Están matando a nuestros líderes sociales. Y digo nuestros, porque sin líderes regionales y comunitarios no hay desarrollo de nuestro país. Los están matando descarnadamente. No importa mucho ya la cifra cercana a los 400 asesinados desde que se firmó el cese del conflicto con las FARC, y mañana y pasado, esta cifra sigue creciendo. Una cifra que no para. Una cifra sin nombres ni apellidos, ni causas defendidas conocidas por nadie. Hasta que mueren…
Para ser indolentes ante la tragedia solo necesitamos excusas. “Esa gente andaba en malos pasos”. Sin embargo, estas personas, hombres y mujeres de nuestros territorios, ejercen una función clave para el desarrollo de sus comunidades.
Ellos se interesan por la protección de los derechos humanos, derechos de minorías, derechos a aguas que fluyen por tierras de su comunidad, derechos sobre predios despojadas. Accionan contra distintos tipos de minería, usualmente ilegal. O también influyen en su comunidad dando consejo para la mejor convivencia entre veredas.
Los líderes defienden unas causas y muchas veces éstas son incómodas para los poderosos. Para ciertos vecinos de tierras, a las comunidades se les puede privar del agua, o reducirse su caudal.
Aquellos privilegiados que piensan que para satisfacer sus intereses, “al diablo las comunidades”, creyendo que el supuesto desarrollo lo justifica todo, o que ni siquiera es imperativo consultar a las personas en los territorios, como se hace en cualquier lugar civilizado. Sin líderes comunitarios se trunca el progreso de las regiones.
Invisibilizar las luchas sociales
La muerte de nuestros líderes sociales tiene que ver con indiferencia de clase, con residuos de la violencia en nuestra conciencia, por los cuales todavía no nos duelen los muertos ajenos.
No se puede creer que a los líderes sociales “los matan por andar en malos pasos”, sugiriendo que se desconocen sus esfuerzos, sus logros. Eso es lo que ayuda a volverlos invisibles o a pensar que “por ser de izquierda lo merecen.”
Los líderes sociales son hacedores de tejido social y es importante resaltar que su labor está estigmatizada. Con ligereza suele asociárseles con ex guerrilleros o afines a dichos movimientos.
Y si son ex guerrilleros, parece que el problema es doble. No es raro entender que un reincorporado que estuvo en armas, opte por las reivindicaciones sociales como ciudadano activo y ejerza el liderazgo en su región.
Si se reitera en la conciencia nacional sobre “los malos pasos en que andaban”; si las vidas de los colombianos más pobres, –así fueren de izquierda– no comienzan a importarnos, así es que se cocina el verdadero castrochavismo.
La indiferencia de clase crea resentimiento y odios difíciles de sanar. Por eso el país entero se tiene que movilizar. El gobierno tiene que demostrar que el asunto le importa desde ya mismo.
Las investigaciones tienen que avanzar y debe saberse que en ninguna vereda puede andar campante una fuerza paramilitar sin que lo sepan las autoridades del lugar.
Reconocer a nuestros líderes
Para terminar, quiero detenerme en un concepto básico aportando una posible solución. Solo sabemos de los líderes sociales cuando los matan. Cuando están vivos no son conocidos ni necesarios para nadie, aparentemente. Muchos líderes sociales prefieren el anonimato. Desconfían de autoridades del lugar porque es sabido que en muchas oportunidades el Estado ha sido mucho menos que garante de estas vidas y lastimosamente los líderes no confían frecuentemente en quienes los deben proteger.
Pienso que necesitamos que los líderes sociales dejen de ser anónimos para poder ser protegidos por la sociedad civil. Necesitamos que sus nombres y su vida sea conocida por todos. Cuando vivos, no cuando los matan. Si a un Líder Social en una vereda lo van a matar, lo pueden lograr fácil sin valer para nada su anonimato.
Un Líder Social no puede ser anónimo, por su propia actividad de liderazgo social. Un líder es fácilmente ubicable. Por eso es que pienso que el primer paso para protegerlos es visibilizarlos. Reconocerlos. Descubrir su obra y vida cuando ésta cuenta.
Y por eso, con ayuda de tecnologías de información, su vida y causa pueden guardarse en un banco de datos, capaz de analizar y categorizar el desafío de manera sistemática, por regiones, frecuencias, causas, y posibles responsables.
Igual de importante que la vida de los líderes sociales, lo son sus KAUSAS. Lo escribo con K para llamar su atención. Las Kausas de los líderes sociales es aquello por lo cual los destierran o asesinan. Por tal motivo las Kausas se deben poder conocer. Visibilizar la Kausa es visibilizar por dónde empezar a construir paz.
Si la comunidad y la sociedad civil entera se interesaran por los líderes sociales, lo haría por el hecho de conocer los intereses y pasiones del líder o lideresa, de sus luchas, de la injusticia que confrontan, de la manera que se exponen. De los poderosos que incomodan…
Conocer las Kausas es clave. Lo es, porque pone de manifiesto el callo que los líderes le pisan a alguien. Se necesita poder saber que “Pedro Pérez, padre de 3 niños menores, Juanita, Duvan Alfonso, Fernando, con su esposa María Hidalgo, de una vereda perdida por los lados precisos de Montes de la Sierra, defienden las aguas que la empresa XYZ; o que las fincas J,Q,K se apropian de predios y que los dueños se llaman Fulanito de Tal con segundo apellido, y que ya han recibido visitas o amenazas de Perico de los Palotes con segundo apellido.” “Eso pasa en tal lugar específico y son testigos doña Rosa Fuentes, y su marido.”
La sociedad civil tiene que comenzar a querer a sus líderes sociales a partir de conocer la importancia de lo que hacen. Presionar a las autoridades para que veamos resultados y protección efectivas.
Las empresas pueden orientar sus campañas de responsabilidad social empresarial y su relacionamiento estratégico con comunidades hacia la protección de los territorios interesándose activamente en la cooperación social con la comunidad, hacia la conciencia de identidad cultural y ancestral.
Colombia necesita vivos a sus líderes y no hay programa del Estado que sirva para velar por la vida de tanta gente tan apartada de los cascos urbanos.
Hasta que a la sociedad civil le asista la urgencia de convertirse en ciudadanía activa en este preciso tema de la defensa de los líderes sociales, no habrá mucho qué hacer para esperar un cambio.
Si los políticos del momento, el gobierno actual, no se manifiestan con severidad hacia el tema y hacen acciones innovadoras, no nos parezca extraño asistir al inicio de una revuelta social y el incremento desbordado de nuevas violencias.
Creo ahora que no es tan sencillo ni fácil salir a decir “no estoy de acuerdo con ese proceso de paz y voy a cambiar lo que considero malo”, sin antes hacer una férrea protección y defensa de la vida tal como lo ha logrado el actual proceso de paz.
El gobierno del presidente Duque debe liderar una cruzada demostrando que le importan los líderes y que valora el cese del conflicto, que se manifiesta en rechazo radical contra de esas amenazas y asesinatos.
No pueden seguir matando a nuestros protectores de los territorios. No son líos de faldas. Es sistemático. Es una nueva masacre que pasa ante sus ojos. Y vamos a despertar. Usted puede interesarse si antes no lo estaba. Influir con sus ideas y liderar opinión. No podemos seguir siendo pasivos ante la muerte de otros colombianos. Eso ya no es de estos tiempos. Hoy es por ellos, mañana será por Usted.
#LosLíderesNoEstánSolos
Foto portada cortesía de: The Objective
Fotos de cuerpo cortesía de: Verdad Abierta