Autor: Juanita G. Pérez
En menos de dos días, otro hecho violento desencadena el temor en la subregión del Bajo Cauca antioqueño.
Según la versión de los pobladores del corregimiento El Guaimaro (ubicado a dos horas del casco urbano del municipio de Tarazá) a las 7:30 de la mañana, tres jóvenes labriegos de dicha localidad —identificados como Wilmar Posada, Danilo Montalvo y Carlos Echavarría— fueron asesinados con tiros de arma de fuego por miembros de una estructura paramilitar que delinque en la zona.
Tras el hecho, se desató un enfrentamiento entre hombres de las estructuras paramilitares denominadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia y Los Caparros, situación que tiene horrorizados a los cerca de 3.000 habitantes de dicho corregimiento.
Pese a que ya reportan la presencia del Ejército, los campesinos de la zona no descartan desplazarse fuera de sus hogares hacia el casco urbano de Tarazá por el temor a más sucesos violentos.
Crítica situación y críticas denuncias
Los defensores de Derechos Humanos de la zona, hacen nuevamente desesperados llamados al Gobierno Nacional para que atienda de manera urgente y oportuna la crítica situación que se está presentando en la subregión del Bajo Cauca, lo que ya ha hecho que se emitan cinco alertas tempranas por parte de organismos como la Defensoría del Pueblo y que son justificadas por el aumento de los casos de homicidio y desaparición forzada en dicha subregión.
Sin embargo, pese los recurrentes llamados, la respuesta gubernamental no se ha hecho ver, y solo es atendida con el aumento del pie de fuerza de los hombres del Ejército y la Policía.
Según los mismos defensores de Derechos Humanos, esto pocas soluciones brindan a los 250.000 habitantes del Bajo Cauca, ya que para ellos existen serios indicios de connivencia y alianzas entre las fuerzas del Estado y estas estructuras criminales.
Para los defensores vale la pena resaltar que, pese a que en la zona están desplegados los hombres que hacen parte de la operación Agamenón II y de la Fuerza de Tarea Conjunta Aquiles, estos rara vez se topan con los grupos delincuenciales que allí operan.
De hecho, los defensores traen a la memoria el caso de la fuga de alias ‘Caín’, el máximo jefe de Los Caparros, y ‘Flechas’, el segundo hombre de la banda criminal –en junio de 2019- quienes estuvieron cercados por la Operación Agamenón II del Ejército en el mismo corregimiento El Guáimaro, de Tarazá; pero quienes “misteriosamente” lograron fugarse del operativo, situación denunciada por el portal Análisis Urbano.
Otro caso que recuerdan los defensores es el de la base apostada en el sector La Piedra en Tarazá. «Allá, frente a las narices de los soldados pasaron hombres vestidos de camuflado y con armas largas sin que los soldados hicieran algún esfuerzo por detenerlos».
De estas graves denuncias ya tiene conocimiento el comandante de la 7ª división del Ejército, el general Juan Carlos Ramírez Trujillo.
Se requiere solución de fondo
De acuerdo con los líderes sociales consultados, sectores como La Caucana y El Guaimaro, de Tarazá, son algunos de los más complejos del Bajo Cauca antioqueño. En esa zona se reportaron en dos años el asesinato de cerca de 18 líderes sociales, todos ellos asociados al esquema de sustitución de cultivos ilícitos.
En uno de los hechos más recientes, un profesor adscrito a una de las escuelas rurales del corregimiento tuvo que ser evacuado de la zona escoltado por el Ejército, ya que los ilegales que allí operan lo declararon objetivo militar por denunciar la presencia de dichas estructuras y el reclutamiento de menores que estas ejercen allí.
Con este nuevo hecho violento, los defensores de derechos humanos enfatizan la importancia de una solución de fondo para toda la subregión, una de las más convulsionadas en materia de orden público del país, antes de que nuevamente por la inoperancia del Estado sea demasiado tarde para evitar nuevos sucesos violentos.
El grave problema de los pueblos, es que solo le han enseñado y mal, conocimiento terrenal, y para nada le hablan del conocimiento universal. Ese conocimiento terrenal solo ha servido para que la humanidad se mate entre si; aún llevan de perder las élites, que sirven de testaferros a los que mueven los hilos del mundo, que ni siquiera son del mundo, por eso no hacen ninguna referencia al conocimiento universal, porque es abrir puertas para que los descubran y entonces pierden su «poder».