Columnista: Ían Schnaida
Pérdidas económicas superiores a los 7 billones de pesos, desastres ambientales en la región y cientos de familias damnificadas en nombre del progreso son los resultados a hoy del proyecto hidroeléctrico Hidroituango.
Según cálculos, Hidroituango requiere más de un siglo para ser rentable y recuperar la cuantiosa inversión, aún así, poco se habla en el Congreso de la República de citar a un debate de control político con los responsables. Más aún si éstos pintan para presidente, como proyectan al exgobernador de Antioquia, Sergio Fajardo Valderrama.
Una fosa común hídrica
En nuestra actualidad política pasan inadvertidos los responsables de este megaproyecto que, incluso, son señalados por las comunidades de la zona de imposibilitar la búsqueda de miles de víctimas que fueron desaparecidas, principalmente, por la acción paramilitar en la zona.
En el 2002, por ejemplo, Sandra Callejas no volvió a saber nada de su hermano José Milagros de 22 años. En el 2003 desapareció también Gonzalo, de 18. El último en desaparecer fue Ángel de Dios, a quien asesinaron frente a su esposa e hijos, para luego llevarse el cuerpo. Y, desde luego, este no es un caso único o aislado.
El cañón del río Cauca concentra el 35,9% del total de personas víctimas de desaparición forzada en todo el departamento, 6 mil 230, según investigaciones de Rutas del Conflicto.
¿Cuántos de esos más de 6 mil inocentes fueron arrojados al río Cauca y luego sepultados por Hidroituango? Son múltiples las historias de los restos humanos que se han hallado en esta zona. Cadáveres que nadan entre corrientes y luego van a parar a las playas aledañas donde desemboca este y otros ríos conectados entre sí.
En las cifras oficiales de la Unidad de Atención y Reparación Integral a las Víctimas, a noviembre del 2017, se reportaron en los 12 municipios afectados por Hidroituango, 2 mil 238 personas víctimas de desaparición forzada. Y poco se hace frente a los familiares y la comunidad que cada día están más preocupados porque con esta obra se ha imposibilitado la búsqueda de sus seres queridos.
Planes ineficientes que esconden miles de muertos
Recordemos que la Contraloría ha sido clara en su diagnóstico sobre lo que ha ocurrido en la obra plagada de irregularidades.
«Estamos enfrentados a una obra que, de alguna manera, tiene unas imperfecciones desde el punto de vista de su gestión fiscal; estamos hablando de un exceso de inversión y de una cadena de decisiones que no fueron afortunadas, alrededor de las condiciones constructivas del proyecto”, señaló el vicecontralor Ricardo Rodríguez Yee.
La obra estuvo mal planeada, había debilidad en sus estudios técnicos, en primera instancia se plantearon unos costos, unos métodos de construcción y unos diseños que estaban dentro de los estándares de costo beneficio del país; pero al hacer modificaciones profundas en estos aspectos se generó un enorme sobrecosto que aún no para, pues la obra sigue sin entrar en funcionamiento.
Esto se suma a la tragedia que vive la zona tras la inundación del cuarto de máquinas de Hidroituango, donde secaron el río y, con ello, perpetuaron una masacre a sus especies, afectando seriamente a las familias que dependían económicamente del río Cauca.
Decisiones a espaldas de la comunidad
Sergio Fajardo y Aníbal Gaviria —gobernador electo de Antioquia— firmaron el plan de aceleramiento en las obras de Hidroituango (el cual se discutió vía grupo de WhatsApp en el caso de Fajardo) y este terminó en la construcción de un túnel que no estaba en los diseños originales y que finalmente colapsó.
A Alfredo Ramos también lo investiga la Contraloría, pues en su administración departamental fue que inició la obra y se desarrolló la llamada toma hostil.
Ramos, un uribista de racamandaca, puso en marcha Hidroituango pese al reclamo de cientos de familias víctimas del conflicto en la zona; y Fajardo también hizo la suyo, pues su respuesta ante el clamor del pueblo fue reprimir la protesta con el ESMAD.
Según la Contraloría, son varias decenas de investigados por esta obra; pero no deja de preocupar que quienes fueron responsables directos del daño hoy sean vistos como futuros presidentes de la nación.
¿Y qué dice Robledo?
El senador Jorge Enrique Robledo es famoso por sus debates de control político ante serios casos de corrupción y detrimento patrimonial; pero su respuesta frente al caso de Fajardo, con quien hace campaña, ha sido nula.
Yo mismo le pregunté en un conversatorio en la ciudad de Medellín, organizado por La Oreja Roja este año, sobre sus razones para apoyar a Fajardo pese a estos hechos; y su respuesta fue decir que desconocía todo esto.
¿Será entonces que Robledo no ha buscado donde es o no ha querido encontrar las malas acciones de Fajardo en el catastrófico megaproyecto de Hidroituango?
Los partidos y los políticos que históricamente se han declarado en oposición tienen una gran responsabilidad sobre sus hombros, pues en ellos está representado, supuestamente, el reclamo de miles, de millones de ciudadanos que exigen una veeduría seria ante las acciones irregulares de los diferentes gobiernos.
A viva voz se han gritado las consecuencias y daños de Hidroituango, pero al parecer este tema no ha sido lo suficientemente importante para llamar la atención de nuestros congresistas y que se realicen los debates de control necesarios, siendo primordial el de Sergio Fajardo, que primero dijo que jamás se volvería a lanzar a campaña, pero ahora segura que tiene que escuchar las peticiones de su electorado.
Ojalá escuchen esta petición, cualquier congresista puede hacerlo, cualquier congresista de la oposición tiene la potestad y podría sacarlo adelante, pero ha faltado voluntad: exigimos justicia, exigimos que nos dejen vivir, exigimos que respeten nuestros recursos naturales, exigimos que los responsables políticos de cada tragedia no sean lavados por los medios tradicionales ni limpiados con la insana costumbre de los políticos de no pisarse las mangueras.
Adenda
No podemos seguir siendo la nación que arregla primero una iglesia que el centro de salud del cual dependen miles de habitantes, como ocurrió en Puerto Valdivia, donde también fueron víctimas de Hidroituango.
Nuevamente tenemos la evidencia. No sé pueden marginar de la política activa, por ser cómplices de graves delitos. Se mueren luchando por la Impunidad personal y de sus socios, amigos y sostenedores del Régimen. Por eso temen a la incertidumbre de gobiernos distintos a los propios y a los de sus amigotes……Ven que hay que romper ese círculo de corrupción??… despertemos .