Columnista:
Juan C. Delgado Suarez
Esta pandemia nos ha enseñado muchas cosas, algunas positivas, otras no tanto. Entre las positivas está que aprendimos (bueno, eso espero) a valorar lo verdaderamente importante, compartir más tiempo con la familia, valorar ese abrazo, ese beso que por ahora no podemos darnos, al familiar, al amigo que está lejos y muchas cosas más.
También nos mostró que el nivel de pobreza en Colombia es más grande de lo que pensábamos, que el empleo formal no lo es tanto y que la informalidad es más alta de lo que se pensaba. Según el Dane en su último reporte, la tasa de desempleo llegó a nivel nacional al 19.8 %, la más alta en los últimos 20 años.
Los Gobiernos Nacional y Distrital dicen que los más necesitados están recibiendo ayudas, algunos medianos y pequeños empresarios (no tantos como quisiéramos) igualmente.
Pero ¿qué pasa con las personas que antes de la pandemia estaban desempleadas?, ¿qué pasa con los vendedores informales, los adultos mayores, pacientes con diabetes, problemas cardiacos, pulmonares, obesidad, las personas en condición de discapacidad y cuidadores que, por una u otra razón, no aparecen en los programas de beneficios?
Algunos desempleados ya habían reclamado el subsidio de desempleo antes de la pandemia, y en este momento no lo pueden volver a solicitar; los vendedores informales que no están en los registros del IPES, los adultos mayores, los pacientes con enfermedades preexistentes y, las personas en condición de discapacidad, son los nini, porque ni en un lado ni en otro aparecen como beneficiarios de ayudas, y los Gobiernos Nacional y Distrital deben empezar a buscarles soluciones, pues son muchas las personas que están en el limbo sin recibir ayudas, y cada día están peor.
Recordemos que para poder obtener las ayudas deben tener un nivel de Sisbén 1 o 2, es decir que el puntaje para los primeros debe estar entre 0 y 47.99 y, para los segundos, entre 48 a 54.86. Eso quiere decir que personas con puntajes más altos no pueden acceder a las ayudas que se otorgan. Y es lo lógico, ya que, en teoría, los puntajes más altos son sinónimo de comodidad y de poca o nada de necesidad.
La gran mayoría de estas personas en su vida productiva lograron obtener con mucho sacrificio su vivienda, mejorarla, adquirir elementos y cosas para garantizar para ellos y sus familias una mejor calidad de vida, pero en la actualidad la realidad es otra y, tanto ellos, como sus familias, están pasando necesidades.
Donde deben acudir, las plataformas donde dicen las autoridades que las personas se pueden inscribir, no son de fácil acceso para todos, no se responden los correos que se envían, existe mucha desinformación sobre el tema por la pandemia, se entiende que no se puede hacer una atención personalizada, pero se debería buscar una forma diferente a las redes sociales para anunciar las soluciones, pues no todas las personas manejan las redes, además, muchas no tienen acceso a internet para hacer sus inscripciones.
Para las autoridades es muy fácil decretar medidas de protección, que quede claro que no estoy en su contra, pero así como las decretan, deben buscar las soluciones para los problemas que esto trae, mantener a los adultos mayores, pacientes con enfermedades preexistentes, y todos los acá mencionados, porque pueden ser personas de fácil contagio, eso está claro, pero se necesita y, con urgencia, que estos grupos poblacionales sean tenidos en cuenta.
Dicen que en esta época la solidaridad brota, pero estas personas no pueden quedarse esperando por tiempo indeterminado la solidaridad de familiares y amigos. Ya es hora de que las autoridades tomen cartas en el asunto, todos pasamos por circunstancias difíciles en estos momentos, algunos más que otros; es hora de ver las acciones de los Gobiernos por los nini.
Excelente columna, gracias por decir la verdad.