Con el nombramiento de la nueva cúpula de las fuerzas militares del gobierno del joven Iván Duque, los colombianos estamos a la expectativa y ansiosos de que sean estos nuevos Generales los que logren establecer una transición de un país sumido en guerra a un país en una era de paz y justicia social.
Y no es por menos lo que queremos todos los colombianos después de haber vivido más de 50 años de un conflicto armado que ha dejado tantas víctimas y dividido a familias, madres, hijos y hermanos.
Es solo de recordar la era de la llamada “seguridad democrática” para comenzar a delirar de terror, tristeza y desesperanza en la sociedad colombiana.
En este período, por largos 8 años se incrementó la violencia en las ciudades, hubo alrededor de 4 millones de desplazados, se posicionaron los pagos a los militares por tener bajas en los campos de enfrentamiento con grupos alzados en armas, y ni qué decir de las chuzadas y los seguimientos a líderes de oposición política, periodistas, líderes sociales y magistrados de las cortes realizadas por el antiguo DAS.
Con esta política de seguridad de la vieja cúpula militar comenzaron a abundar los mal llamados “falsos positivos”, que en realidad son asesinatos de jóvenes estudiantes, indígenas, campesinos o líderes sociales haciéndolos pasar por “caídos en combate” y así “mostrar resultados” a la opinión pública, obtener ascensos, premios o vacaciones dentro de la tropa.
Estos asesinatos extrajudiciales llegaron a la penosa cifra de alrededor de 3000 personas en todo el territorio nacional.
Pero algo más grave y delicado con la antigua “seguridad democrática” de las fuerzas militares son las cifras de desaparecidos entre 2002 y 2010.
Según la Unidad de Justicia y Paz ascendió a 32,348 personas, una cifra superior a la suma de los desaparecidos en todas las dictaduras de América Latina.
Con la doctrina de la “seguridad democrática”, todo lo que olía a diferente, era perseguido, amenazado y en muchas ocasiones, silenciado por las balas. ¡Esperamos que eso no regrese!
Es por esto que todos los colombianos esperamos que la nueva cúpula militar llegue con ese patriotismo característico y con una doctrina de reconciliación, cuidando la estabilidad del país después de haber firmado un acuerdo de paz que silenció los fusiles que habían estado aturdiendo por más de 50 años a todo el pueblo colombiano.
Ojala la nueva cúpula militar logre ser ese factor indispensable como pilar de reconstrucción del país, que establezcan grandes poderes de cuidado alrededor del acuerdo firmado en la Habana y así se pueda lograr la anhelada paz con verdad, justicia, reparación y no repetición.
Está en las manos de la nueva cúpula militar que brillen soles de paz, patria y esperanza.
Foto cortesía de: Semana
Es esperar mucho, pero en fin, según lo dice la esperanza es lo ultimo que se pierde. El gobierno ya dio muestras hacia donde dirige sus esfuerzos…tristemente opta por la guerra en cualquier dirección. Extiende la mampara que vela su corrupción. La cúpula tiene grandes lunares en ese sentido y por lo tanto el panorama es sombrío
Vuelven los falsos positivos.
Empezarán a aparecer con las botas al revéz.
Aqui no hay nada que verdaderamente exprese la verdadera paz para Colombia, Siguen armados los elenos, un frente bastante fuerte del EPL, lo disidentes de las Farc-ep, las bacrim l delincuencia organizada, la delincuencia comun.
Tambien la gran corrupcio de los ladrones de cuello blanco hace su agosto en todo el Estado,