Año tras año, desde el 2004, Caracol Televisión emite el reality show “El Desafío”, concurso que premia al mejor participante después de superar todas las pruebas y obstáculos a lo largo de la competencia. En esta ocasión la temática del programa es resaltar las habilidades y capacidades físicas de los concursantes, considerándolos ‘súper humanos’ porque se destacan en el deporte, el CrossFit o en alguna destreza corporal. Como lo ha afirmado Margarita Rosa de Francisco, presentadora del concurso, los ‘súper humanos’ son una raza superior, capaces de superar cualquier adversidad.
Sin embargo, los 42 participantes no son los únicos ‘súper humanos’, en Colombia existen más. Colombianos ‘de a pie’ que les toca sobrevivir a como de lugar con un salario mínimo de $689.954 pesos durante un mes, mientras que los “honorables” congresistas se regodean con un salario de $27.929.064 pesos. A los congresistas se les paga 40 veces más que a un trabajador base, sin contar las comisiones que reciben de sus nexos con la burocracia política. Inaceptable situación, unos sobresalen por sus inasistencias, otros consiguen el ‘pan de cada día’ con el sudor de la frente.
‘Súper humanos’ son aquellos colombianos que les toca hacer largas filas para esperar una autorización médica en una EPS o la de un medicamento que no está incluido en el Plan Obligatorio de Salud (POS). La Superintendencia Nacional de Salud (Supersalud) recibe al año más de 10.000 quejas y reclamos en relación con la espera de la tan anhelada autorización, después que han realizado el ‘paseo de la muerte’. Tal es el reciente caso de la joven Leidy Johana Espinosa Cataño, quien falleció en Cali mientras esperaba la autorización por parte de su EPS Coosalud para ser remitida a un mejor centro asistencial. Cada día la salud se convierte en un negocio y en una mercancía.
Otro grupo de ‘súper humanos’ son las seis millones de víctimas que ha dejado los más de 50 años de conflicto armado. Colombianos que han padecido los estragos de la violencia, reflejada en secuestros, masacres, asesinatos, desapariciones y violaciones a los derechos humanos. Verdaderos ‘súper humanos’ que hoy están a la expectativa del Acuerdo Final entre el Gobierno y las FARC, esperanzados en un país sin guerra, en paz.
Los campesinos e indígenas colombianos son verdaderos ‘súper humanos’. Desde el paro agrario del año 2013 luchan para que el Gobierno despierte del sueño y les garantice sus derechos fundamentales. Sus protestas por las incoherencias del Estado ante temas como la producción agrícola, el acceso a la tierra, los tratados económicos internacionales y el reconocimiento de la identidad campesina, no han sido suficientes para que se solucione la crisis agraria campesina, que le ha traído al país pérdidas económicas estimadas en más de cinco mil millones de pesos. Y el Gobierno sigue como si nada hubiese pasado.
A los campesinos e indígenas de los departamentos del Cauca, Valle del Cauca, Nariño, Boyacá, Cundinamarca, Antioquia, sur del Cesar y los santanderes, se suman los ‘súper humanos’ del transporte de carga. Los camioneros, quienes están en paro hace un mes por los incumplimientos del Ministerio de Transporte, buscan mejores condiciones de vida. Han sido más de 17 sesiones entre los gremios de transportadores y el Gobierno colombiano para buscar soluciones en el tema de la chatarrización y el incremento en los precios de los peajes y la gasolina. El Gobierno no da ‘su brazo a torcer’ porque sus intereses son llenar sus arcas con más dinero.
Quienes sufren la discriminación por su orientación sexual también entran en el grupo de ‘súper humanos’. Gran deuda tiene Colombia con la población LGBTI, quienes luchan de manera incansable por la eliminación de prejuicios y estereotipos negativos, así mismo, por el reconocimiento de los derechos a la igualdad, el libre desarrollo de la personalidad y la libertad. Pero lo más importante es que tanto el Gobierno como la misma sociedad tienen la obligación de garantizar la inclusión y la diversidad sexual.
De esta manera, Colombia es un territorio de ‘súper humanos’ no porque algunos colombianos presuman de su condición física desarrollada para superar pruebas en un reality show, sino porque en el país hay personas que desafían la negligencia gubernamental, la burocracia política y la corrupción. Colombianos ‘súper humanos’ que en el diario vivir batallan para conseguir comida, una buena prestación de salud, un trabajo digno y el cumplimiento de los derechos humanos.