Columnista:
Daniel Suárez Montoya
Seguía con detalle a la administración actual, le cuestionaba muchas cosas en redes sociales y en diferentes espacios, conversaba directamente con algunos secretarios y secretarías sobre distintas situaciones, destacaba algunos funcionarios que consideraba harían bien la tarea; sin embargo, me cansé de insistir, preferí entrar a espacios y organizaciones que harían un seguimiento más detallado y con mayores herramientas para cuestionar la gestión de la actual administración de Medellín y creo que fue la mejor decisión, para no caer en el mar de perdidos que piensan en la revocatoria, que pudieron haberlo hecho mejor o que perdieron la oportunidad por no trabajar en el camino que había construido la ciudad de gobiernos alternativos y pensando en las problemáticas más críticas, como lo hizo quizá, Alonso Salazar, el único nombre de un exgobernante que mencionaré en esta columna.
Que no lo revoquen, ¿para qué? ¿Para que la única que pierda sea la ciudad? ¿Para seguir hundiendo más el barco? Pienso que quienes hoy lideran y se han venido uniendo a la idea de la revocatoria están pensando en su individualidad, en lo que consideran que debe ser la ciudad, a su manera y al estilo de sus partidos o movimientos.
Por un lado, están quienes hoy gobiernan el país y no han podido gobernar la ciudad directamente (lo han logrado a través de camuflados independientes) y por otro lado, están los otros, los perdidos que consideran que a pesar de que sacan votaciones mínimas, creen que podrán cambiar el rumbo de la ciudad, cuando no han hecho el intento de cambiarse a sí mismos, de comprender que hay que hacerse a un lado y por supuesto, que han jugado a su beneficio, trabajando con las administraciones anteriores y cambiando de acuerdo al escenario que les beneficie.
Que no lo revoquen, en este momento la ciudad no va por buen camino y tampoco venía bien en las dos anteriores administraciones, perdiendo una gran base del trabajo social, abandonando o dejando a mitad de camino procesos importantes, uno de ellos, el de la discordia, Buen Comienzo, que viene presentando un debilitamiento relevante que, a su vez, afecta el futuro de niños y niñas. Pero el Gobierno actual considera que tiene la solución para remediar lo ya enfermo y genera unos cambios incomprensibles y hasta dudosos, para mencionar, contrataciones que ya han sido denunciadas por concejales y movimientos que parecieran más politiqueros que estratégicos por el bien del proyecto.
No lo revoquen, ¿ustedes salvarán la misma ciudad que el actual gobernante no ha salvado, sino que, por lo contrario, la ha hundido más? ¿Tienen bajo la manga una solución mágica del conflicto, la desigualdad, la violencia, la corrupción que vive la ciudad? Conociéndolos, creo que no, ustedes traen lo mismo, no hay un trabajo de base, no hay un conocimiento claro de la ciudad, se le ve caminando mas no escuchando, aunque digan que sí, reclaman su voz, no la de una sociedad que cae en el hambre, desempleo y ausencia de oportunidades, para comenzar, las voces de jóvenes que hoy continúan en la resistencia, porque no ha habido escucha hacia ellos y ellas, porque no se sienten representados en los escenarios, donde ustedes, con lista en mano buscan firmas que les avalen su capricho.
No lo revoquen, que cuando queden huérfanos de poder, la ciudadanía y los entes de control tomarán una decisión sobre sus actuaciones, que mientras ustedes salen a la calle a buscar firmas en lugar de escuchar o hacer veeduría, otros están aprovechando para hacer de las suyas, por el bien de unos pocos y no de la ciudad, mejor dicho, revocantes y revocados, parecieran que van por caminos diferentes, pero sufren de la misma patología.