Trujillos del siglo XXI

Opina - Sociedad

2016-11-23

Trujillos del siglo XXI

Este 25 de noviembre se conmemorarán 56 años de la tragedia de las hermanas Mirabal, un crimen macabro orquestado por la cruenta dictadura trujillista en República Dominicana. Estas tres mujeres, activistas políticas contra el régimen de “El chivo”, empezaron a vivir suplicios desde que el temido dictador se sintió atraído por Minerva –una de las tres hermanas-, y al obtener de ella el desprecio, se dispuso a encarcelarlas, y a la postre asesinarlas con múltiples garrotazos y arrojándolas a un barranco.

El crimen podría ser tomado como uno de los tantos asesinatos políticos durante la dictadura, pero dos aspectos nos llevan a pensarlo de otro modo. El primero es el aumento progresivo de las amenazas, torturas, encarcelamientos y persecuciones luego del encuentro personal entre Minerva y Trujillo. Fue el no poder obtener de Minerva sus “dotes” de mujer lo que sirvió de catalizador de la violencia desmedida. El otro elemento es el antecedente de mujeriego del autócrata (se le conocen 18 amantes y 10 hijos) . ¿Todo un varón, no?

¿Cómo se le ocurrió a Minerva decirle que no al macho alfa de
República Dominicana? De seguro hirió sus sentimientos y eso justifica la persecución. Así como un violador en la India justificó en un documental su acto argumentando que la mujer debió “callarse y dejarse violar”, o como la Secretaría de Gobierno de Bogotá culpó a Rosa Elvira Cely de su violación y posterior empalamiento. Siempre hay una razón para la violencia de género, nunca es el machismo, nunca es el hombre, algo malo tuvo que hacer la fémina.

Recientemente, un terrible hecho nos lleva a conmemorar con
tristeza y decepción el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer. Dora Lilia Gálvez fue encontrada por su propio hijo en estado moribundo y con signos de violación. En el hospital confirmaron haber encontrado mordeduras en sus genitales, quemaduras, y hasta heces fecales en su boca. Digo esto con vergüenza, con repudio. ¿Las razones del siniestro? Algunas fuentes dicen que fue por la condición homosexual de Dora.

No hay manera de justificar la barbarie, pero que estas cosas nos sucedan todavía, es una clara muestra de que falta mucho para hablar de igualdad de género. Hay una visión extendida en muchos que trivializa los feminicidios, que considera una “tontería” llamarlos diferente a un asesinato, que cree que mujeres y hombres ya están en las mismas condiciones. Semejante absurdo; el caso de Dora Gálvez es otro recordatorio de que no, de que aún las mujeres deben sentirse temerosas de que una expareja las llene de ácido, de que algún desconocido las viole, o algún conocido las golpee. No diga usted que los asesinatos de Dora, de Rosa Elvira Cely, de las Mirabal, son unos asesinatos más, que no merecen otra categorización y que no vale la pena agobiarse analizándolos, no sea insensato.

Si a usted le parece justo (sea católico, ateo, o evangélico) que alguien se le someta a semejantes condiciones por el hecho de ser homosexual, usted es un Trujillo del siglo XXI. Si usted considera que la mujer es culpable de las violaciones luego de muchos tragos, usted es un Trujillo del siglo XXI. Si usted cree que la mujer debería cuidarse y no vestir provocativa, que su lugar está en la cocina de su casa, que la violencia doméstica se da “porque algo debieron hacer”, usted definitivamente es un Trujillo del siglo XXI.

Este 25 de noviembre volveremos a recordar con dolor a las Mirabal con otra punzada en la dignidad de la mujer: el caso de Dora Lilia Gálvez. Un caso que llega a demostrarnos que si las Mirabal vivieran, su lucha no se habría extinguido. Así que para nosotros, la lucha debe continuar.

Publicado el: 23 Nov de 2016

Reynell Badillo Sarmiento
Internacionalista de la Universidad del Norte.