Con aseveraciones como: “Están naciendo niños con tumores más grandes que el rostro mismo, están naciendo niños con verrugas en el cuerpo, están naciendo niños con cuernos… por todas esas cosas yo estoy direccionando a la iglesia para que no apoyemos esto (Plebiscito para refrendar los acuerdos de La Habana)”, pastores como Eduardo Cañas Estrada de la iglesia ‘Manantial de Vida’, buscan, con argumentos paupérrimos, constreñir el sentir social y democrático de sus feligreses, valiéndose del carisma y la capacidad de liderazgo que poseen.
En días pasados, mientras veía y escuchaba una emisión de la sección ‘Top Secret’ de ‘Noticias Uno’, recomendada por el periodista y amigo Carlos Cadena Beleño en el programa radial vallenato ‘Caliente & Picante’, me llevé una sorpresa bastante desagradable. El hecho de escuchar como el pastor Cañas Estrada anunciaba desgracias para la humanidad, sin pudor alguno, que serían el producto, según él, de que los colombianos votáramos ‘SÍ’ en el plebiscito, fue algo que no le encontré sentido en el momento, ni ahora tampoco, porque no lo tiene.
Alguien decía que no hay más nada peligroso que manipular las leyes y la fe de las personas. No me queda duda de ello.
Qué triste es que hoy la iglesia se utilizada por algunos como la trinchera para imponer unas ideologías y doctrinas que no tienen coherencia alguna. No es nada juicioso que estos personajes, que se supone son los emisarios de Dios en la tierra, pregonen lo opuesto a los designios y valores plasmados en las sagradas escrituras.
Entonces, ¿Dónde está el respeto por quienes practicamos un dogma de fe y creemos en un Dios? Ninguna doctrina religiosa puede estar basada en la ignorancia y vulneración de los derechos y garantías fundamentales de los seres humanos.
Aún no he podido digerir afirmativas como: “si los colombianos votan sí en el plebiscito el país quedará en manos de satanás”, “pedir la paz de La Habana es pedir la salvación del infierno”. Qué vergüenza, que pastores cristianos utilicen sus iglesias y la palabra de Dios para proceder de tan desconsiderada manera, lo que deja como resultado la negativa por parte de la sociedad en asistir a estas congregaciones, una sociedad que día tras día le es más incrédula a estas.
Pero qué se puede esperar de alguien que en medio de su vehemencia por promover, tramposamente, una iniciativa, en este caso el voto por el ‘NO’ en el plebiscito, termine expresando cosas como: “el hombre aunque nazca hombre no es hombre… la mujer aunque nazca mujer nunca será mujer”, lo que en ultimas deja entrever la falta de juicio y la insolencia con la que actúa.
Tal como lo he planteado en mis columnas, los colombianos estamos facultados para votar el plebiscito de manera libre, democrática, bajo nuestro propio criterio.
Es deplorable que este tipo de actos estén ocurriendo por parte de hombres que dicen predicar y aplicar la palabra de Dios, pero esto no es que nos deba causar mucha impresión, porque bien claro está en las escrituras: (palabra que cito con mucho respeto) “Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán”. Mateo 24:5.
Señores pastores, compórtense a la altura, su conducta refleja que los papeles se invirtieron, ya no son las ovejas, ahora son los pastores descarriados.