”.
El fomento del Urabá como potencial eje turístico no solo enriquecería a la región pues según los últimos cálculos del DANE cada turista nacional gasta en promedio $84.000 pesos diarios; sino que también sería una alternativa al polémico y ambientalmente agresivo proyecto del puerto de Urabá, obra que nos pasaría factura en un futuro.
A la región y al departamento le quedan cuatro años para saber si estuvo a la altura del reto. ¿Lo logrará?