Autora: Valentina Monsalve Ortiz
“Somos la generación que no tiene miedo” es una de las frases que se ha vuelto viral en redes sociales por parte de los estudiantes colombianos. Aunque la interpretan de forma jocosa, es un método de protesta de los jóvenes, quienes se han unido con fuerza al Paro Nacional del 21 de noviembre y a las demás protestas que surgieron después de esta, siendo participantes activos de las diferentes manifestaciones.
Estudiantes de universidades públicas y privadas han sentido esta lucha como suya y no se han quedado de brazos cruzados. Pero, ¿qué es lo que reclaman?, ¿cuál es el fruto que esperan de estas movilizaciones?
María Paula Santa, estudiante de Derecho en la Universidad de Antioquia, da su opinión:
“Aunque yo quisiera ver muchísimos cambios, producto de esta movilización, también soy realista, y sé que no siempre se gana y no todas las exigencias que se están haciendo al Gobierno se van a cumplir. Pero también creo que hay que tener esperanza, y me sentiría muy satisfecha al ver un incremento en el presupuesto nacional para la educación, para Colciencias, ver que el dinero público va para las instituciones públicas: eso para mí sería una victoria a nivel educativo”.
Y es que la realidad de estos jóvenes no es que “no tengan miedo”, ¡claro que tienen miedo!, solo que las ganas que tienen de luchar por la justicia son mayores al miedo que les puede producir el hacer parte de una protesta social en la que no saben si van a perder o a ganar.
Estas manifestaciones representan algo valioso para Colombia y es la oportunidad de aprender como colombianos a unirnos por un objetivo en común y entender lo que significa la movilización pacífica.
“Yo creo que si cada colombiano cambiara su mentalidad y pudiera ver todo desde el interés colectivo y no desde el interés particular, eso ya sería una ganancia invaluable”, así lo expresa María Paula Santa. El mensaje es claro, más allá de los cambios materiales que buscan los jóvenes colombianos, también buscan transformar una cultura de violencia que ha marcado a un país entero.
Estas generaciones jóvenes están alzando su voz, y esta vez es de una forma creativa, demostrando el poder que tiene la unidad y la movilización pacífica, opacando así a la minoría que quiere aferrarse a la cultura violenta que nos ha dejado el pasado.
Pero qué sería de Colombia donde no hubiese una diversidad de pensamientos y libertad de expresión. También se encuentran estudiantes que prefieren hacer protesta de una forma distinta, teniendo una opinión diferente frente al tema:
“Apoyo el pensamiento de la generación que no tiene miedo porque ese es el sentido del Estado de Derecho en el que estamos nosotros, donde el Estado debe estar a función del pueblo. Es la generación que exige, que entiende que la soberanía está en el pueblo y que tiene el poder para cambiar el Estado y sus gobernantes”.
Así lo expresa Pablo Andrés Villa López, especialista en Derecho Administrativo y estudiante de Especialización en Derecho Procesal Penal.
El miedo ha sido un paralizante letal en la vida humana, nos crea imaginarios oscuros donde somos merecedores de “nada”, donde somos muy pequeños para una lucha tan grande.
El miedo es el motor de la represión y del silencio abrupto, pero lo hemos afrontado y hemos descubierto que no somos tan pequeños en realidad, que la oscuridad existe, pero la luz es tan potente que la extingue en totalidad, que tenemos voz y que nos podemos devorar el mundo entero porque somos la generación que no tiene miedo.
Pablo Andrés es un joven que ha decidido no participar de las movilizaciones que han realizado los jóvenes en el país, teniendo una forma de protesta diferente:
“Como pueblo tenemos muchos mecanismos para exigirle al Estado y a sus funcionarios el cumplimiento de sus fines, pienso que las marchas se han convertido en situaciones para desbordar violencia, donde muchas personas salen a marchar sin conocer el fondo del asunto”.
Las marchas no son la única forma de romper el miedo, hay quienes con su arte, con su cuerpo, con su voz crean todo un movimiento, y esta es la juventud de Medellín, una juventud diversa. Unos marchan, otros bailan, otros suenan sus cacerolas, otros usan sus redes sociales como medio de protesta y algunos otros protestan desde sus lugares de trabajo, estudio, dando ejemplo de la cultura de protesta pacífica y diversa que se ha levantado entre los jóvenes.
Lo cierto es que no se puede perder el enfoque de la lucha y mucho menos dejar de informarnos ya que para desestabilizar un país solo se necesitan rumores y palabras tergiversadas al estilo teléfono roto. Lo que necesitamos ahora es avanzar en unidad hacia un mismo objetivo, siguiendo el camino de la cultura pacífica que ahora está rompiendo con esquemas en nuestra cultura colombiana, esta es la verdadera generación que no tiene miedo, aquella que busca un cambio desde el pueblo para poder reclamar un cambio en el Gobierno.
- Entrevistas: Santa, M, (2019, 27 de noviembre)
Villa, P, (2019, 26 de noviembre)
Foto cortesía de: Agencia de Información Laboral – Escuela Nacional Sindical
Muy buena columna, los estudiantes están creando periodismo de calidad, no se dejen contratar por RCN o CARACOL