Habiéndose dado la partida “oficial” de la carrera hacia la codiciada y mancillada Presidencia de la República, luego de seguir atentamente el “foro” realizado por W Radio con algunos de los aspirantes con mayor posibilidad de alcanzar la primera magistratura, tengo algunas impresiones que quisiera respetuosamente, compartir con los lectores de Con La Oreja Roja, desde esta maravillosa columna habilitada para los más asiduos.
Así que, aquél foro con más tinte de debate, me resultó interesante en la medida en que, la mayoría de los precandidatos, a pesar de lo pulverizada que está la reputación de los políticos, gozan de cierto grado “importante” de credibilidad; saben exponer sus ideas (además con respeto, cosa me sorprendió, sobremanera; hasta ahora), con o sin poder de persuasión alguno pero, con “innegable” altura, conocimiento y conciencia de la devastadora realidad nacional, del desastroso gobierno y demás coyunturas más allá de la frontera.
De tal manera que, haciéndole una “biopsia” al foro aquél, amablemente procuraré destacar y reprochar a su vez, a modo general, algunas posturas que allí sobresalieron.
Escuché a una Claudia López decidida como es habitual a arroparse con las banderas de la anti corrupción, ligeramente altiva tal como ella es, pero, muy convincente. Categórica en su argumentación, esmeradamente persuasiva, definitivamente. Para mí, la persona que más a gusto se siente exponiendo su tesis, y quien más coraje demuestra a la hora de defenderlas. De las zancadillas que le pusieron, bien librada salió a mi modo de ver.
De Marta Lucia Ramírez, a título personal insisto, veo una mujer absolutamente preparada, consecuente en su discurso, suficientemente curtida y conocedora del aciago panorama actual colombiano. Tristemente a Marta Lucia (como a muchos candidatos, obvio), le va a seguir quedando muy difícil desmarcarse del hedor del que el partido conservador no ha podido desprenderse. Hoy, como nunca, pestilente hasta la médula. Con director investigado y todo. (¡Amalaya Álvaro Gómez Hurtado!).
En cuando atañe a Iván Duque, sobrio, serio y fulminante en la defensa de sus argumentos, sin duda; me llamó la atención cuando soberbio (tal cual aparenta ser) arremetió contra Claudia López recriminándole estar recibiendo supuestamente plata de RCN cuando él, defensor a ultranza de no gravar con IVA a las lesivas gaseosas, “se hizo matar” por aquél gremio, en franco e incondicional amparo al emporio Ardila Lulle. Consiguiendo exitosamente su cometido, por demás. Duque es una opción interesante, pero, creo no equivocarme, su cercanía y lealtad frenética hacia Álvaro Uribe, por ahora, lo van a llevar a diferir el apetito presidencial de su polémico partido.
Ahora, Humberto De la Calle tuvo una intervención digna; franco, frentero y ferviente agente de sus ideales de paz y restauración, indubitablemente. De la Calle, prudente como ha sido frecuente, es elegante para hablar, transmite madurez, reposo, discernimiento y un vasto juicio de la historia del país, concluyentemente. Pero, con un porcentaje enorme de colombianos despreciando a Santos, quizá aunque algo “utópico”, lo único que le convenga sea empezar a distanciarse de él.
A Gustavo Petro, lo noté rezagado, con algunos argumentos seguramente ciertos y trascendentales, pero, que ya no “calan”, no conmueven lo suficiente. Creo que el grueso del país (no solo de Bogotá), no quisiera ver a Petro dirigiendo la nación.
En fin, un ejercicio interesante en donde ya empiezan a despuntar unas líneas más que otras, a seducirnos unos ímpetus, perfumes y colonias más que otros y, a decir verdad, una probabilidad femenina, que advierto vigorosa y, que el país, me atrevo a aseverar, hoy clama más que nunca.
