Autor:
Jeison Tabares
La llegada de los españoles en busca de oro al municipio de Bello dio inicio a una confrontación de dos cosmogonías profundamente dispares que persisten en la actualidad, por una parte, los pueblos originarios de Bello se entendían como hombres y mujeres que vivían de la naturaleza, compartían sus ritmos, ciclos eran uno solo con la tierra; por otro lado, los colonizadores se nombraban como parte de la naturaleza, pero sus acciones concretas en contra de la misma, distaban mucho de las consideraciones de los pueblos originarios, les caracterizaba un ánimo de lucro, un afán de reproducirse, acumular y un deseo constante de arrebatarle las riquezas a la tierra.
El avance del tiempo instauró en la región de los Niquía la visión dominante de los colonizadores, impuso una lucha intestina por someter a la naturaleza y arrancar de sus entrañas recursos valiosos. En la actualidad Bello ha dado carta blanca a una serie de intereses que representan esta forma de ver la naturaleza, su apertura a la avanzada del capital minero ha permitido que la Transnacional Cerro Matoso- South32, la compañía Esquimal SOM[1], la poderosa Argos, los Builes Velásquez y Conasfaltos[2], se abalancen[3] sobre el municipio en búsqueda de los minerales preciosos que albergan estas tierras, en lo que aparenta ser una segunda avanzada de colonos.
Los efectos de la minería sobre el Municipio de Bello han sido demoledores, acorde al plan municipal de desarrollo «más del 70 % de las áreas degradas por la minería no cuentan con trabajos de recuperación»[4], en muchos casos no se aplican planes de manejo de pasivos ambientales mineros lo que origina que, como en el caso de sectores de la Nueva Jerusalén[5], las zonas sean ocupadas posteriormente por asentamientos informales, sometiendo a enormes poblaciones a la necesidad de sobrevivir en zonas de alto riesgo[6]. Resulta preocupante que se evidencien procesos amplios de afectaciones geofísicas como erosión, sedimentación, inestabilidad de terrenos cercanos a zonas urbanas[7] y afectaciones paisajísticas, muchos de ellos irreversibles.
Para materializar la potencialidad minera del municipio, la Gobernación de Antioquia, previo al inicio de la pandemia, se reunió con la alcaldesa Adriana Salas y le informó que el 96,48 %[8] del territorio bellanita es considerada área susceptible de proyectos mineros, y les invitó a actualizar el plan de ordenamiento territorial con la finalidad de garantizar la «compatibilidad minera». Ante este subsuelo inmensamente rico, la locomotora minera en los últimos quince años solicitó que se le otorgara casi un 30 %[9] de la extensión total del municipio, esto en miras de extraer oro, níquel, arenas y otros minerales. Es decir que de las 14 464 hectáreas que abarca el municipio, sobre 4,488[10] hectáreas versa una solicitud de exploración de algún tipo, un terreno que abarca el doble de los centros poblados en el municipio[11].
De materializarse totalmente la explotación de las zonas susceptibles y continuar el pobre trabajo de recuperación de los suelos, muchos territorios de Bello ubicados en zonas rurales se convertirán en «sitios huérfanos», lugares excluidos de la intervención estatal al haber sido despojados de su importancia natural estratégica y habitabilidad, abandonados por su baja rentabilidad por las empresas privadas o en el peor de los casos, predios que serán percibidos como una amenaza potencial para los habitantes de los barrios aledaños, como lo fue en su momento la explotación minera a cielo abierto en Bello para el barrio Guasimalito[12].
Independiente de si, como los Niquía, las organizaciones sociales de Bello sucumben protegiendo los espacios ambientales relevantes para el territorio, o la locomotora minera termina lanzando sobre los rieles los ecosistemas relevantes, una cosa es clara: si las mineras ganan todas las batallas, la humanidad perderá la guerra.
Fotografía: cortesía de El Colombiano.
Fuentes:
[1] https://www.semana.com/nacion/articulo/secretaria-de-minas-de-antioquia-sus-nexos-con-multinacionales-mineras/424744-3/
[2] El nombre de las empresas surge de los títulos mineros otorgados sobre el municipio de Bello a 2022
[3] Las dos primeras entidades tienen en curso solicitudes mineras, las tres siguientes tienen títulos aprobados en el territorio.
[4] Plan de Desarrollo del municipio de Bello 2020-2023 pag 264
[5] TRIANA PULIDO, JULIAN EL CONVITE COMO CONTRUCTOR DE TERRITORIALIDAD: EL CASO DEL BARRIO NUEVA JERUSALÉN, MEDELLÍN 2019
[6] GUZMÁN CASTIBLANCO, H Cambios en el paisaje de ciudad Bolívar por la explotación de canteras en el periodo 2000-2014, Universidad Militar Nueva Granada Bogotá 2015
[7] VALENCIA NARANJO, ALEJANDOR. EL IMPACTO FÍSICO Y PAISAJÍSTICO EN LOS MUNICIPIOS DE ITAGUI Y BELLO AFECTADO POR LA EXTRACCIÓN DE MATERIAS PRIMAS PARA LA INDUSTRIA DE LA CONSTRUCCIÓN. Universidad San Buenaventura, Medellín, 2016
[8] Cifra tomada del acta de concertación entre la Gobernación de Antioquia y la Alcaldía de Bello del 13 de noviembre de 2019
[9] Respuesta a derecho de petición por parte de la gobernación de Antioquia, con radicado 2021010508834
[10] Ibídem
[11] Las zonas pobladas en Bello a 2019 abarcaban 2.157 hectáreas
[12] Otro barrio de Bello que teme un colapso https://www.elcolombiano.com/historico/otro_barrio_de_bello_le_teme_a_un_colapso-LGEC_128157