En esta ocasión, daré una mirada psicosocial al tema de Telecom. Sé que es cuento viejo, sé que en realidad muchos lo han oído mencionar, en ocasiones les resulte indiferente, pero cuando se tiene una madre despojada a la tristeza, con síntomas de stress, depresión, formación colérica y desempleada, es difícil echar al olvido una experiencia sobre la cual el país declara en extinción.
La teoría del olvido se basa especialmente en el proceso de represión, este proceso lleva consigo un esfuerzo por desalojar un evento, una situación, una palabra o incluso, una persona o lo que queda de ella (un recuerdo) a un lugar no consciente, que no se logra acceder fácilmente. Se desaloja por una sola razón, porque molesta y le resulta insoportable recordarlo. El olvido puede ser un fenómeno tanto individual como colectivo. Miremos.
“Extinta Telecom” así los periódicos como el Colombiano, Revista Semana y El Tiempo, han declarado el tema que ha producido un acto de tirar al olvido el hecho de lo que se trata una liquidación de una empresa y así es como titulan desde hace años el tema de TELECOM.
Para contextualizar: empresa liquidada en el 2003 en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, aproximadamente 3.200 ex empleados, o incluso un poco más, 3 planes de reducción del impacto de desvinculación laboral, cada una se ha anulado, declaradas improcedentes y se ha dictaminado como pérdida total o parcial de los derechos, lo cual ha provocado, 13 años de exclusión laboral, más de 700 demandas, varias muertes expectantes, familias en situación de calle, reintegro de cientos de personas a familias extensas, una nueva reputación: “los que desangran la nación”, y la más importante, una lavada de manos de parte de: la Corte Constitucional, nuestra respetada y apoderada del Patrimonio Autónomo de Remanentes PAR Hilda Terán Calvache y sus discípulos (pul de abogados) y el gobierno con su ministerio MINTIC.
Insisto: Extinción. Su significado: terminación o culminación de una situación o cosa que precisamente marca un punto final, donde aparece un corte transversal que pone de antemano: un antes y un después. En este caso, el antes sucumbía al hecho de que fue liquidada una empresa y el después, un dictamen, que hoy en día, no hay cumplimiento alguno sobre los derechos de los ex empleados.
Es la palabra extinción, que cubre no solo un término jurídico que llama la atención del espectador, también tiene de por medio, una acción inconsciente del estado en extinguir a cada uno de los empleados que trabajaban allí. Dicha extinción se reconoce en la manera tan despreciativa en que cada parte, aún con una sentencia (la SU – 377 del 2014 y un auto aclaratorio 503 del 22 de Octubre del 2015), en la cual se ordena la reubicación de los padres y madres cabezas de familia, de la mismísima Corte Constitucional, se atreven a desafiarla y a incumplirla, y es en este sentido en que lo digo: incumplir frente a la garantía de derechos que presenta tantas familias en el país.
El pasado 14 de junio el Juez Segundo Promiscuo del Circuito de SAN MARCOS SUCRE Doctor FERNANDO ARISTIDES REVOLLO PEREZ revocó sanción impuesta por el Juzgado Primero Promiscuo Municipal de SAN MARCOS SUCRE a la Representante legal del PAR TELECOM por el incumplimiento a la SU 377 otorgada por la Corte, desacato que ha sido resuelto de forma irresponsable.
No declaró sólo víctimas, declaró la posición cínica que tiene cada parte de este estado para hacerse a un lado de cada una de las esperanzas de muchas familias que ahora están cesando en su insistencia por esperar a que el estado retribuya el despojo y el abandono que se realizó con este colectivo.
Las comunicaciones y sus medios, son extremadamente hábiles para generar procesos de represión, primero desvirtúa el nombre con un apelativo negativo, posteriormente refuerzan una percepción con otra, hasta que desgastan el mismo objeto de ataque, mediante una palabra para generar el fin, en este caso fue la “extinta Telecom”, no es la empresa y su renombre, son las familias y los ex empleados.
El mal que padece el pueblo y contiene esta nación: extinguirse en medio de las tensiones y las fuerzas políticas por aniquilar la voz de un pueblo, capitalizado por un vaivén de interpretaciones y sin ningún resultado. Lo que sigue de una extinción, es el olvido.
