Autora: Adelaida Nikolayeva
Cientos de miles de colombianos indignados salieron al Paro Nacional ayer el 21 de noviembre #21N, lo cual marcó un hito histórico por lo masivo y el contundente mensaje que millones de voces de descontentos le enviaron a quienes nos gobiernan.
Los colombianos estamos hastiados de los malos gobiernos, y la paciencia se ha agotado. La vida en este país se ha convertido en una pesadilla para la mayoría. La pesadilla de tener pésimos salarios, mínima inversión en educación, de tener que sobrevivir al deficiente e inhumano sistema de salud y, aparte de esto, tener que pagar una gran cantidad de impuestos que termina en manos de los corruptos que nos gobiernan y los políticos que viven robándose los dineros públicos de todas las formas posibles con tanta creatividad.
Acabamos de firmar un acuerdo de paz que generó una inmensa esperanza de cambio y el fin del conflicto armado sobre todo para las comunidades víctimas de la guerra, a lo largo del país. Sin embargo, el Gobierno de Iván Duque, resultado de una alianza de las fuerzas más conservadoras y guerreristas del país, ha dedicado todos sus esfuerzos para incumplirlo y sabotearlo; al punto que los asesinatos de los excombatientes de las Farc no se detienen, como tampoco para la masacre sistemática contra los líderes sociales por todo el país, alcanzando un número espantoso de casi 800 líderes asesinados durante los últimos tres años, lo cual nos devuelve a los años más terribles de la guerra cuando eran exterminados, uno tras otro, partidos y movimientos políticos.
Para todos es más que evidente que la economía colombiana no es así de positiva como nos la pintan, prueba evidente de ello es que este año hemos estado ante la mayor tasa de desempleo desde 2011.
Sin duda alguna, el Gobierno de Duque es uno de los más desastrosos que nos ha tocado a los colombianos. De hecho, no cumplió ni siquiera el compromiso que asumió el Estado frente al acuerdo de paz con las Farc. Además, como si no fuera suficiente con incumplirle esta deuda a Colombia, han tratado descaradamente de hacer a un lado la horrorosa masacre en la que el Ejército asesinó, por medio de un bombardeo planificado, 18 niños en el Caquetá.
Colombianos, recuperemos este país, pasemos la hoja de la violencia, construyamos un país más equitativo para que nuestros jóvenes dejen de ver en la violencia y el conflicto su única alternativa de vida, deshagámonos de una vez por siempre de ese no futuro en el que nos han tenido por décadas.
Cuidemos y mejoremos lo que tenemos, dejemos de entregar el territorio y nuestras inmensas riquezas a cambio de migajas, además de que están destruyendo nuestros recursos naturales y nuestras vidas.
Deshagámonos de ese Congreso donde anidan corruptos, con algunas honrosas excepciones, el millonario sueldo que reciben es un insulto para los miles de colombianos que a veces no tienen siquiera para comer las tres comidas del día.
No podemos seguir pagando el precio de los combustibles casi más caros del continente, cuando incluso un estudio de la UdeA demostró que el cálculo que usan los usureros del combustible para asignar el precio de éstos, es inconstitucional.
Contra todo esto y muchas más cosas salimos los colombianos al paro nacional, donde la gente de Medellín hizo una movilización tan masiva y representativa, que es histórica, nunca en nuestra generación ni las anteriores la habíamos hecho. Causa muchas esperanzas que cientos de miles de personas podamos encontrarnos en la calle y juntarnos en torno a un deseo común, un reclamo general por el cambio de este país.
Compañeros colombianos, construyamos un país distinto, una Colombia más incluyente, ¡diversa y en paz con justicia social! Vamos a construir juntos un pliego de demandas por el cambio, vamos a mantener la protesta para lograr construir un país donde la miseria, la humillación, la muerte y el miedo no sean más nuestro diario vivir, esa sería nuestra contribución para un nuevo país, una Colombia para todos.
Foto cortesía del grupo: Edinson Arroyo, Cristian Hurtado, Yesid Rendon, Jorje Calle, Pablo Piedrahita, Jhoss Marulanda.
