Columnista:
Lady Orozco
La cadena perpetua para violadores fue un proyecto populista que se aprobó tanto en Cámara como en Senado, aún cuando muchos de los funcionarios se retiraron del debate y argumentaron que esto solo era una cortina de humo y que traería un gran retroceso para el tema penal.
Esta nueva ley es una puerta directa a muchos pros para aquellos violadores y asesinos que se han “cosechado” en nuestro país.
Veamos los panoramas:
La pena de muerte sería violar el derecho fundamental que yace en nuestra Constitución, y es el respeto a la vida. Muchos podrían decir que este tipo de criminales no merecen seguir viviendo, cada quien tiene su postura, pero la mía no va por ese ámbito. A mí parecer, y con los diferentes resultados que se han visto a lo largo de la historia, considero que esta pena solo acorta el sufrimiento del agresor, y en ninguna medida repara a la víctima, de hecho, hasta podría crearle un trauma mayor. Además, ¿cuántos inocentes hay condenados en este momento en Colombia?, ¿se imaginan que no los metan a la cárcel, sino que los maten?, ¿creen que el Estado va a salir a asumir su culpa?, ¿creen que los entes judiciales están suficientemente capacitados para no cometer errores, para solucionar las cosas de manera oportuna?
Seamos sinceros, Colombia no es un país preparado para asimilar una cadena perpetua, una prueba contundente es el hacinamiento que ya se vive en las cárceles. Otro de los puntos, es que nuestro sistema judicial no da abasto, los casos no se solucionan en el tiempo requerido, muchos quedan libres por vencimiento de términos, y otros terminan pagando delitos que nunca cometieron, ¿qué pasa si se le dicta cadena perpetua a un inocente?, ¿se imaginan lo complejo que es demostrar lo contrario? Aún con todo esto en contra, el Senado y la Cámara aprobaron un proyecto que tuvo muchos funcionarios que estuvieron en contra, ¿por qué? Este proyecto es una gran puerta que le abren a los grandes violadores de este país. Su mala redacción permitiría que personajes como Garavito puedan pedir una revisión de su condena, igual que el violador de Yuliana Samboní, y los que siguen en la lista. Todos, al cumplir los 25 años en la cárcel, podrán pedir una revisión, cuando antes podían ser condenados a 60 años y sin revisión alguna.
Analicemos algo:
El mismo Roy Barreras, el ponente de la ley de los 60 años para violadores, se dio cuenta de que los casos, en vez de disminuir, han aumentado. Todo esto nos lleva a pensar que un incremento de pena no soluciona absolutamente nada, y que siguen habiendo cada vez más víctimas.
Otro fallo en esta próxima ley, es que el condenado cumple la misma pena así viole y mate al niño, lo que nos llevará a tener muchísimos más niños muertos, porque esto para el violador no significaría un aumento de la pena, sino que, por el contrario, matar al menor le otorgaría la posibilidad de “eliminar” al único testigo directo.
Veamos, muchos dicen que la castración química solo debe ser utilizada para tratamientos de personas que padecen de cáncer, y que esto es un problema que se debe solucionar a partir de la educación social, la última es cierto, pero ¿entonces cómo contenemos lo que está pasando actualmente?
¿Cómo pretendemos mejorar la educación cuando tenemos senadores como María Fernanda Cabal que cuestionó la responsabilidad de los soldados? ¿Cómo se puede pensar en el mejoramiento de una educación, cuando aquellos que nos cuidan son los mismos que nos están apuñalando?
Y sí, es cierto que en este tipo de “condena” también se pueden cometer errores, y en todas queda un gran espacio para que eso suceda, pero, la castración química, se hace a partir de un tratamiento que podría ser suspendido una vez se demuestre la inocencia del sujeto, y no tendríamos más hacinamientos de los que ya presentamos en este país. Además, se ha demostrado que los violadores pocas veces se regeneran estando en las cárceles, y mucho más ahora que podrán salir antes.