La vida se encarga, caprichosamente como es su costumbre, en ponerte en lugares y situaciones diversas a veces divertidas otras no tanto pero siempre, aunque a primera vista no lo parezca, con una razón, un motivo, una misión.
Llegás a personas y momentos de sus vidas en las que debías llegar. Romances que se consuman después de años de no saber por qué no había pasado antes o instantes fugaces, como una rumba, en los que le dices o haces algo con alguien que le cambia la vida. Es como ir en un avión y quien se sienta a tu lado simplemente te dice o te mira de una manera en que le encuentras sentido a mucho de lo que tienes en la cabeza. Darle mente no es pecado, dejarlo pasar sin valorarlo en cambio, es un error.
Se trata de cumplir misiones sin forzarlas o saber que son tuyas. Dejar partir a las personas que te rodean o simplemente irte, en una buena despedida, de sus vidas sabiendo, porque así lo sentís, que es misión cumplida.
Llegás para ilustrar un escenario, por mostrar un mal que no quieren ver en el entorno o para resaltar un bien que olvidaron dentro de sí.
Llegás para hacer reparaciones de aura, alinear chacras o levantar autoestima. Sencillo, les enseñás a quererse de nuevo con una simple sonrisa, con un simple gesto de bondad que, justo en ese momento, necesitaban. Es un trabajo que a veces no tiene recompensa, no cabe en la categoría de «sucio» pero alguien tiene que hacerlo.
Soy un convencido que mi misión es tratar de quienes me rodean tengan un instante pleno de alegría, de buena vibra y que disfruten, lo que dure un instante o una vida, el estar a mi lado sin importar el vinculo sentimentosexual que nos una. Es buscar que desde lo que puedo darles vean un mundo diferente, libre de irreverencia o locuras, libre de falsas promesas o acciones propias de un gurú. Tan sencillo como saberse útil en un momento, escuchar siempre y hablar solo cuando es solicitado. Tengo pocos amigos, es cierto, pero se debe a eso, a que entiendo mis misiones como cumplidas y aunque siempre estoy disponible sé, como Mary Poppins (si, mucho convencido) cuando es momento de irme. Decir, «te cumplí, me fuí».
No es grato, lo he discutido con el cielo y la noche, cuando el retorno es pobre pero al final entendí eso de «si das buscando que te devuelvan no es dar, es pedir» y por eso no pido nada, simplemente que cuando llegue el momento me dejes ir, sabrás cuando lo es cuando tu sonrisa no dependa de mis burradas, tus rabias no terminen en mi WhatsApp y tus triunfos sean celebrados con otros. Simple.
No es fácil entender los caminos a seguir, destino, como los chinos dicen que tenemos por las estrellas que nos lo marcan desde que nacemos y que, año a año, vamos llevando a cabo con la perfección única del cosmos. Las misiones no las elegís vos, a veces llegás para acompañar a una persona toda su vida sin tocarle un pelo, los hermanos de útero diferente o los que ahora llaman «friendzone».
Otras veces, sin explicación o motivo, decidís que es momento de hablarle a alguien, mirarlo, besarle y vivir con esa persona una vida completa. Te has preguntado el por qué, no, no es necesario, sabes que debe ser así, es tu misión estar ahí para acompañarle, guiarle, apoyarle,enseñarle y aprenderle, corregirle así como, por sobre todas las cosas, disfrutarle. Quizá la misión de tu pareja sea la misma, el tiempo lo dirá.
Así pues, no es momento de lamentarse cuando algo no funciona, cuando se deja todo y aun así no prospera. Evalúa los aprendizajes (siempre hay uno) y te darás cuenta que no era tu misión, era la de ese alguien y la terminó déjandote algo, dándote algo o quitándote algo porque, así no lo quieras, debías perderlo.
Misión cumplida si lo que acabas de leer te sirvió para algo, misión cumplida si crees que alguien más le va a servir y lo hace justo en este momento.
Hay que agradecer, a Dios o la vida depende de tus creencias, por lo recibido pero prefiero, además de eso, agradecer por lo que no me dan porque eso me invita, me obliga a seguir y, quién sabe, quizá la siguiente misión sea más divertida.
Pingback: Te cumplí, ya me fuí | Gente de-gente.