Columnista:
Francis Rangel Riveros
La actual situación que se está viviendo a nivel mundial a causa de la COVID-19 ha sacudido por completo los estilos de vida a los que se había estado acostumbrado, obligando a la humanidad a adaptarse para sobrevivir. De esta forma, para nadie es un secreto que se habla de una enfermedad que desconoce estrato social, nivel económico, títulos, apellidos, edad o cualquiera de los aspectos por los que una sociedad dice diferenciarse.
Aún así, se debe tener en cuenta que este no es el primer “estrujón” que vive el planeta, su historia ha estado marcada por diversas pandemias que han desencadenado crisis globales, pero de las que el mundo se ha logrado recuperar.
Aquí un pequeño recorrido por algunas de las más mortíferas:
La peste negra. Se presentó del año 1347 a 1351, un momento de la historia en donde la medicina no estaba preparada para enfrentar una pandemia con un aproximado de 25 millones de personas fallecidas en solo Europa. Desconocida y letal, para la Edad Media, no tuvo otra explicación que la mitológica; hasta que en el sigo XIX se descubre que la causante de esta enfermedad era una bacteria transmitida de las ratas a los humanos a través de la picadura de las pulgas.
Para el año de 1520 la viruela, generada por el virus variola major, cobraba un aproximado de 400 000 vidas de manera anual, posicionándose como una de las enfermedades más mortales que han azotado a la humanidad. Tiempo después, para 1980, la Organización Mundial de la Salud certificó la erradicación de la enfermedad a nivel mundial gracias a jornadas intensivas de vacunación desarrolladas en distintos países, acompañadas de “Programa de Erradicación Mundial de la Viruela”.
Con el nombre de gripe española, en 1918, una pandemia mató a más de 40 millones de personas, siendo España uno de los puntos más críticos, con 8 millones de personas infectadas y 300 000 fallecidas. La falta de recursos protagonizó que encontrar el causante de dicho virus se descubriera años después, siendo este un brote de influenza virus A, del subtipo H1N1 ¿les suena conocido?
A la plaga de Justiniano, pese a que no es tan famosa como muchas otras pandemias aquí nombradas, se le adjudica un aproximado de 50 millones de muertes, afectando al Imperio romano de Oriente y otras partes de Europa, Asia y África desde los años 541 al 543. Su origen se relaciona con la misma plaga bubónica enlazada con las infestaciones de la Edad Media.
El sida es una de las más escuchadas, incluso, si se tuvo acceso a charlas de educación sexual en el colegio, muy seguramente se habló de esta. Se trata de una enfermedad generada por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) que, según investigaciones, se originó en primates del África central y occidental a principios del siglo XX y se disparó su contagio en humanos en el año 1981 con un aproximado de 25 a 35 millones de muertes. Este virus continúa latente en la actualidad.
El cólera atacó con seis pandemias en diferentes puntos del continente asiático entre 1817 y 1923, sus principales causantes fueron la poca higiene, carencia de agua potable y el inadecuado tratamiento de los excrementos humanos. De esta manera cobró un millón de muertes, trayendo consigo estragos sociales y económicos.
Luego de leer sobre todas estas, no cabe duda de que sus descripciones son casi apocalípticas, llenas de sufrimiento e incertidumbre, pero tienen algo en común que en la distancia se conectan, les quita el imaginario de ser eternas volviéndolas más llevaderas: la esperanza de la gente de que el mañana será mejor. Y pese a que en este 2020, el estrellato central se lo ha llevado la COVID-19, estamos viviendo una pandemia histórica bastante distinta a las otras, porque la medicina ya no cree que son los astros los culpables de la gripe; las restricciones para cuidar de todos entre todos son más rigurosas y aunque por unos cuantos, más que cuantos, no se puede decir aún que todos somos más conscientes, sí se respira un aire de solidaridad y lucha porque desde el actuar individual se contribuya a preservar el mañana.
Otro éxito narrativo, educativo e instructivo de esta joven periodista a quien ningún tema, serio o desafiante le queda pequeño y los enfrenta con mucho profesionalismo! Gracias por enriquecernos con su información Francis! A la espera del próximo!
Un artículo enriquecedor con excelentes bases científicas e históricas! Una vez más ha sido un placer leer el el artículo de la periodista Francis Rangel Riveros!
Felicitaciones y a la espera de nuevas publicaciones.
¡Encomiable! Muy buen artículo