Autora:
Laura Preciado
Desde que se creó el Programa de Alimentación Escolar (PAE) ha sido una decepción total. Este programa tiene 53 años y en los últimos 21 se ha robado por medio de él, recursos que pudieron haber alimentado a 33 millones de niños en todo el país. El caso de La Guajira no es aislado, es un territorio que además de presentar abandono estatal, es el departamento con más procesos de responsabilidad fiscal seguidos por la Contraloría. Se estima que desde 1999 se han encontrado irregularidades por más de $20 766 199 643 lo que representan 5 millones de buenos almuerzos para los niños.
Para la gerente del programa Dolly Acevedo Silva el almuerzo sin proteína, que de por sí es miserable, es flexible. Afirmó que «La flexibilidad del programa está relacionada con el número de estudiantes que asisten por decisión de las familias, los horarios y jornadas de trabajo presenciales en cada sede y la adecuación de instalaciones para la preparación de alimentos».
Antes del año 2013 el programa era dirigido por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y por el Ministerio de Educación. Después, por solicitud del Gobierno nacional de Juan Manuel Santos, el funcionamiento pasó a manos de los mandatarios locales y departamentales, todo esto a través de Entidades Territoriales Certificadas.
Las ETC son las encargadas de contratar empresas del sector privado para que se encarguen de la alimentación, transporte y el aseo de los niños del programa, pero no han hecho su tarea nada bien. Desde 2014 se han evidenciado irregularidades por más de $97 039 072 893. Estas cifras se descubrieron gracias a las denuncias y seguimiento cuidadoso de la Red de Veeduría Ciudadana que afirmaron que uno de los municipios con más problemas contrataron para el año 2020 una empresa de catering que había sido sancionada dos veces por incumplir la entrega de almuerzos en Santander y en Bogotá.
En el año 2017 en Cartagena, se descubrió, por ejemplo, que un contratista cobraba en un mes cada pechuga de pollo a 7000 pesos y al siguiente facturaba la misma pechuga a 40 000 como si nada. Muchas veces a los niños se les da comida dañada, porciones pequeñas o una mezcla de un polvo a base de leche con lactosuero que se hace pasar por leche de vaca en polvo entera.
La reciente situación en La Guajira fue denunciada por Ruth Mariela Fernández quien hace parte de la Asociación de Educadores de La Guajira y afirmó: «Consideramos que la alimentación recibida no es balanceada para generar por lo menos defensas en los niños, para que ellos puedan también generar un sistema inmune suficiente para enfrentar el virus, ahora que van a estar con sus compañeros en la escuela» y tiene toda la razón. ¿Qué niño puede soportar una jornada con esta comida miserable? Lo más probable, es que presenten dificultades para concentrarse, se enfermen y lleguen con hambre a su casa porque ahí tampoco hay mucho que comer.
A los profesores que llegan con toda la disposición para enseñar, saben también que les toca llegar con comida de sobra, agua y prácticamente cubrir la fachada que deja el PAE con cientos de niños. Los dirigentes de este programa aseguraron que reforzarán mecanismo de seguimiento y se van a hacer las mejoras necesarias para que todo se dé de manera óptima con los niños. La verdad es que esto es lo que han dicho por años y vuelve y se repite. La única solución es dejar de contratar a corruptos que se amañan con los millonarios contratos y sacar a los políticos que se aprovechan de su posición de poder. Con los niños no se juega y mucho menos cuando de su alimentación se trata.