Santos diciéndole a Maduro que “juegue limpio” (un burro hablando de orejas) tras demostrar ser el más tramposo que ha pasado por la Casa de Nariño.
La más olímpica de las tretas santistas es funesta con el pueblo venezolano: mientras dice que éste gobierno es solidario con la grave situación que atraviesan, a los emigrantes venezolanos los mete en un amañado laberinto legal que lleva a dos únicas salidas (irse de Colombia o quedarse en el país afectándose más a ellos mismos y a los colombianos que también sufren desempleos o padecen salarios indignos). La cacareada solidaridad de Santos es una cruel burla a costa de los males de pueblos que son hermanos.
En Venezuela viven casi 2 millones de colombianos, y en Colombia ya hay más de 1 millón de venezolanos –según ellos mismos, aunque la Cancillería diga que son unos 300 mil-, Migración Colombia se basa en los que tiene registrados por los puntos legales de entrada en el Norte de Santander, Maicao, Arauca o Puerto Carreño. No cuentan a los miles que diariamente entran por las 52 rutas por donde es posible cruzar la frontera. La mayoría de dichas rutas son trochas, pero incluso se sabe que es posible ingresar ilegalmente por debajo del Puente Internacional Simón Bolívar. Hasta hace tres años era común que colombianos buscaran quedarse allá y desde mediados del año pasado la situación es al revés.
Esta mayor presencia de venezolanos ya está generando fricciones en el país: no son pocos quienes dicen que los venezolanos les están quitando sus fuentes de trabajo o son culpables de los problemas de seguridad o prostitución que se están dando. Sin embargo, muchos de estos problemas obedecen a la ineficiente gestión de los mandatarios regionales antes que a la presencia de migrantes venezolanos.
Colombia está en deuda con Venezuela, en la medida en que fue el vecino país el que propició el crecimiento petrolero gracias a la migración calificada de venezolanos, y en cuanto a ventas, negocios, las restricciones de Chávez y Maduro han llevado a Venezuela a una inestabilidad comercial que terminó por beneficiar a Colombia.
Venezuela ofreció garantías económicas suficientes a los colombianos que buscaban una opción de vida en el territorio vecino, ya que en Colombia la satisfacción de las necesidades básicas eran insuficientes, por faltas de empleos, porque el comercio en la frontera era atractivo para la población colombiana y por el conflicto armado que generó desplazamientos forzados.
Santos, para “mostrar su solidaridad con los venezolanos” lo que está haciendo es castigarlos más. “Facilitó”, con la Resolución 5797 de 2017 expedida por el Ministerio de Relaciones Exteriores, que los venezolanos llegados al país antes del 28 de julio pasado, tendrán derecho a un Permiso Especial de Permanencia (por 2 años) que les permitirá disfrutar de acceso a la salud y poder trabajar legalmente… Así parece bien, ¿eh?
Pues la cínica burla consiste en que ese Permiso sólo es dado a los que entraron legalmente al país (el mínimo de los que están) y para acceder a un trabajo formal tiene que ser únicamente a las ofertas que se hacen a través del Servicio Público de Empleo (Circular 56, expedida el pasado 10 de Octubre, por el Ministerio del Trabajo) sabiendo la Ministra Griselda Restrepo que de esos “40 Mil Empleos” si quedan 2 mil son muchos y muchísimos colombianos esperando por ellos, mientras los ponen a pasar cursos y talleres de entrevistas laborales impartidos por Colsubsidio (el operador al que le dieron la licitación del programa de empleabilidad) o capacitadores del Sena, entidad adscrita al MinTrabajo.
Tanto Santos como sus Ministras (Canciller y la del Trabajo) saben que no hay empleos disponibles en el Servicio Público de Empleo para los millones de desempleados colombianos, menos para los 300 mil venezolanos que dicen ayudarían.
