¿No hay quinto malo? ¡Amanecerá y veremos!

¿Este es el alcalde que merecen los cartageneros? ¿Cómo es posible que ante la aguda crisis institucional, política, económica, social y ambiental que azota a Cartagena, sientan su dolor tan solo uno de cada cinco cartageneros?

Opina - Política

2018-05-08

¿No hay quinto malo? ¡Amanecerá y veremos!

Fui nombrado jurado de votación en las elecciones atípicas de alcalde de Cartagena periodo 2018-2019. A pesar de estar zonificado en una misma institución educativa de la cabecera municipal, en esta ocasión, aparecí como jurado en la zona corregimental de la ciudad, no bastaron los reclamos por mí interpuestos. En la mesa de votación pude constatar que de seis jurados, solo uno era nativo, los demás, reasignados desde distintos puestos ubicados en la ciudad.

Las sospechas de fraude y demás delitos electorales fueron la razón de estos cambios en la logística electoral, en cabeza de la Registraduría Nacional del Estado Civil, evidente además, por la presencia activa de entidades de vigilancia: Registraduría, Misión de Observación Electoral, Defensoría del Pueblo, Procuraduría (enviada desde Barranquilla) y la Policía Nacional, quienes ejercieron un control minucioso (biometría) en cada una de las 20 mesas del puesto de votación.

Al final de la jornada los resultados de la mesa dan cuenta de 106 votantes de un total de 490 electores habilitados, lo que arroja una escuálida participación del 21,6% y una abstención de aproximadamente el 80%. Esta pequeña muestra fue un fiel reflejo de los resultados finales de la jornada electoral. Escrutadas el 100 % de las mesas (1.451) y con un censo electoral de 749.593 ciudadanos habilitados para votar, 169.835 ejercieron su derecho al voto en los comicios, es decir un 22,65 %.

La abstención cercana al 80% bate récord histórico en la ciudad. Antonio Quinto Guerra es el Alcalde con tan solo 72.111 votos.

De una manera desapasionada y acatando el veredicto de las mayorías expresadas en las urnas, nos podemos preguntar: ¿Este es el alcalde que merecen los cartageneros? ¿Cómo es posible que ante la aguda crisis institucional, política, económica, social y ambiental que azota a Cartagena, sientan su dolor tan solo uno de cada cinco cartageneros?

A pesar de ser una jornada electoral normal y con bastante transparencia, ¿es legítimo un mandato que cuenta con el respaldado mínimo de solo uno de cada 10 cartageneros? ¿Son conscientes los ciudadanos que eligieron a un mandatario avalado por la dirigencia política responsable de debacle de la ciudad? ¿Qué esperan los cartageneros de su nuevo alcalde? Si ni siquiera pudo socializar su programa de gobierno por estar concentrado en su defensa ante el Consejo Nacional Electoral, siendo así, ¿por qué votaron los cartageneros?

El ahora alcalde mayor de Cartagena, se autodenominó en campaña, el candidato gana-gana, con él todos los cartageneros serían beneficiarios. ¿De qué? No se sabe. Se vendió como “quintico de lotería” que al coronar el premio mayor del poder político y económico, recompensará con beneficios por doquier a financistas, contratistas, partidos políticos, lobistas, gremios, ciudadanos ávidos de empleo y oportunidades. ¿Sí alcanzará el menguado presupuesto distrital para cumplirle a todos y a tantos compromisos?

Al momento de salir a almorzar, escuché con atención el diálogo público que a modo socrático, sostenían varios ciudadanos en la plaza principal. Su saber popular recoge el sentir enrevesado, práctico de lo que es la política por estos lares (interés particular, negociado, engaño, manipulación, no servir a los demás), incrustado en los tuétanos de la magna dirigencia cartagenera.

Los tertuliantes argüían: “Lo importante es montarse en el caballo, Quinto tiene la fuerza para dominarlo y embestir a los enemigos”. Otro le complementaba: “Además es apenas año y medio de gobierno, suficiente para recuperar lo que se perdió con Manolo y la de ahora, sí hay investigación, hay debido proceso, hay tiempo. Tiempo necesita Quinto para recuperar su inversión”.

Un tertuliante, un poco más agudo, crítico, pleítisco acotaba: “No se dan cuenta, pueblo indolente, masoquista, que votando por Quinto actúan como tabrupidos”. «¿A qué te refrieres con tabrupido?», increpó la multitud. «Sencillo mi hermano, votaron como ciudadanos tarados, brutos y estúpidos, que le siguen entregando las llaves de la ciudad a sus eternos victimarios. ‘Esclavitud perpetua’, parafraseo al Joe», remató.

Se esperaba que la ciudadanía se volcara a las urnas para enrutar la ciudad, ponerle freno al desgobierno y quitárselas de las manos a los corruptos, ante un panorama de crisis social, profunda y generalizada, alarmante. Cartagena, es según el Dane (2017), la tercera ciudad con mayor pobreza monetaria (27%) y tercera también con mayor pobreza monetaria extrema (4%), con un coeficiente de Gini que mide la desigualdad en el ingreso de 0,449.

En este mismo orden de ideas, la encuesta de percepción económica del programa Cartagena Cómo Vamos (CCV-2017), concluye que un 40% de los hogares cartageneros percibió que su situación económica siguió igual con relación al año 2016, mientras que un 20% manifestó que la situación económica empeoró tanto por localidades como por estratos socioeconómicos.

El otro capítulo es la incertidumbre jurídica. Como vemos, la lucha por refrendar la legalidad de la elección del alcalde Quinto Guerra arrancará antes del primer día que ejerza como burgomaestre. Ayer 7 de mayo la Procuraduría anunció pedir la nulidad de su elección. Se anticipa una larga disputa jurídica a raíz de los impedimentos señalados por el procurador, podría decirse que la clase política local retó al Ministerio Público, a pesar del cuestionado aval proferido por el Consejo Nacional Electoral. ¿Será esta una elección pegada con babas? Si el procurador tiene razón, la crisis de gobernabilidad e institucionalidad se ahondará mucho más.

Seguirá siendo entonces una ciudad “algareteada”, esto es, sin norte, sin rumbo, sin dolientes, un proyecto de ciudad fallida. Sitiada ya no por piratas como en los tiempos coloniales, acosada ya no por realistas que añoraban el colonialismo español en los jóvenes años republicanos, flagelada hoy por los indomables jinetes de la corrupción. Amanecerá y veremos.

 

 

Imagen cortesía de El Espectador.

 

( 1 ) Comentario

  1. ReplyLic. Yoeignis Martínez Téllez

    Describe usted una realidad dura y dolorosa, amanecerá y veremos.

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Gustavo Adolfo Carreño
Economista, Magister en Desarrollo y Cultura, Amante de la filosofía, librepensador caribeño, educador.