Columnista:
Edisson David Hernández
El pasado viernes 19 de junio se llevó a cabo el prometido día sin IVA que tanto vociferaban desde el Gobierno. Como era previsible, la desobediencia de muchas personas llevó a que algunos almacenes colapsaran ante la multitud y no se respetara el distanciamiento social —regla máxima que aconsejan los expertos para evitar el contagio por COVID-19—. Las redes no tardaron en hacer uso de su ingenio para mostrar la Colombia que siempre hemos sido: un país conducido por el consumismo, donde no importa que no haya qué comer con tal de tener un televisor de 50 pulgadas o endeudarse con una tarjeta de crédito a pagos de 48 cuotas a sabiendas de que saldrá lo servido por lo comido, o en palabras de Pier Paolo Pasolini: “ese consumismo que ha destruido el mundo real, transformándolo en una absoluta irrealidad donde ya no existe opción entre el bien y el mal”.
Lo que vimos no fue culpa del Gobierno, pero sí incidió indirectamente para que se desbordaran, de tal manera, que incluso se tuvo que cerrar un almacén en Bogotá por la aglomeración de personas. Ante el despelote, medios internacionales como Bloomberg o The New York Times criticaron la medida del día sin IVA que titularon como “Covid Friday”. En todo caso, se le había pedido desde diferentes orillas que aplazara el día sin IVA, teniendo en cuenta que los casos de contagio vienen en aumento, pero se hizo el de los oídos sordos y siguió adelante con su propuesta, lanzó a todas las personas a la jaula del contagio.
Por eso, ahora propongo un día sin Iván. Sí, un día sin el presidente. Un día donde dejemos de un lado los constantes escándalos que sacuden la Casa de Nariño. Un día sin Iván y su show de televisión, el programa de una hora que se transmite todos los días a las 6 de la tarde y que se ha convertido en un espacio sin sentido, donde no hay oportunidad para que se debata o cuestione las medidas tomadas por el Gobierno. Prevención y Acción es un espacio para el autoelogio entre los miembros de este. Si de verdad Duque quiere generar una conexión más cercana y personal, lo mejor es trasladarse a las regiones y no quedarse en la comodidad de su estudio dando un discurso lleno de circunloquios.
Un día sin Iván y las acusaciones por corrupción. El Gobierno que prometía una lucha contundente contra los criminales no puede acercarse mucho a la candela porque se quema hasta la entrada de las pestañas. Además, aún no es claro cuál era la participación directa que tuvo el ‘Ñeñe’ Hernández para la financiación de la campaña en 2018 y ahora, con un fiscal de bolsillo, conocer la verdad puede tardar más de lo que esperamos o incluso, no conocer nunca qué fue lo que pasó.
Un día sin Iván donde logremos la consolidación de los Acuerdos de Paz y el país no se deje llevar por las voces extremistas del uribismo que exigen acabar con la JEP. Por cierto, las seis objeciones que el presidente presentó para reformarla y, que fueron rechazadas por la Corte Constitucional, le propinaron un duro golpe. La iniciativa debilitó y desgastó el Gobierno ante una medida innecesaria cuyo único fin era debilitar los acuerdos. Debemos exigir, por fin, la implementación y consolidación de lo pactado en La Habana, no podemos regresar a ese oscuro pasado que nos ha bañado en sangre: ¡la paz es necesaria!
Un día sin Iván para poder retomar el rumbo de nuestras relaciones internacionales. El mal llamado cerco diplomático que pretendía sacar a Nicolás Maduro del poder no funcionó, hoy está más atornillado que nunca. Duque se alineó a la postura de Donald Trump, que hoy lo ha dejado solo. Mientras él sigue presentando genuflexiones al presidente americano, este busca sus propios intereses así tenga que traicionar a su propia patria —como lo hemos visto en estos cuatro años—. Debemos recuperar relaciones con Venezuela, sobre todo, por los nacionales que viven en el país vecino y viceversa, no podemos dejarlos a la deriva.
Y, sobre todo, un día sin Iván donde se logre consolidar un discurso nacional. Un presidente que no hable solo para los 11 millones de personas que lo eligieron, sino que integre al país más allá de las diatribas en que insiste el uribismo.
Desde luego, es claro que un solo día no solucionará lo que ha hecho en estos casi dos años que lleva dirigiendo la nación, pero sí podría ser un día que nos devuelva la esperanza y no sentirnos naufragando en lo desconocido. Por último, es bueno recordar lo dicho por Ronald Reagan: “el Gobierno es el problema, no la solución.”
Adenda: El presidente ha mostrado una gran habilidad como conductor de televisión, ¿lo veremos presentando “El precio es correcto”?
Adenda 2: ¿Qué ideas tienen para un día sin Iván Duque?
El mejor «día sin Iván» será cuando el pueblo se colme de buen juicio y no vuelva a elegir al «que diga Uribe. Necesitamos un pueblo que lea, que se informe, y que no venda el voto por un tamal o una teja.