Columnista:
Santiago Becerra Tovar
Ante los acontecimientos evidenciados las últimas semanas en nuestro territorio, he llegado a la conclusión que no es momento de callar ni de reprimirse; al contrario, es hora de expresar lo que pensamos.
En situaciones como estas, donde la dictadura se viste de democracia y la presencia del Gobierno, brilla por su ausencia; han utilizado artimañas para justificar las masacres, los asesinatos y el caos presenciado tanto en lo rural como en lo urbano. Buscando siempre un culpable, de los males ocasionados por ellos mismos. Rebuscan acusar a alguien de las masacres y dicen «se le atribuye este asesinato colectivo, a tal grupo armado o a este otro» ocultando que su presencia en estos territorios es mínima. Justifican el comportamiento adoptado por la ciudadanía las últimas semanas, con la razón, de que es un complot de la ultraizquierda y del «malvado Santos» que quieren »acabar con la democracia», pero omiten que es el Gobierno, que acaba con esta, reprimiendo a las personas en las calles, a punta de disparos y del ESMAD.
El castrochavismo, ha sido un arma utilizada en contra de la ciudadanía, para impartir temor y persuasión. Álvaro Uribe y cúpula de borregos… que, perdón, el Centro Democrático, se afianzaron de este término, para deslegitimar el acuerdo de paz, ya que, según ellos, si las FARC ingresaban a la política, se iban «a perpetuar en el Gobierno y nuestro país declinaría en todos los ámbitos».
Pero, mientras señalaban, había tres dedos que se dirigían a ellos, demostrando que su jefe, Álvaro Uribe, no ha querido retirarse de la política y sigue haciendo canalladas. Por otra parte, el presidente, que, con corrupción, les impusieron a los colombianos, está llevando este país al fracaso total y a la vergüenza internacional; gobernando a punta de decretos e intentando, meterse al bolsillo, los entes de control, que deberían regular al Gobierno.
Por otra parte, este discurso del castrochavismo ha estado acompañado, por los partidos de izquierda. Para las personas afines al Centro Democrático, este término es sinónimo de la izquierda colombiana, que si llegara al poder «nuestro territorio caería en manos de personas que solo tienen intereses personales y dejarían a Colombia en la ruina».
Si notan, la repetición de información e ignorancia reinan en estos asuntos. Es como si no vivieran en Colombia; su burbuja de cristal, ocupada por los medios y políticos afines al gobierno, nublan la vista de la verdadera realidad. Y no encontraran lo que expresan, en el Gobierno actual.
Venezuela ha sido empleada con los mismos fines, como un ejemplo, al cual llegaremos si la izquierda obtiene la Presidencia; si se intenta hacer una reforma que afecte al Gobierno o se presentan proyectos que, en la práctica, disminuya su poder. Entonces se dice «Es que quieren que terminemos como Venezuela; miren a Venezuela como está, con un presidente de izquierda; Miren la pobreza que se vive en ese país» pero siempre juzgando juzgando la actuación del otro. Nunca el actuar del Gobierno colombiano.
El país, viene en un decaimiento económico severo y no por la pandemia; también, se vive un alto desempleo; se reprime a la ciudadanía con Fuerzas Militares y se castiga al bueno y se celebra al malo. No somos tan ajenos a las necesidades que pasa Venezuela, con un partido de derecha en el poder.
Quiero decir que estas artimañas rebuscadas ya no imparten miedo en la sociedad, ni son un método eficaz para reprimir. Lo ejercido hasta ahora por el gobierno, no es más que un descaro para el territorio colombiano. Es preciso señalar, la importancia de dar vuelta a la página y dejar atrás estas ideas retrógradas, desacordes a la realidad de nuestro país. ¿Las FARC se tomó el país? ¿las FARC se tomó la Presidencia, como suponían algunos?
Simplemente es contrastar nuestro diario a vivir para darnos cuenta que estas artimañas no son más que eso. Es hora de culpar al Gobierno de lo ocurrido en nuestro país, no culpar ni «tirarle la bola» a los demás. Por ejemplo, un funcionario del Gobierno emitió un comunicado, en defensa del presidente explicando que el término «masacre colectiva» ya había sido utilizado por Juan Manuel Santos, en un informe, siendo presidente. Mientras más hablaba, comprendía su intento, por justificar, que Santos ya había utilizado este término, cuando era presidente y no habían expresado ninguna incomodidad.
Por favor, las masacres están ocurriendo en su Gobierno, en el año 2020, a nadie le interesa saber quién utilizó el término primero, nos interesa que el gobierno, cumpla con su deber de proteger a la ciudadanía.
Sin más, este no es el momento de hacernos los de la vista gorda e ignorar lo sucedido. Debemos ser críticos y cuestionar las actuaciones del Gobierno. No estamos aquí para adularlo; para eso ya tiene a los medios.
Fin del comunicado.
Fotografía: cortesía AFP.