“El que no considera lo que tiene como la riqueza más grande, es desdichado, aunque sea dueño del mundo”.
Epicuro de Samos.
¿Cuándo saldrá a reconocer el ministro de Hacienda y Crédito Público, Mauricio Cárdenas Santamaría, que la situación económica del país es complicada? Aún no lo ha hecho, aunque nos explotó de frente la crisis petrolera y cayeron los precios de todos los commodities: café, oro, metales preciosos, níquel, y un largo etcétera de productos de los que se sostiene la economía colombiana.
Este año Colombia crecerá 3,2%, según el último pronóstico del Banco de la República, el año pasado, en cambio, la economía creció el 4,6%. La devaluación ha bordeado el 30%, las reformas tributarias acumuladas han hecho que aumente la desconfianza inversionista y ya nadie confía en que el indicador de desempleo siga bajando.
Y como cuando al papá tiene que salir a vender los corotos, o empeñarlos, porque la quincena no alcanza, el Gobierno sale a vender desesperadamente uno de sus más valiosos activos: Isagén.
Con el dinero que se va a recaudar, promete el ministro, se pondrán a toda marcha los contratos de las vías de cuarta generación (4G), que contrario a los de primera, segunda y tercera generación, esta vez no nos serán robados, no habrá ningunos Nule, ni ningún Samuel Moreno entregando los contratos a los “mejores postores”.
Plata para aumentarle justamente el salario a los maestros, para darle más beneficios a los agricultores, para mejorar la calidad de la educación, para impulsar a la industria que lleva cuatro años quedada, para promover el empleo digno y decente, para cerrar brechas entre el campo y la ciudad, no hay ni habrá en los próximos años, pero a como dé lugar tiene que resultar la platica para financiar las 4G.
El ministro anda haciendo lobby por diferentes países, ha estado en Europa, en Estados Unidos, en Corea, le pidió cacao al Banco Centroamericano de Integración Económica, al Banco Interamericano de Desarrollo, al Banco Mundial, a la banca nacional, a los fondos de pensiones, mejor dicho a todo el que disponga de cualquier peso para financiar esos proyectos. Ese dinero sumado a los capitales de los que puedan disponer los privados que se ganan las licitaciones y a la venta de Isagén, que podrá sumar un poco más de $5 billones, entrarán al bolsillo del supermegasupraministro Germán Vargas Lleras actual vicepresidente y candidato a la Presidencia de la República.
Así que si se hacen cuentas más profundas lo que garantizan esos recursos es que Vargas Lleras pueda seguir cortando cintas aún por encima de la hegemonía de los recursos naturales que debe tener el Estado al conservar compañías como Isagén.
Sólo Hidrosogamoso, inaugurada por Isagén en diciembre del año pasado, tiene el embalse más grande del país, que alberga en sus 7.000 hectáreas 4.800 millones de metros cúbicos de agua con los cuales queda en capacidad de generar el 12% de la energía que demanda Colombia.
Si señores, eso es lo que va a vender el ministro el próximo martes, y que quedará en manos de la francesa GDF Suez, la chilena Colbún o la canadiense Brookfieldm, que fueron las tres firmas que entregaron las garantías para entrar a la puja. Si, no hay ninguna colombiana, las pocas que estuvieron interesadas en hacerlo fueron sacadas del proceso por los múltiples requisitos del Estado y EPM, que tiene una participación del 13% en Isagén, solicitó al Gobierno un plazo de un año más para evaluar sus condiciones al interior de la compañía, ya que si no son positivas tendrá que vender
Vamos a cambiar la seguridad energética, la conservación del agua y de los bosques que ha hecho de manera responsable Isagén, por lo menos mitigando los impactos de la mejor forma, por carreteras que administrarán por 30 años los contratistas, que cobrarán peajes, no sólo en nuestras vacaciones sino al transporte de carga, serán años en los que Colombia seguirá teniendo una logística costosa y seguramente años en los que añoraremos un ambiente cuidado para nuestros hijos y nietos.
Nota: Aunque el Senado no ha sido santo de mi devoción, debo reconocerle el interés que ha tenido todos estos meses de mantener en manos del Estados este importante activo, su último intento fue a la media noche del 6 de mayo cuando le “metieron” al Plan Nacional de Desarrollo que Isagén era un activo estratégico y que el Congreso debía dar la autorización para venderlo, dos horas más tarde, en la conciliación ese artículo fue eliminado en manos de 7 congresistas… sólo pregunto honorables congresistas, ¿de qué sabor quieren la mermelada?