Un Congreso vergonzoso

Lejos de ser un órgano que procure el bienestar de los ciudadanos, el Senado de la República no estuvo a la altura de debates de temas claves dentro de la política colombiana y no cumplió en totalidad con su objetivo legislador.

Opina - Política

2017-12-23

Un Congreso vergonzoso

Durante el 2017 se hizo aun más evidente los múltiples problemas que enfrenta nuestro país en temas como la corrupción y la violencia, pero lejos de ser un órgano que procure el bienestar de los ciudadanos, el Senado de la República no estuvo a la altura de debates de temas claves dentro de la política colombiana y no cumplió en totalidad con su objetivo legislador.

El ausentismo, la poca capacidad de debate y el no poder llegar a consensos claros, marcaron un 2017  que evidencia que poner a los mismos de siempre a «gobernar» el país es seguir por el mismo rumbo. Recordemos algunos de esos casos:

 

  1. Aumento de sueldos: Este fue un tema que causó revuelo durante la semana del debate porque poco se menciona actualmente e incluso los congresistas, que en su momento se opusieron al aumento, hoy lo disfrutan de manera silenciosa. La verdad es que los senadores se embolsillan mensualmente 29 millones 814 mil, en un país donde una gran parte de la población vive con un salario mínimo, que no pasa de los 750 mil pesos (el quinto más bajo de América Latina).

El aumento de este año fue de casi 2 millones de pesos, una cifra ridícula si se compara por ejemplo con la proyección de aumento al salario mínimo para 2018 que, según la encuesta trimestral de expectativas económicas del Emisor, sería de un 5,6 %, es decir, 37.624 pesos.

2. Presupuesto de la Nación para 2018: Cuando comenzaron los debates en el Congreso en agosto para definir el presupuesto del próximo año, las comisiones tercera y cuarta del Senado y Cámara, que estaban citadas para discutir la propuesta del Gobierno, no se presentaron. Y si bien el proyecto fue aprobado por el Congreso en octubre por $235,6 billones, este no cayó muy bien en varios sectores como salud, educación y deporte que vieron afectadas sus partidas.

La cereza del pastel con el tema del presupuesto es el anuncio de hace unos días del presidente Santos de recortar 4 billones de pesos para poder cumplir con las normas fiscales del país, después de que la agencia Standard & Poor’s (S&P) informara que bajó la calificación crediticia del país, que pasó de BBB a BBB- debido al bajo crecimiento económico proyectado para este año.

Y aunque el Ministro Mauricio Cárdenas «explicó» que los recortes se aplicarán en gastos de funcionamiento, intereses, amortizaciones e inversión (amanecerá y veremos), ningún congresista hasta el momento ha hecho mucho, porque estamos en época electoral y el interés está puesto en poder asegurarse otros cuatro años de sueldo, o sino pregúntenle a Gerlein, que quiere romper su propio récord de vivir a costa de nuestros impuestos por ir a dormir.

3. Debate sobre violencia contra la mujer: En agosto, el debate citado por la bancada de mujeres en el Congreso en el que se esperaba poder discutir cómo hacer frente a este tema, no pudo darse porque ni los senadores ni los ministros acudieron al llamado. Solo 27 de 102 senadores se presentaron, ¡27!

En un país donde cada 3 días hay un feminicidio, la violencia en contra de la mujer debería ser un tema que congregara a quienes dicen ser los representantes de la sociedad. Aunque siendo coherentes con esa premisa, la falta de interés frente al tema por parte de los legisladores es sinónimo de la falta de interés de la sociedad machista de dar un debate serio y preciso frente a la violencia de género. Triste, pero real.

