Columnista:
Gustavo Adolfo Carreño
Una de las proclamas más sentidas y vitoreadas en cada marcha, mitin o movilización de los maestros en Colombia es “primero lo primero, salud y educación”, derechos fundamentales hoy más válidos que nunca por la calamidad mundial y los azotes devastadores de la pandemia del coronavirus, precisamente, fueron estos los primeros sectores con intervenciones y medidas inmediatas por parte del Gobierno Nacional. Se activaron entonces protocolos para levantar del “estado de coma” la red pública hospitalaria (en buena medida virtual) y se desplegó sobre el sistema público educativo la virtualidad, en pañales, sin infraestructura, ni cultura de interacción entre los actores de las comunidades educativas.
Que los maestros vociferen, reclamen y exijan a los Gobiernos de turno el énfasis en salud y educación como mínimo de dignidad y garantía para el desarrollo de las capacidades colectivas e individuales y el bien-estar de la ciudadanía en general, no es una alharaca, es un reclamo justo y necesario, la angustia colectiva por la que atravesamos demuestra que los maestros no estaban equivocados, tenían la razón, y ayer y hoy la siguen teniendo: la mejor inversión es la que se realiza centrada en el ser humano, con la vida como el gran capital a proteger y potenciar en cualquier nación progresista.
En medio de tantos avatares por atenuar el pánico colectivo, de coyunturas con salidas inmediatistas, definitivamente nos deja atónitos mensajes equivocados, inhumanos, despiadados como “que la pandemia del COVID-19, espere, lo primero es el capital y sus negocios”, por fortuna, las nuevas generaciones están conociendo el talante, la esencia y la verdadera catadura de la que está hecha la clase política que nos gobierna.
En lo que tiene que ver con el sector educativo, el Gobierno, por intermedio del Ministerio de Educación Nacional, expide el 16 de marzo la circular 020 “para el manejo, control y prevención del COVID-19”. Complementada con la directiva 021 del 17 de marzo “para el desarrollo de los procesos de planeación pedagógica, trabajo académico, y manejo del personal docente, directivo y administrativo de la educación”.
Se establece el aislamiento social preventivo en los hogares de los niños, niñas y jóvenes, desescolarizan toda la comunidad educativa (estudiantes, maestros, directivos, administrativos), modifican y ajustan el calendario académico 2020, implementan dos semanas de desarrollo institucional (entre el 16 y el 27 de marzo de 2020) y adelantan las vacaciones de los estudiantes, maestros, directivos y administrativos (30 de marzo al 19 de abril de 2020), retornando a la normalidad académica el 20 de abril del año en curso, si las condiciones lo permiten.
En las dos semanas de desarrollo institucional los maestros laborarán de manera virtual, diseñando y preparando materiales con metodologías flexibles, contenidos educativos como guías, talleres, trabajos para que los estudiantes avancen en la formación de sus habilidades, destrezas y competencias en su periodo vacacional. Una vez devuelta a la normalidad académica, el 20 de abril, dependiendo de la evolución del coronavirus, se proseguirá con la ejecución de las actividades planeadas en desarrollo institucional, las cuales se entregarán como material de trabajo a los estudiantes.
Lo normal es que en pleno siglo XXI, en el apogeo de la globalización, las tecnologías digitales y las redes del conocimiento, las escuelas cuenten con tecnologías y ambientes virtuales modernos, ágiles, suficientes en número y, calidad, para los chicos y chicas que las instituciones colombianas atienden, pero no es así, pues en muchos colegios de Colombia no hay salas de informática y tecnología (sobre todo las zonas rurales), muchas no tienen acceso a Internet, los equipos están en desuso o en mal estado por falta de mantenimiento.
Es normal que muchos de los computadores y tablets entregados a las escuelas y a los maestros por el programa “Computadores para Educar”, no existan, si decidieran realizar hoy un inventario de esos equipos, les aseguro que la mayoría desapareció, se les dio de baja en inventarios, se los robaron o, simplemente, nadie da razón de ellos. Las escuelas son objetos de vandalismo y saqueo, en especial las salas de informática, son un fortín apetecido por la delincuencia, casi siempre se denuncian los hechos ante las autoridades respectivas, pero las investigaciones de la justicia quedan en la impunidad.
