Autor: Daniel Alexander Montoya
Un gobierno que objeta artículos por inconveniencia, y a cambio ofrece articulitos por conveniencia, tiene en un meollo a los artículos 20, 37,38, 56 y 107 de la Constitución Política, que en pocas palabras, son los artículos que le dan rectitud a la protesta social.
Entre tanto, como se demuestra en el siguiente gráfico, producto de un estudio realizado por el consultorio jurídico del portal Asuntos Legales, muestra las diferentes marchas y paros que han sido enmarcadas por los heterogéneos grupos sociales, a saber: gremios, asociaciones, sindicatos, Asociación Colombina de Representantes Estudiantiles (ACREES), Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Federación Colombiana de Trabajadoras de la Educación (FECODE), Greenpeace, Transportadores de Carga, Taxistas, Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), cafeteros, marchas por la JEP, el planeta y la vida.
Lo anterior ha acontecido durante el Gobierno Duque. Y, también, cabe señalar, además, que durante los primeros 430 días de presidencia hubo una marcha por cada dos días.
Por otra parte, este Gobierno se ensimismó en perorar de la protesta social. En ese mismo sentido, al interior de este Gobierno chambón, pareciera que a sus ministros les hayan endilgado proclamar en sus discursos la regulación de la protesta social.
Así lo hizo el ministro de Defensa, quien desde el primer día que asumió la dirigencia de ese sector, manifestó sin tapujo alguno y con vehemencia, en la Cumbre Concordia de Américas, la indispensable propuesta:
“Respetamos la protesta social pero también creemos que ésta debe ser ordenada y que represente los intereses de todos los colombianos y no solo de un pequeño grupo”.
De igual manera, hizo énfasis en ello la vicepresidenta de la República, durante la conmemoración de los 170 años del Partido Conservador. Marta Lucía afirmó:
“Es urgente reglamentar la protesta social porque la anarquía que vimos la semana pasada nos está notificando que esto va a seguir”.
Y pareciera también que el santo y seña haya hecho eco en el periodismo, en su más reciente columna, Claudia Palacios señaló, “el otro problema de usar para todo la movilización en las calles es que se vuelve parte del paisaje”.
Así es como a ellos les gusta la protesta,“protestar sí, pero no así”, protestar pero no bloqueando vías o irrumpiendo el tráfico, y mucho menos cuando hay personas que se dirigen a sus trabajos, porque ellos deben trabajar, trabajar y trabajar. También es necesario que sea metódica, y ante todo, que sea en silencio, bullosos, porque se callan o los callamos.
Es evidente que este Gobierno ambiciona que marchemos por los Andes, a su vez, nos quiere dóciles, obedientes, sumisos y estáticos. Da grima que este Gobierno displicente, tras de censurador, bufón, decapite cada vez más, con su accionar, la endeble democracia.
Lo peor del caso es que, en su afán por conseguir su objetivo, arremete, por un lado instigando la derogatoria de algunas de las instituciones del Estado, Corte Constitucional, Corte Suprema de Justicia; y por otro, embista al vulgo que pacíficamente protesta, mediante el Esmad.
Sin embargo, a esta nueva generación nos concierne, por un lado, no hincarnos ante un gobierno que cantiflea, y que por lo demás utiliza su ímpetu, por el contrario, nuestra lucha está enmarcada en el diálogo, y ante todo, representando la voz de las minorías que aclaman el cambio.
Foto cortesía: EL País Cali