La fascinación de Griselda por el cruel mundo de la mafia era tal que, por la película El Padrino se refería a sí misma como La Madrina e incluso bautizó a su hijo como Michael Corleone, quien hoy está en Estados Unidos y viste camisetas en honor a su madre.
Con ese carácter y a punta de lo mal llamado “malicia indígena”, Blanco llegó a crear un negocio que empleó a más de 1.500 traficantes, a iniciar a Pablo Escobar en el negocio de la droga en Estados Unidos, a ser la autora intelectual de alrededor de 250 asesinatos y a poner en aprietos a la DEA.