Treinta y ocho, ¿y qué?

Opina - Política

2015-07-01

Treinta y ocho, ¿y qué?

Siempre me ha llamado la atención la costumbre que tenemos las mujeres de quitarnos la edad, en especial cuando superamos la barrera de los 30. De repente empezamos a sentirnos muy “maduras” y anhelamos seguir teniendo 25 o hasta 28. No puedo negar que yo también en algún momento de mi vida hice parte de ese grupo de mujeres que ansiaba que el reloj no siguiera corriendo.

En unos días cumpliré 38 años. Sí 38, ni más, ni menos. Ante este panorama pensé, ¿Cuántos me voy a quitar este año? Y ¿si digo que voy a cumplir 30? De repente vino a mi mente mi mamá, recuerdo que todos le preguntábamos cuando cumplía años ¿Cuántos cumples? Y ella respondía 50, al año siguiente 50 y al próximo año 50, se quedó varios años cumpliendo 50. Hasta que un día le dije: Mami ¿otra vez 50? Entonces con una hermosa sonrisa respondió: “Ah, yo ya ni me acuerdo”. Con mi abuela ocurrió algo parecido pero a los 58.

Regresó de nuevo mi pregunta. ¿Cuántos digo? Y ¿si me pongo 30? Me quito ocho. Pero pensé ¿Cuáles me quitó? ¿Los primeros ocho? ¿Cuando jugaba con mis hermanas y mis primos? ¿Cuando mi mamá me empacaba la lonchera para ir a la escuela? ¿Cuando brincaba en las calles? ¿Cuando me disfrazaba de caperucita? Cuando mi papá me llevaba al Parque Norte, como borrar los recuerdos de mi infancia… lo que jugábamos los niños en esa época: Golosa, a las escondidas… y pensé: noooo, esos no.

Entonces ¿de los 8 a los 16? ¿Las locuras de la adolescencia? ¿Mis primeros amores? ¿Mi fiesta de 15 años? ¿La época del colegio? ¿La excursión? Noooo menos

Está bien. Me quitaré de los 16 a los 24. Cuándo soñaba con estudiar teatro pero pasé a comunicación social. ¿Borrar el tiempo que disfruté en radio cuando me pasaba horas en una emisora juvenil poniendo mis canciones favoritas? ¿Mis años en la universidad? ¿Cuando por fin pude recorrer las discotecas de Medellín? ¿Mi primer trabajo? ¿La época en la que Dios me bendijo como mamá? Cuando empecé por fin a entender un poco la dinámica de la vida y las responsabilidades, ¿Qué sería de mi vida actual si no hubiese vivido esos momentos? No esos tampoco.

¿Y de los 24 a los 32? ¿Justo cuando me gradué de la universidad? Cuando empecé a ejercer la que para mi es la profesión más hermosa del mundo “El Periodismo”. La felicidad al ver por primera vez mis reportajes en una emisión de Noticias, ¿mis años como periodista? ¿Mi encuentro con la realidad social? ¿La infancia de mi hijo? ¿El nacimiento de mis sobrinos? ¿Mis años como corresponsal?. ¡¡¡Imposible!!!

Bueno entonces si sólo me quito seis. Podría decir que voy a cumplir 32. Pero ¿Cómo negar estos seis años? Mi pasión por la política, los libros, cuando descubrí mi independencia, mis logros económicos y profesionales, la gente maravillosa que se ha cruzado en mi camino, intentos de amores , noches de buena compañía y un beso furtivo y mis grandes amigos. ¡¡¡Jamás!!!

Todo no ha sido color de rosa, también he tenido días oscuros, de soledad, de profunda tristeza, de frustraciones y de llanto, pero aun esos días grises me han enseñado y han hecho de mi lo que soy.

Sí, Cumplo 38 años, ¿y qué? Si me siento feliz con lo que soy, si a pesar de los años cada día me siento mejor, si cada día que pasa es un aprendizaje, en lo profesional, en lo espiritual, en lo emocional y hasta físicamente, porque no porque los años pasen debemos descuidarnos, eso jamás. Al contrario a más edad, mas lindas debemos lucir, más debemos consentirnos y mejor debemos sentirnos con nosotras mismas.

Imagen cortesía de: vladdomania.com

Imagen cortesía de: vladdomania.com

No podría negar ni un solo día de mi vida. No tiene sentido, no sería justo ni con Dios que me dio la oportunidad de nacer, ni con mi mamá que me tuvo en su vientre, ni con mi papá que desde el primer día ha estado a mi lado, y menos conmigo.

En realidad no sé cuantos años me faltan, tal vez otros 38, tal vez 18 o tal vez días, lo que sea, los minutos o segundos que Dios tenga destinados, los viviré con la misma intensidad, con la misma felicidad con la que he vivido hasta hoy, porque hay algo que tengo claro: El alma no tiene edad

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Eliana Usuga