En la jerga contemporánea es común utilizar nombres de infecciones o enfermedades como expresión de rechazo hacia algo específicamente desagradable (“¡qué gonorrea!”), como gesto de desaprobación hacia alguien (“no sea tan gonorrea”) o como expresión metafórica hacia personas que suelen exceder límites (#UribeEsElCáncerDeColombia).
Y creo que aunque el uso y abuso de ese tipo de expresiones hacen parte de la necesaria catarsis que merece un pueblo tan sometido como el colombiano, hay momentos en que los periodistas definitivamente y por ignorancia usan las expresiones equivocadas.
Eso fue lo que sucedió con el señor Hernán Peláez hace algunos días cuando desafortunadamente comparó la corrupción en el futbol colombiano, y en términos generales en la sociedad colombiana, con el síndrome de inmunodeficiencia adquirida.
Tal vez Peláez quería significar que la corrupción como el VIH, se contagia por recurrir a conductas de riesgo, pero que se puede vivir con él por años, sin ningún atisbo de muerte o dolor.
Es probable que dicha metáfora sea razonable, pero en definitiva, en un contexto como el colombiano, dónde el VIH se asocia con personas impuras, inmundas y culpables, el símil no ayuda sino a fomentar el estigma y la discriminación a las personas, no sólo que viven y conviven con el virus, sino a todos aquellas que trabajan por sus derechos y las atienden.
Por ello, es que la Red de Organizaciones Basadas en Fe con trabajo en VIH y Sida se pronunció el pasado 15 de marzo, instando a que los periodistas, que hoy por hoy se levantan como los formadores de valores más eficaces que hay en la sociedad colombiana, sean más cuidadosos con sus palabras y que se instruyan más, haciendo también un llamado a que Peláez corrija su editorial, que lo único que hace es sumarle el estigma de corruptos a una población ya de por sí excluida.
Señor Peláez, siga aportando a la formación de la sociedad colombiana y corrija. Haga click aquí para leer el citado comunicado.
Foto cortesía de: W Radio