Autor: Ian Schnaida
Aunque así parezca, dudo de que el Gobierno no sepa para dónde va el país: es que no quieren que nos demos cuenta. Al parecer, están apelando a la vieja confiable de policía bueno/policía malo, en la que el joven Duque, a la cabeza (oficial) del país, manda discursos en pro de la paz, del medio ambiente, de la lucha contra la corrupción, de los mejores empleos, etc., mientras su partido se encarga de hacer de las suyas con el poder que tiene en el Congreso y en los Ministerios, que no sabemos si obedecen al presidente o al presidente eterno.
¿Hacia dónde nos lleva el Gobierno Duque? Tómense la molestia de mirar estos 6 casos para analizar el rumbo de nuestras velas bajo el timón uribista 3.0.
1. Anuncia el presidente Duque que estaban deforestando el Chiribiquete y, gracias a la acción efectiva del Ejército, se logró la captura de 9 delincuentes; pero resultó que estas personas eran miembros de una familia humilde que, gracias a su poco nivel educativo, pudo ser engañada para que se declararan culpables.
2. El uribismo se posiciona como el principal enemigo del socialismo y el comunismo; pero es el Gobierno Duque y la administración Peñalosa, quienes traen a los chinos a Colombia para hacer negocios con ellos, aún cuando dos de dichas empresas (del comunismo) están señaladas de pagar sobornos, fraude y corrupción; una de ellas con sanción por parte del Banco Mundial en 2017.
3. El Gobierno Duque dice que al país no le queda dinero y será un caos si no se aprueba la Ley de Financiamiento que terminaría de ahorcar la clase obrera del país; pero, ¿por qué no proponen que las iglesias paguen impuestos? ¿Miedo a perder esos votos?
En 2017 las iglesias del país declararon un patrimonio bruto de $14,4 billones y un patrimonio líquido de $13 billones, e ingresos brutos de $5,4 billones. Según esto, y con un crecimiento de hasta dos nuevas iglesias por día, las entidades religiosas tendrían que haber declarado, solo el año antepasado, $1,6 billones.
4. La ministra de Trabajo habla de un salario equivalente al 75 % del mínimo para jóvenes menores de 25 años, y sale el presidente Duque a decir que no le parece; pero movieron la reforma laboral para después de elecciones, como hicieron con la Consulta Anticorrupción que dijeron apoyar y después dejaron hundir. ¿Acaso los ministros trabajan a espaldas de Duque?
5. El presidente ha manifestado que es un defensor del arte y la libertad de expresión, pero nombra como general a Nicacio Martínez, con ejecuciones extrajudiciales encima, y luego censuran un mural que exhibía la responsabilidad de los comandantes del Ejército en esa aberración de política de la Seguridad Democrática.
6. El exfiscal Martínez, elegido también con apoyo del Centro Democrático, que bien le servía a los intereses del uribismo y sus patrocinadores, sobre todo en el caso Odebrecht; le dejó al Gobierno Duque, tras su renuncia, la responsabilidad de mandar la terna para su reemplazo, ¿cuándo? No sabemos.
Aparentemente, el fiscal encargado lo está haciendo muy bien, porque nada se supo más de la investigación del fiscal ad hoc que señaló a Martínez Neira de ralentizar el proceso investigativo por Odebrecht, donde él y Sarmiento Ángulo saldrían muy perjudicados.
Al mejor estilo de los actores, de los buenos, el presidente Duque se para en su atril y, con voz firme, habla de un país de maravillas, unicornios y enanitos que a la hora del té se queda en fantasías.
Pero, gracias al relato heroico de los medios tradicionales que se ven beneficiados, la realidad que llega a los territorios es muy parecida a la que pretende el Gobierno.
Somos objeto de una burla constante, de una medida de aceite diaria en la que el poder político, económico y militar (la verdadera santísima trinidad) arremete contra el pueblo que tiene comiendo de su mano, mientras es azotado con la otra.
Casi 20 años en el poder y hay millones de colombianos que no han ni siquiera empezado a dimensionar el daño que ha hecho este movimiento, y el ambiente de turbación y odio que ha generado en el país. En definitiva, primero se acaba el helecho que los marranos. ¡Oinc, oinc!
Foto cortesía de: Iván Duque (Facebook)
Si esa platica no se quedara en los bolsillos de los pastores , sus familiares y amigos muy cercanos y se invirtiera en verdadera educación, muchas falencias se subsanarían. Con el crecimiento de tantas iglesias es por lo visto un negocio muy rentable donde se juega con la fé. No digo que no estudien la Biblia es un libro histórico interesante con muchas citas que pueden tomarse como manual de vida. Pero verlos con la Biblia bajo el brazo actuando contrariamente a sus preceptos es vergonzoso. La colonización no ha terminado,primero fue la iglesia católica, ahora son las evangélicas y otras. Patético como utilizan la espiritualidad y la desesperanza de quienes no se han encontrado a sí mismos o de quienes sienten remordimiento por su actuar y buscan perdón sin reparación.
Tengo una duda, a los aportantes a esas sociedades económicas porque lo son.¿ Les descuentan esos aportes de sus impuestos ?