Polonia 2016, donde empieza todo. Tan lejano y tan cerca. La exigencia: “las chicas solamente quieren tener derechos humanos fundamentales”. La realidad: la Iglesia Católica, un gobierno de derecha, ley y justicia desean prohibir de manera casi total el aborto, la acción significaría sentencias de cárcel de hasta cincos años por causar “la muerte del niño concebido”. (Ver link)
Las manifestaciones se hicieron presentes, los polacos se vistieron de negro y a viva voz dijeron: ¡Ni un paso más! Nada sobre nosotras sin nosotras. Y por primera vez en la historia mundial, mujeres han articulado sus voces y se han organizado. En Guatemala, Colombia y 53 países más, trabajan en redes, en armonía, con sororidad y con empatía.
Desde el anonimato, mujeres del mundo se apoyan entre sí. Se escuchan, se auxilian, se reconfortan ante los desmanes de los sistemas políticos y socioeconómicos de estas sociedades conservadoras y aberrantemente machistas, que mantienen a la mujer en un segundo plano, pero que se sirven de su existencia.
Las mujeres hemos luchado por siempre por ejercer nuestro legítimo derecho al voto, por estudiar y ejercer cualquier profesión, aún aquellas que han sido estereotipadas “para hombres”. Hemos luchado siempre y esta vez somos muchas.
En el marco del Día Internacional de la Mujer estaremos presentes en el Paro Internacional de Mujeres que no pertenece a ningún movimiento o país, sino a las mujeres del mundo. Es organizado por una articulación de 55 países (hasta el momento de escribir), siendo más grande que cualquier colectivo o nación. Es la voz de las mujeres en todas partes sonando fuerte, más unidas que nunca para exigir lo que nos corresponde.
¿Por qué?
¿Quién lava, plancha y hace la mayoría del trabajo doméstico en tu casa? ¿Cuántas veces te incomodan hombres en la calle? ¿Cuántas mujeres ocupan puestos directivos de empresas privadas o en la administración pública? ¿Cuántas mujeres forman parte del gobierno local y central? ¿Es tu salario el mismo que el de tus compañeros hombres?
Pertenecemos a sociedades en donde decir feminismo huele a mala palabra, donde constantemente somos cuestionadas por la forma y estilo de vestir, donde nos acosan en cualquier calle y donde somos conocidas como el «sexo débil».
Siempre han querido que nos creamos la historia de “Calladita se ve más bonita” o «una mujer no piensa». Obligada –muchas veces- a tener los hijos que no quiere pero que la sociedad le exige. Una mujer para servir al esposo, al papá, al hermano. Una mujer ausente para sí, cumpliendo con su rol asignado.
Sin embargo, estamos en pleno siglo 21 y aunque nuestras sociedades se rehúsan llegar a él, existen líderes y artistas de talla mundial que dan esperanza y alientan el alma. El primer ministro de Canadá Justin Trudeau, nos deleita con su congruencia política, y Emma Watson, una bella actriz feminista, recientemente envuelta en el más absurdo de los distorsionados conceptos, es una voz fuerte dentro del movimiento.
Demandamos en nuestro día y durante el Paro Internacional de Mujeres: Basta de femicidio (en Guatemala se registraron 700 asesinatos de mujeres durante el 2016), alto a la violencia sexual y sus consecuencias (en Guatemala existen casi 10 mil embarazos en niñas y adolescentes entre 10 y 17 años), exigimos nuestros derechos sexuales y reproductivos (acceso a planificación familiar, anticonceptivos e información, etc), decimos que estamos hartas del acoso callejero y demandamos paridad.
Porque ser feminista es saber cuánto vales.