La mayoría de las escuelas no cuentan con páginas web institucionales, las que existen funcionan a media marcha, están en desuso o son de manejo exclusivo del profesor del área, de manera que no se transversaliza el uso de estos medios de enseñanza-aprendizaje entre las áreas del saber. En virtualidad, lo más avanzado en requerimiento para la interacción del maestro es actualmente la utilización de la plataforma “Colombia Evaluadora”, allí se alimentan las notas de los periodos académicos (3 o 4), generando los informes o boletines a entregar a padres y/o acudientes.
Esta plataforma tiene otros usos importantes como la generación de consolidados, escala de rendimientos por periodos y anuales, listas de asistencia, observador del estudiante, con un acceso a padres y estudiantes (subutilizado o inutilizado) y otras opciones bondadosas caídas en la inoperancia por la falta de formación y educación para todos los miembros de la comunidad educativa, incluidos los maestros.
La plataforma “Colombia Evaluadora” es tan frágil que, cuando al final del periodo todos los maestros entran a cargar sus notas, lo normal es que se caiga o colapse, en esas condiciones trabajar con la virtualidad en Colombia es una utopía, triste es reconocerlo, estamos en pañales en esta materia; a partir el primer día del receso escolar forzoso los colegios privados enviaron a los estudiantes a casa con trabajo desde sus propias plataformas virtuales, una prueba de las brechas abismales entre la educación pública y la educación privada.
Se dirá entonces que el Gobierno habilitó, dentro de la plataforma de la página “Colombia Aprende”, el link “Aprender Digital”, con supuestamente, más de 80 mil recursos digitales, plataformas recomendadas, apps y videojuegos educativos, etc., un recurso desarrollado de último momento, a raíz de la pandemia del COVID-19; sabemos también que el hábito hace al monje y la práctica hace a maestros y alumnos.
Se dirá también que, en condiciones normales, los padres de familia tienen en sus casas tablets, portátiles, computadores, celulares y otros equipos con acceso a Internet, pero muchas veces esto tampoco es así, la mayoría de las veces los muchachos deben hacer consultas en los cibercafés, teniendo que salir de sus casas; si existe un celular con datos, generalmente es del papá o la mamá, de esta manera es de poco impacto el acceso gratis por tiempo limitado a la red, debido a una pandemia, cuando normalmente no se cuenta ni con equipos ni con suscripción a la red de Internet, en buena medida, porque el Gobierno desconoce las realidades y el contexto socioeconómico de nuestras comunidades educativas.
La recursividad en la implementación de los elementos virtuales no sobrepasa lo tradicional: el uso de la información por correos electrónicos, Facebook, grupos de WhatsApp, blogs temáticos, webgrafías para visitas y consultas o, el simple taller en el cuaderno, a partir de fotocopias y material impreso. Para no seguir en tiempos de las cavernas cae como anillo al dedo “el pueblo exige y tiene la razón, primero lo primero, salud y educación”.
Finalmente, siendo sinceros y autocríticos hay que reconocer las carencias y la limitación de los recursos para la interactividad, nunca se ha invertido en ello, la falta de cultura y pedagogía en ambientes digitales predomina dentro de nuestras comunidades educativas, mantener ambientes virtuales, de conectividad y, medios tecnológicos actualizados, hoy no es un lujo, es una necesidad, tanto para detener las pestilencias de las pandemias y los virus, como también, bloquear el virus de la ignorancia más allá de cuatro frías paredes.
El filósofo Byung-Chul Han cuestiona la digitalización de la vida por que solo proporciona información y no proporciona comunicación. Es bueno estudiar los constructos filosóficos de esta postura con relación a la Emancipación.
Completamente de acuerdo. Este Gobierno (y la remanencia de los anteriores) se caracterizan por dejar una estela de desapego nefasto a las agendas públicas más importantes como lo son la Educación ya la Salud priorizando siempre los intereses de la economía, cuando esta vía ha demostrado no ser competente para el desarrollo social, cultural y, sobre todo, de dignificación.