Y del resto de los venezolanos (casi un millón) qué; y díganme de los cubanos que también han llegado desde Venezuela y Ecuador… de donde migraran más, por los desmanes que ya genera el presidente Lenin tras volteársele a Correa y empezar a echar abajo los programas económicos, sociales, educativos que han disfrutado los ecuatorianos.
A los chinos, asiáticos con visas de turistas la mayoría, el gobierno Santos no les pone problemas para quedarse a trabajar, permitiéndoles –cómplices por omisión, escondiendo las cabezas como el avestruz, haciéndose los de la vista gorda- que monten comercios, explotando a los colombianos, acabando con nuestros pequeños productores y comerciantes, en San Victorino, ya por toda Bogotá y el país que están invadiendo…a ellos les alcahuetean por ser aliada China.
La Constitución de Colombia, en su artículo 9, estipula que la política exterior de Colombia se orientará hacia la integración Latinoamericana y del Caribe.
A Santos y su gobierno se les ha salido de las manos esta crisis migratoria, que cada día empeora, más todavía por las improvisaciones de Santos o burla cínica.
Las crisis se pueden convertir en oportunidades, para el bien de todos; voluntad política es la que se necesita, generándose medidas legales que resuelvan problemas y no que los agraven.
De ahí mí propuesta de Ley Solidaria: los latinoamericanos y caribeños que lleguen a Colombia, que no estén sindicados por delitos o huyendo de la justicia por los mismos, podrán obtener Residencia Especial que les permita trabajar y/o estudiar legalmente;, poder contar con el seguro de salud SISBEN, emprender Pequeñas y Medianas Empresas con la condición de que el 70% de los empleados sean colombianos.
Los inmigrantes cuando crean negocios y empresas generan fuentes de empleo.
El estudio sobre procesos migratorios de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OECD) antes mencionado indica que no existe evidencia sobre afectaciones de los inmigrantes en el sistema de bienestar de los países receptores, los inmigrantes que están legalmente integrados al mercado de trabajo, representan un beneficio en la medida en que aportan al sistema social. A mediano plazo los inmigrantes se convierten en contribuyentes por el pago de impuestos. Un estudio similar llevado a cabo por la División Poblacional de Naciones Unidas llegó a la misma conclusión.
La contribución de la inmigración es positiva para el crecimiento económico: la llegada de inmigrantes genera un aumento en el consumo de bienes y servicios y ayuda a mejorar la productividad de la economía; de manera adicional el fenómeno migratorio contribuye en el hábito del ahorro, considerando que son obligados por la misma situación a ahorrar, así mismo se ha afirmado que la inmigración ha contribuido en aumentar la eficiencia económica y la producción de bienes, en la medida en que impulsa la transferencia de trabajadores de áreas sustancialmente improductivas a áreas con mayores niveles de productividad en la economía.
La llegada de venezolanos a Colombia se ha convertido en un fenómeno social y económico, pero son personas altamente calificadas que bien pudieran vincularse a diferentes sectores productivos, beneficiando al país.
Colombia a futuro, empeorando la situación en Venezuela, se acrecentará como destino migratorio. Si los colombianos garantizamos aperturas económicas a nuevas inversiones haremos que el país se convierta en receptor de buenos cerebros.
Esta dinámica podrá generar nuevas oportunidades a nuestros trabajadores en sectores productivos de influencia, de conformidad con el ingreso de capitales financieros que se instalen en Colombia estableciendo una nueva industria empresarial, todo esto hará posible que tanto colombianos como latinoamericanos y caribeños se integren en pro de la satisfacción de sus necesidades; estas nuevas industrias impulsaran al crecimiento de Colombia.
Colombia con respecto a Venezuela, el Caribe y Latinoamérica no genera un total desarraigo o aparente exilio, entre nuestros países se comparten costumbres similares; somos pueblos hermanos.
La aspiración a una vida mejor, es un derecho humano. El ser humano solo pretende lograr los recursos necesarios para subsistir. Tenemos que ser comprensivos y solidarios.