Usted, señora representante legal del PAR y las partes implicadas, han propiciado no solo salvar un dinero, gratitudes de los suyos y una respuesta descarada de: “cumplimos con la sentencia, pero no cumplimos con sus derechos”, también han generado con sus acciones, un profundo silencio que desconsuela a los extintos, padres que no los vinculan a ningún empleo debido a su “desactualización” y a su “edad”, hijos que cargan el peso del deber ser para sostener a sus cuidadores, el desencanto de haber luchado tanto sin ningún resultado y entre tantos, un olvido colectivo, masificado de lo que queda después de la era de cualquier momento importante en la historia: los restos, así lo evidencia el caso de Sussan Pérez, ex empleada de Telecom, fallecida hace un año y medio que la llevo al padecimiento de un cáncer, otra expectante, otra imagen tipo “El Coronel no tiene quien le escriba”, una víctima del cinismo estatal.
Hoy, las hormiguitas del país son las extinguidas, las hormiguitas que precisamente dicha empresa acogió para su campaña publicitaria, hormigas que se pisan, se pasan por encima y no importa, son pequeñas y minúsculas, al fin y al cabo, están extintas o más discretamente, olvidadas.
Cuando dicen en los medios que ya hay un punto final de la situación, se refieren a que en los papeles se dio un veredicto y en teoría, se cumple, pero materialmente y en hechos aún sigue la misma situación. Entonces se equivocan, no hay un punto final y si lo hubiera, ¿dónde quedan los 13 años de desempleo y lo que implica esta condición para muchas familias?
13 años no se pueden borrar, no se puede olvidar, no se puede extinguir, pues las generaciones venideras llevarán el peso del abandono y la herramienta que puede aniquilar con el fenómeno de la extinción: el recuerdo. Si eso no basta, se reconocerán sus restos y sobre ellos la proliferación del afecto del dolor y la angustia sembrado en las hormiguitas que en algún momento, fue el paracaídas y el salvavidas del país en tema de telecomunicaciones.
De esta manera, se informa que a cada una de las anteriores partes y su auspicio por pretender ésta extinción como experiencia y el olvido como teoría, que cada era tiene sus restos y con ello, un saber que se integrará a la memoria colectiva de miles de familias.
Precisamente de mi parte, siendo un hijo que no solo ha sido un espectador sino un personaje que ha estado acompañando este proceso como familia, he tenido la oportunidad de cargar los silencios maternos sobre las trampas sociales y políticas que han de terminar en el olvido, recuerdos de luchas sin cesar, un sueño no resuelto y un oyente de luchas infructíferas sin ningún resultado. Aun en esta experiencia de extinción, el recuerdo prevalecerá como un campo emergente y reactivo hacia la ironía constitucional: “un estado social de derechos”.
Publicada el: 1 Jul de 2016
Extraordinario escrito Hernán Lopera, reflejas en el un sentimiento doloroso y generalizado que al paso de los años crece. Lamenta ver la desidia e indolencia de un ESTADO, donde sus tres poderes gozan de toda la impunidad e ilegitimidad y aún así gobiernan un país partido en pedazos. Triste desarrollo de nuestra «justicia», que dejó de se eso, JUSTICIA. Un fuerte abrazo para ti y especialmente para Hernán, por contar este pedacito de nuestra realidad.
En 1.999 fuimos despedidos de caja agraria 8.000 trabajadores por medio del decreto 1065, declarado inexequible. Desde el 2000 juzgado Séptimo Laboral de Bogotá ordenó mi reintegro por fuero sindical, confirmado en 2.001 por el Tribunal. En abril 4 de 2.005 Corte Constitucional tutela T-323 nuevamente ordena mi reintegro o el pago de la indemnización sustitutiva al mismo. NO se ha dado cumplimiento, por exigirlo y denunciar todas las violaciones a mis DDHH dentro de dicho proceso, el 22 de agosto 2.016 se me o condenó a 22 meses de prisión por injuria y calumnia. La defensoría del pueblo me nombró abogado para presentar la apelación, y ese mismo abogado se coloco la toga de conjuez y confirmo la injusta, legal y parcializada condena. ,
Tranquilo… seguimos en la lucha.