Autor: Muldder Criollo
Ha llegado el momento para que Duque recupere el tiempo perdido, y demuestre lo poco o mucho que ha aprendido, pero, ¿lo entenderá así el subpresidente? Con la actual situación del país, lo que menos se esperaba era que el partido de gobierno se viera derrotado en unas elecciones que dejaron a muchos con la boca abierta.
Una verdadera sorpresa fue ver cómo las estadísticas y las encuestas no le pegaron a media, lo que indica una sola cosa: son herramientas creadas única y exclusivamente para influir en la opinión del elector, e inducirlo a votar por este o aquel.
Al pabellón de quemados llegaron personajes y partidos políticos, que por su poder y trayectoria, nunca imaginamos ver por allá. e siente un fresquito hasta rico el ver que sus planes no hayan salido como querían.
Pero lo mejor de todo, fue la confirmación a la que el senador Uribe, alias el innombrable, ha llegado a su ocaso. A pesar de su indiscutible popularidad, los resultados mostraron la misma tendencia vista durante su correría electoral por el país.
La gente ya no le cree, ya no lo quieren, dejaron de comerle cuento y de temerle. Vamos bien. Y es precisamente esta la oportunidad que tiene Iván Duque para sacar adelante las ideas que siempre tuvo archivadas, pero que su jefe directo le impidió llevar a cabo. Es momento de desligarse de ese amor obsesivo por Uribe, y dejar atrás una relación tóxica que no le ha hecho bien a nadie.
No es bueno comparar está situación con la del expresidente Santos, pero de no haber sido por la decisión de desprenderse en el momento justo, seguramente no habría hecho el proceso de paz.
En algún momento hay que botar lo que nos impide avanzar, y Duque tiene el comodín para hacerlo. Ya está en él entender los mensajes que le da la ciudadanía, que en algún momento creyó en su plan de gobierno.
O se une al cambio que está exigiendo el país, o se hunde como lo está haciendo su partido. Es prudente que mire lo que pasa en Chile y Ecuador, porque aquí ya tienen muchas ganas de seguir el ejemplo.
La decisión que tiene en sus manos es difícil, nadie dice lo contrario, pero es la opción para enmendar los daños que ha cometido en contra de los ciudadanos. Si las personas ya no creen en los partidos tradicionales, es entonces el momento para que no actúe como tal.
Es entender los mensajes que le están mandando, y tomar la decisión sin mente. Las oportunidades no se deben desaprovechar. Está en sus manos elegir ser el peor presidente de la historia, o el presidente que hizo historia.
Foto cortesía de: Presidencia de la República
