La posición del presidente de mano dura frente al atentado en la escuela nacional de cadetes parece ser la razón para que haya un repunte en su favorabilidad frente a los electores; esto justo después de saber acerca de la desaprobación generalizada del presidente en los primeros meses de su gobierno.
Tal vez la perspectiva desaprobatoria aún sería apropiada, en tanto que sus banderas de campaña aún no se han izado: la corrupción continúa, y tal vez empeora nombrando personas poco idóneas en diferentes cargos; los impuestos para la clase media y baja se impusieron y para los más ricos no aumentaron, justo lo contrario que propuso que haría; y el sistema educativo sigue esperando alguna mejora, que no se vio en el presupuesto general de la nación.
En el frente de los temas no mencionados por el gobierno actual durante su campaña está: La escalada de muertes de líderes sociales es terrorífica; hay un crecimiento inusitado de misivas provenientes de grupos que se denominan “Águilas Negras” amenazando políticos reconocidos y personas que promueven ideas políticas de izquierda.
Pero lo cierto es que la aprobación del presidente subió después de una investigación de la fiscalía que ha sido muy cuestionada por lo extraordinaria velocidad y los vacíos lógicos que presenta. La línea de tiempo no es consistente y la identificación del autor material es dudosa, por mencionar los más evidentes.
Parece que una razón de peso para incrementar el gasto en seguridad, levantarse de la mesa de negociación con el ELN, y disponerse a un enfrentamiento armando más intenso solo le conviene a este gobierno que enarbola las banderas de la mano firme.
Digamos que si esto fuera un plan fraguado desde el mismo sector político, les resultó de maravilla. Porque la aprobación del presidente Duque subió en una “encuesta” con metodología muestral tan dudosa, 700 personas entrevistadas, como la investigación de la fiscalía sobre el atentado.
