Mezquino el corazón y turbada la mente de aquél que con el ánimo de “pasar a la historia” arremete contra cientos de personas, embistiéndolas mientras conduce energúmeno un camión.
Una humanidad posesa al servicio de los caprichos del diablo. No dudo un instante siquiera, que allá en el averno, a su lado, tiene que estar pagando el lunático de Niza Francia, por cada víctima arrasada.
Así de enferma está la humanidad. Así de turbado está el mundo. Qué desgracia.
El destino y muchas veces, la naturaleza claro está, tienen unas fórmulas francamente aterradoras de controlar la “endiablada” sobrepoblación humana. Y “mantener el equilibrio” de nuestra fecunda e ingrata raza.
Lo de Niza fue espantoso. Es horripilante. ¿Hasta dónde y en qué instante, una mente enrevesada y confundida, una vida frustrada y resentida, una humanidad vilipendiada y derrotada, puede resolver cerrar su ciclo, llevándose por delante tupidas e inocentes masas humanas?
¿Es o no consciente el desalmado que así obra, o, simplemente pierde todo control de sí, poseído por su ira o depresión? ¿Es el brazo del demonio quien acciona y no la voluntad de un débil y patético hombre?; ¿hallaron droga o licor en el cuerpo del genocida dado de baja? ¿Su obrar sí encuadra dentro de la marca militante islamista? ¿Hubo cómplices que instaron y financiaron al tunecino desde el “EI” en la comisión de la repudiable matanza? ¿La persona (o personas) que le dijo al monstruoso asesino de Niza, que él era “una escoria que para nada servía, un resentido perdedor” influyó o influyeron directa e inequívocamente en su atroz y abominable decisión?, ¿Pudieron haber instigado o constreñido indirectamente a Mohamed Lahouaiej Bouhel, aquellos que en tales términos a él se dirigieron? ¿Podrían ser llamados a responder eventualmente ante la ley por algún delito? En fin.
Son muchas las preguntas que me hago a raíz del oprobioso hecho acaecido en Francia; como persona del común, como jurista y, como víctima indirecta, porque así debemos sentirnos todos; víctimas de un perturbado homicida que asesinó y lisió una parte de toda la estirpe humana. De una manera que raya ya, en los más execrables vejámenes cometidos por ser humano alguno en la historia. Maldito sanguinario.
Son casi una veintena los niños que aniquiló esa fatídica noche del 14 de julio. Noche de la infamia.
Imagen cortesía de: lavanguardia.com
Manejar un auto de la clase que sea, es una actividad considerada por la ley como peligrosa, que demanda ciertas exigencias para hacerlo; los riesgos de ejecutar tal acción son evidentes, inminentes e incontables. Controlar que al volante de un coche solo vaya alguien capaz y responsable, de marras se sabe por desgracia, es una utopía.
¿Deberían los conductores de vehículos, los pilotos de avión, los capitanes de barco y etc, hacerse periódicamente un examen para valorar su pericia, sus funciones “motoras”, reflejas, sensitivas y demás y, ante todo, evaluar su psiquis? Creería que sí, definitivamente. Los estados mentales inestables conturban y anulan cualquier ápice de destreza.
Casos aberrantes, suficientemente conocidos, reposan en el haber reciente de infortunios ejecutados por conductores frenéticos al volante y pilotos con traumas severos que sumen en su desgracia a infelices víctimas, que nada tienen que ver con ellos.
A las autoridades francesas se les pasó. Una vez más se les volvió a pasar y pasear la muerte asesina por las narices, sin advertirla siquiera. (Justo en este preciso instante que termino de hilvanar mi columna, recopilo información ratificada en la que se afirma que Mohamed Bouhlel “el monstro de Niza” tenía en efecto, antecedentes judiciales, y era un adicto a la drogas. Con historial también de orden psiquiátrico).
El terror va siempre solapado listo a emerger desde donde menos se espera. Y, una mente vulnerable porque la vida así nos lo ha demostrado, siempre será proclive de saltar cobarde al abismo y halar consigo a quien más cerca tenga.
Toda mi solidaridad con las víctimas de Niza.
Y, todas las víctimas del planeta Tierra. Hermoso y cada vez más enfermo a la vez.
Publicada el: 18 Jul de 2016
Horror de horrores cada vez más, cada año que pasa aumenta la población de locos, el anticristo está desmembrado matando la humanidad hasta que todo se salga de control sin remedio, Dios nos ampare.