“La emancipación de la mujer, que despunta ya en el horizonte de la humanidad, llegará inexorablemente,
porque antes que nada obedece a las exigencias del desarrollo,
y quienes se empecinen en contenerla sucumbirán en el intento”[1]
Hace unos días, alguien en medio de una conversación me preguntó quién es la mujer que más admiro, inmediatamente respondí que mi madre, sin embargo, mi interlocutor refutó que era una respuesta común y según mi profesión como Historiadora, debería ser un personaje histórico. En unos segundos de pausa, pensé que podía tener razón, vino a mi mente Marie Curie, la científica polaca que tuvo que superar infinidad de obstáculos porque en su país las mujeres no podían ir a la universidad, sin embargo su pasión investigadora fue más fuerte y logró ser la primera profesora catedrática en la Universidad de París y la primera en ganar un nobel de Química en 1911[2].
No obstante, reafirmé mi posición sobre la interrogación, la mujer que me dio la vida, ha sido mí mejor y mayor ejemplo femenino, ella simboliza para mí el rostro de una generación de mujeres colombianas que se atrevieron a cambiar paradigmas, un esfuerzo superior por encarar los embates ideológicos que las relegaba tan sólo a las tareas domésticas. Hecho posible como resultado de luchas anteriores, cuando mujeres en solitario daban pequeñas batallas que años más tarde, significarían grandes avances sociales y ampliarían la presencia de la mujer en otros escenarios.
Nombres como María Cano, conocida como la Flor del Trabajo o Débora Arango, acuarelista y pintora antioqueña, representan la valentía contra los prejuicios de la sociedad y constituyen experiencias pioneras en la construcción de relaciones sociales más justas y equitativas. Sin olvidar a las heroínas de la independencia, Policarpa Salavarrieta, Manuela Sáenz, Simona Duque de Álzate, entre otras, que fueron determinantes en la lucha emancipadora de la corona española.
Ahora bien, la situación actual de Colombia, revela una preocupante discriminación cultural contra las mujeres, son alarmantes las cifras de violencia física, sexual y psicológica, el 37% han sufrido algún tipo de violencia física, el 26% afirman haber sido maltratadas verbalmente en algún momento de su vida y el 10% han sufrido violencia sexual. Padecimientos que se agudizan en medio de un país profundamente desigual para sus ciudadanos.
El 20% del ingreso está en manos del 1% de la población y el 1% concentra el 40% de la riqueza[3]. Además, un estudio de la OCDE el año pasado, arrojó que Colombia es el segundo país donde la gente trabaja más, al año pasan 2,496 horas laborando, por encima de 50 horas semanales.[4] Con una tasa de desempleo, según el DANE, del 11,7% para primer el mes del 2017.
En ese contexto, la situación económica de las mujeres es aún más inequitativa, ganan 25% menos que los hombres a pesar de trabajar mayor número de horas y estar mejor cualificadas académicamente. La tasa total de Desempleo para mujeres es del 12% y hombres 7,1%. La pobreza en hogares con mujeres en su jefatura es del 31%. Hay más de 5 millones de amas de casa en vulnerabilidad al no generar ingresos. [5]
A pesar de todo, son muchas las mujeres colombianas que día a día se levantan para trabajar por un mejor presente. Dispuestas a dar luchas por la reivindicación de sus derechos. Inscribiendo sus nombres en los libros de historia y en el corazón de nuevas generaciones que las recordarán, como hoy lo hacemos con una mujer admirable, que con tan sólo 24 años estuvo al frente de la primera huelga de obreras en Colombia: Betsabé Espinal, quién en 1920 dejó huella al liderar la protesta en la Fábrica de Tejidos de Bello, Antioquia, exigiendo mejores condiciones laborales.
Por último, estas aspiraciones femeninas sólo serán posibles en la medida que trabajemos de la mano, codo a codo con nuestros padres, hermanos, compañeros, novios, esposos, en fin, con los hombres, en la transformación de nuestro país en una nación libre y soberana, derrotando a quienes han entregado la suerte del país a intereses extranjeros y sepultando los obsoletos prejuicios contra las mujeres.
[1] http://www.elfogonero.org/anterior/publicaciones/resist3apertura.htm
[2] “Marie Curie, la primera mujer en ganar el Nobel”, disponible Link
[3] López Montaño, Cecilia, “Drama colombiano: sus desigualdades”. Disponible Link.
[4] Nuñez, Amaury, “De los salarios, la desigualdad y otros demonios”. Disponible en Link
[5] Moreno Salamanca, Natalia, “La reforma tributaria de Santos, otro golpe a las mujeres”. Disponible en Link