El pasado 9 de mayo cientos de bogotanos salieron a las calles a pedir la revocatoria del Alcalde Mayor de Bogotá, Enrique Peñalosa. Por medio de una movilización, inundada de antorchas, los capitalinos se congregaron en la Plaza de Bolívar para exigir la revocatoria del alcalde. Esto evidencia que el descontento con Peñalosa es bastante amplio.
Según la última encuesta Gallup Poll, Peñalosa sólo posee el 23 por ciento de aprobación; el mandatario local con la peor imagen del país. Algo que no es de extrañar, debido a las polémicas decisiones del alcalde en su administración, como el incremento del pasaje de Transmilenio o la posible privatización de la ETB, entre otras. Hechos que han generado en la opinión pública un desagrado generalizado, sin embargo, puede que la revocatoria no sea la mejor opción.
La revocatoria es un gran mecanismo para proteger los derechos de los habitantes, pero también, es un reflejo de una sociedad democráticamente inmadura. Este mecanismo se pensó para revocar a los mandatarios que no estuvieran cumpliendo con su programa de Gobierno -programa por el cual la gente votó-, o para evidenciar un descontento generalizado de la población con respecto a su mandatario, pero pensar en revocar a un alcalde porque en un año no cumplió con todo lo que dijo que haría en cuatro años es algo ilógico.
El alcalde fue electo democráticamente, y desde el día en que se posesionó se empezó a trabajar en su revocatoria, como lo reconoció Leonardo Puentes (uno de los promotores de la revocatoria) en una entrevista a Noticias Caracol en enero del 2017. Pareciera que se quiere revocar a Peñalosa porque no es el candidato por el que ellos -los impulsores de la revocatoria- votaron.
Incluso, el mecanismo de revocatoria es antidemocrático per se. Si miramos bien la Ley Estatutaria 1757 de 2015, para que se pueda revocar el mandato de un alcalde se debe alcanzar un porcentaje de aprobación de la mitad más uno, con un sufragio total superior al 40 por ciento de votación válida registrada en las elecciones a la Alcaldía en 2015. Es decir, de los 2.800.000 bogotanos que votaron en 2015 por las elecciones en Bogotá, deberán participar un poco más de 1.100.000, de los cuales, para revocar al alcalde, deben votar a favor de la revocatoria, por lo menos, un poco más 550.000 personas. Por lo tanto: se elige a un alcalde con 906.000 votos y se puede revocar con poco más de 550.000. ¿A eso se le llama democracia?
Obviamente, puede resultar que más de un millón de personas voten a favor de la revocatoria, en cuyo caso, sólo se demostraría la existencia de una falta de madurez por parte de los bogotanos a la hora de votar.
Si el mecanismo fuera un poco más democrático sólo se permitiría revocar, al menos, con la misma cantidad de votos con los que fue elegido en un principio, pero no es así. Se abusa de la revocatoria como si se eligieran alcaldes cada diez años, pero no es así, se eligen periódicamente, cada cuatro años, un tiempo prudente para que los alcaldes puedan hacer algo.
Revocar a un alcalde después de un año de gobierno parece un chiste de mal gusto hacia la democracia. Ningún alcalde empieza de ceros su alcaldía, ni puede hacer todo lo que prometió en un año de gobierno. Puede que haya evidenciado lo incapaz que es al tratar con la ciudad, pero, lastimosamente, lo eligieron, y hay que respetar eso. Le dieron el poder por cuatro años. No hay que ser inmaduros.
Veamos las posibilidades: o Peñalosa se queda, y demuestra que puede sacar a la ciudad adelante, o termina su gobierno como el peor alcalde de Bogotá en décadas; o bien, se puede revocarlo, realizar elecciones, y escoger a otro mandatario que gobernará por dos años, y deberá –porque así lo estipula la ley- cumplir el programa de Gobierno del alcalde revocado, es decir, el de Peñalosa. Me quedo con la primera opción. Al menos con esa, puede que la ciudadanía despierte y se dé cuenta de sus errores.
La población bogotana tiene que madurar y aprender a votar por personas capaces.
No hay que llenar esto de tintes políticos. Acá no se pretende apoyar la Alcaldía de Peñalosa, sencillamente se pretende reflejar la incongruencia democrática que la revocatoria permite. Empero a todo esto, es verdad: se recogieron cientos de miles de firmas. Eso no se puede quedar en el aire. Es un mensaje claro a la Alcaldía, y si Peñalosa no escucha a la población, no podrá gobernar la ciudad, y se retirará de su cargo -sea por revocatoria o por la culminación de su periodo- como el peor alcalde bogotano en el Siglo XXI.
Habrá que empezar asumir las consecuencias de nuestros votos, y respetar la decisión democrática. Si se elige a un alcalde para que gobierne por cuatro años, no se entiende que lo quieran revocar en tan solo un año, esa inmadurez política solo perjudica a la ciudad. El llamado no es para que se apoye a Peñalosa, es más bien, para abrir un debate sobre el mecanismo de revocatoria, y, generar una crítica a la conciencia política de los bogotanos.
Esto no es una defensa a un alcalde que ha demostrado que sigue viviendo en el año 2000, es un crítica a un mecanismo que es antidemocrático, y que está siendo utilizado por personas incapaces de democracia. No apoyé, en su momento, la revocatoria a Petro, tampoco apoyo la de Peñalosa. Déjenlos gobernar, y respeten los votos de quienes los eligieron.
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⦁ http://noticias.caracoltv.com/codigo-caracol/juan-manuel-santos-recibe-un-26-de-aprobacion-en-su-desempeno-segun-encuesta-gallup-poll
http://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=5247#2
⦁ Registraduría Nacional del Estado Civil
Inmadurez ciudadana porque no se deja al alcalde seguir cometiendo las barbaridades que ha venido haciendo?. Vivimos en una democracia y esta se construye con consensos. Esto Peñalosa no lo tiene en cuenta y en todas sus presentaciones públicas recuerda que es el gobernante y que se en Bogotá se hará lo que a él se le de la reverenda gana. Que le queda a los votantes?. Revocarle el mandato porque las mayorías no están de acuerdo con lo que hace. Esa es la democracia. Gobernar para todo el mundo, no para los amigos.La humanidad puede corregir sus errores. En alguna época se quemaba vivo al que manifestara que la tierra giraba en torno al sol. Bogotá no quiere girar en torno a Peñalosa y la Constitución Nacional le da las herramientas democráticas para desandar ese error.
No creo que sea inmadurez, comenzando porque una revocatoria seria virtualmente imposible de ejecutar si se comienzan a recoger firmas después de uno o dos años. Eso creo fue lo que trataron de evitar los que promovieron a iniciativa, que al final tomo mucha fuerza por todas las estupideces cometidas por el señor alcalde, comenzando por que debería ya estar por fuera de facto y hasta en la misma carcel por falsedad en documento publico.
Tú lo has dicho, el descontento generalizado es causa para la revocatoria, y si la constitución y las leyes dicen que se puede revocar un mandatario; pues se debe actuar. Si no se revoca, la ciudad pierde y también sería un golpe a la democracia permitir que cualquiera que con trampas, compra de votos y regalando tamales llegue al poder y se arraigue por cuatro años. Así como se pone, se debe quitar.