4. Reforma política: El proyecto fue hundido en el Congreso en parte por el ausentismo y en parte por el papel dilatador que jugó Rodrigo Lara, presidente de la Cámara, en el proceso. La iniciativa, que fue uno de los acuerdos entre el Gobierno y las Farc, en La Habana, terminó archivándose en Senado en su último debate. El punto principal de esta norma era que los movimientos políticos que acreditaran un número mínimo de afiliados pudieran avalar candidatos a Congreso y otras corporaciones públicas, y pese a que el mismo gobierno admitió que durante el trámite se habían desdibujado varios de sus aspectos esenciales, el proyecto no resistió el juego político de alianzas y coaliciones que se formó en el Senado de cara a las elecciones 2018.

5. Circunscripciones especiales: En medio de la novela entre el gobierno y el Congreso para definir si está o no aprobada la participación política de los representantes de las víctimas, el Registrador Nacional, Juan Carlos Galindo, explicó que “Mientras no haya una norma aprobada y en plena vigencia, la Registraduria no puede iniciar los trámites preparatorios de un proceso electoral en las circunscripciones especiales de paz”.

Como quien dice, la jugada política de la oposición para hundir el proyecto y comenzar a hacer trizas el Acuerdo desde ya, está dando fruto. Y es que al parecer a algunos congresistas eso de compartir recinto con las víctimas del conflicto les causa incomodidad, en especial a los que desean perpetuar apellidos e intereses en los encargados tomar decisiones en el país.

6. Ausentismo: Esta fue la máxima perla del año legislativo: En mayo por la ausencia de varios senadores en el recinto se tuvo que aplazar la votación del proyecto de ley que proponía sanciones para los congresistas que no asistieran a las sesiones, como por ejemplo el descuento del día laboral. Este proyecto ya fue presentado en 2015 por el senador Alfredo Ramos Maya, del Centro Democrático, quien en agosto de este año insistió en la iniciativa, pero al parecer llegará 2018 y la falta de quorum seguirá siendo una herramienta para dilatar los debates e impedir la aprobación de leyes. Y por esto les pagamos.

 

Podría y seguramente son muchos más los ejemplos que se pueden enumerar, sin embargo, prefiero usar este espacio para hacer un llamado a la reflexión. El problema con los congresistas no son ellos, sino nosotros. Cada cuatro años les permitimos a los mismos de siempre seguir en el poder y perpetuar una legislación carente de verdadero debate democrático y de ideas pobres. Una legislación que tiene al país como el quinto más desigual del mundo, una legislación que no es capaz de estar a la altura del momento clave que está viviendo el país. Estos honorables, como Gerlein y Lara, llevan AÑOS (Casi siglos en el caso de Gerlein), en el Senado, y yo la verdad no veo mucho progreso o cambio.

La vida enseña que si algo no sirve se cambia y así debería ser en política; así pues si a los señores no les gusta ir a los debates, pues hay que darles gusto y sacarlos del Congreso, de seguro van a dormir más cómodos en sus casas que en las sillas que pagamos con nuestros impuestos.

 

Adenda: Que la mayoría de los congresistas se vean reflejados en las palabras anteriores no significa que todos estén en el mismo costas. Hay legisladores que han demostrado su integridad destapando los actos de corrupción y denunciando hechos graves, así como han presentados proyectos juiciosos y necesarios en el país. A ellos, a quienes no voy a mencionar con nombre propio porque creo que es fácil identificarlos, gracias por la labor que han desempeñado, yo si espero que continúen en el Congreso.

 

( 1 ) Comentario

  1. ReplyJose Anibal Montoya

    Esa es la verdad sobre un Congreso donde la mayoría son una parrandada de vagos, ganandosen una millonada sin hacer nada, disfrutando de las mieles del poder y no cumpliendo lo prometido a sus electores que allí a ese antro como lo han convertido los corruptos y perezosos irían a trabajar en bien del País, ..el mero hecho de recibir esa millonada de sueldo y no trabajar eso es corrupción, eso es robarle al pueblo que cada día está más pobre y los congresistas vagos más ricos ……pero la culpa es de nosotros que elegimos esos salgamos. ..este artículo que acabo de leer me puso a reflexionar. …..

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Deisy Villalba
Periodista || Productora audiovisual || Fundadora de LaOrejaRoja || Defensora de la libertad de expresión.