Autor: Edgar Uruburu
A la hora de votar acuérdese de sus hijos, de sus nietos y de las generaciones futuras. Una cosa es pensar y otra reflexionar. Si en su cabeza tiene la idea, le han inculcado que votar por la oposición es votar por la izquierda y el castrochavismo, mientras que votar por los de Uribe, los de Vargas Lleras, los de los «próceres muertos» como Galán, es votar por la salvación de Colombia; reconstruya los hechos reales y la historia oculta, acuérdese de los falsos positivos, de las madres de Soacha y de toda la sangre que se ha derramado en este país por culpa de los «falsos héroes de esta patria boba«, donde liberales y conservadores tiñeron de sangre varias generaciones.
Luego, con la llegada del innombrable, se desvertebraron en el Partido de la U, el Centro Democrático (que de democracia no tiene nada), Cambio radical y todos los que se han mantenido en el poder desde cuando fuimos “libertados” sin lograr progreso económico ni social, por lo cual cada día se pierden más y más derechos como trabajadores y como ciudadanos.
Si usted le cree a quienes han usurpado y se han apropiado de nuestras riquezas, vote por ellos nuevamente y déjele a su futura familia un legado de indignidad y de horror y así la «horrible noche no cesará jamás» en este país, gracias a un pueblo adormilado y sin poder de decisión.
El valor de su voto cuenta, votar no es lo mismo que botar . Si cree que la oposición y quienes denuncian la corrupción son la izquierda, entonces para usted los demócratas de Estados Unidos y del resto del mundo también son castrochavistas.
Es importante que los jóvenes con deseos de superación y de progreso entiendan que es un error votar por los mismos, a sabiendas de que a futuro ganarán menos del salario mínimo, tal y como hoy lo plantea el Gobierno, argumentando que es una etapa en la cual se está en proceso de aprendizaje.
Y esto es apenas el comienzo del gran vendaval que viene después y que influirá en su desarrollo como persona y como profesional. Vote con la mente y no con el corazón, o con los sentimientos, o resentimientos que le han inculcado los gobernantes desde hace cientos de años para mantener a Colombia como un país subdesarrollado con bajos niveles de cultura y con altos índices de pobreza.
Si cree que un político es bueno porque hace campaña para cuidar y proteger a las mascotas, o que aquel otro es el redentor del país porque prometió exterminar la guerrilla (sin lograrlo), piense en los miles de niños, de indígenas y de pobres que habitan nuestro país en medio de la miseria, entonces se dará cuenta que a esa clase de dirigentes no les importa el pueblo; a ellos lo único que les interesa es lucrarse a costa de los votantes ingenuos que los han mantenido en la cumbre y los seguirán manteniendo si no despiertan, si no investigan y si nunca van a las fuentes reales.
Si lo hicieran, sabrían quién es quien antes de ir a sufragar. Pero en caso de que se equivocaran o pecaran por inocencia al darse cuenta que les mintieron, que los engañaron, podrían resarcir su error haciendo valer sus derechos, los de su familia y los de sus compatriotas, protestando y exigiendo que esos corruptos sean destituidos o vayan a la cárcel como lo han hecho en otros países latinoamericanos.
Si no lo ha hecho o no lo hace, usted es y será tan culpable como ellos. Recuerde, si cae ingenuamente en las garras del lobo feroz, engañado eternamente como caperucita roja, es hora de salir de ese letargo y sacar a relucir sus garras, no las de animal salvaje sino las de la valentía y las del orgullo para combatir y «tumbar a los falsos» que prometen y no cumplen.
Sus Derechos son importantes y por ello debe ayudar a derrotar la tiranía sea del partido que sea. Respétese y haga respetar a los suyos sin creer que por ello se volverá izquierdista.
Derrote la ignominia que nos ha corroído desde el siglo pasado cuando, aparentemente, fuimos libertados, y sin embargo, seguimos maniatados, sumisos y arrodillados ante los gobernantes que con su poder dictatorial y solapado, no sólo han usurpado las riquezas de un país tan hermoso como Colombia, sino que han aleccionado a su favor a una gran mayoría de ciudadanos.
Afortunadamente, otra gran cantidad defiende sus ideales con clase, con orgullo y con dignidad porque sabe que el dinero, la cara bonita, la pinta elegante y los títulos no son tan importantes a la hora de querer lograr un país rico y poderoso.
Que el propósito de todos sea uno solo: luchar porque las generaciones venideras vivan con dignidad, en paz y tengan todo lo que se merecen como seres humanos.
Así, el futuro de las familias no sólo depende de la estabilidad económica y social de cada una en particular sino de la de todos y cada uno de los colombianos.
Vote con consciencia social, no con la consciencia manipulada que inyectan «los falsos Medios de Comunicación« controlados a su antojo por los dueños del Poder económico y político.
No crea el cuento aquel que al votar por la oposición nos volveremos como Venezuela (si es que ya no lo somos), crea en usted mismo, véase como un demócrata del mundo, como un ciudadano en todo el sentido de la palabra pensando en que un día no muy lejano tendremos un país diferente, donde toda su gente goce de la verdadera libertad sublime, donde pueda expresarse libremente sin miedo a que lo tengan en la mira y lo amenacen, donde pueda ser un líder social que no corra con la misma suerte de tantos que han silenciado sin que el país diga nada.
Queremos un país de todos y para todos. Recuerde las millonarias sumas que se han robado los corruptos, los beneficios mal habidos de los partidos políticos, las iglesias con sus curas, pastores y monjas que NO están al servicio de Dios sino de los políticos, de los mal llamados centros democráticos o similares y finalmente de los demonios que quieren la guerra.
Vote pensando en su hijo, su nieto o familiares cercanos. Vote para que ninguno de ellos no tenga que vestir uniforme militar para defender a la patria y menos para que se vea obligado a disparar un arma de fuego para defenderse o para acribillar sin querer al «enemigo» debido a una orden impartida por un superior.
Vote por Colombia con júbilo inmortal para lograr una vida fraternal, lograr una unión verdadera y abrazar sin cesar a nuestro vecino, así el color de su partido sea diferente. La reconciliación nos hará grandes, únicos e invencibles y ese día podremos entonar un nuevo Himno Nacional, un canto glorioso e inmarcesible donde no hayan ni sangre ni dolor sino alegrías para construir una Colombia grande, fuerte y unida por los lazos del amor, la hermandad y el humanismo verdaderos.
Foto cortesía de: RCN Radio