Mujeres y un acuerdo de paz

Opina - Conflicto

2016-11-20

Mujeres y un acuerdo de paz

Según la Resolución 1325, aprobada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en el año 2000, el reconocimiento de las mujeres y los niños como los mayormente perjudicados por los conflictos armados, incluso en la calidad de refugiados y de personas desplazadas internamente, es una obligación del Estado, especialmente cuando se trata de los efectos que ello tiene “para la paz y las reconciliaciones duraderas”, puesto que “las mujeres son quienes desempeñan un papel importante en la prevención y solución de los conflictos y en la consolidación de la paz” (…) de una nación.

Después de 41 días de los resultados en donde los colombianos no refrendaron el acuerdo de paz, el Gobierno y las FARC han presentado al país la reestructuración del mismo. Éste, que recogió más de 500 propuestas particularmente de los del sector del NO, contempla 310 páginas, con ajustes en materia de género, tierras, víctimas, entre otros.

Muchas han sido las versiones que han rodeado los acuerdos de paz en factor de género y víctimas; distintos actores del país, como la iglesia o el exprocurador Alejandro Ordóñez, mostraron su inconformismo con la inclusión de una supuesta “ideología de género”, promoviendo múltiples contradicciones que influenciarían en la decisión de algunos sectores del país de no refrendar el pasado acuerdo de paz.

No obstante, diferentes organizaciones de víctimas como la comunidad LGBTI, indígenas, afros, asociaciones campesinas y en especial el sector feminista, exigieron incisivamente su reconocimiento dentro de lo que sería un nuevo acuerdo.

Y es que esa tal ideología de género no existe,  se la inventaron para desinformar a la gente. Lo que sí existe, es un enfoque de género dentro del acuerdo pasado, donde lo que se manejaba era la explicación desde la mirada de los derechos de la mujeres y el cómo accedemos nosotras a las garantías que tenemos de manera diferenciada bajo la línea de enfoque de género.

Según la ONU, sólo un 17% de la población femenina ha participado en los 31 procesos de paz realizados entre los años 1992 y 2011 y de acuerdo con un estudio realizado por la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de Mujeres, el número medio de participantes en las negociaciones de paz en funciones oficiales —como negociadoras, mediadoras, signatarias o testigos— continúa siendo notablemente bajo.

En un país patriarcal como Colombia, hablar de reivindicación de los derechos de las mujeres por un lado de los Derechos Humanos y por otro lado, hablar desde el enfoque de género en términos de reparación y trasformación, es trascendental, reconociendo que más del 50 % de las víctimas del conflicto armado entre las FARC y el Estado, sin contar los paramilitares, han sido las mujeres; ellas fueron el botín de guerra, el cañón que puso la sociedad para violentar.

El pasado sábado 12 de noviembre, el mandatario Juan Manuel Santos, aseguro que lo que el nuevo capítulo dentro de los acuerdos busca “es garantizar que las mujeres, que han sufrido especialmente este conflicto, sean tratadas con prioridad y que sus derechos como víctimas estén totalmente protegidos (…) Se incorporaron en el nuevo acuerdo los principios de igualdad y no discriminación, de libertad de cultos y se reconoció a la familia y a los líderes religiosos como víctimas del conflicto”…

Mujeres como Alba Vanegas, feminista y trabajadora social en temas de género en la Alcaldía de Madrid (Cundinamarca), expresan que es necesario reconocer a la mujer como un símbolo de paz y realizar un punto específico dentro de los acuerdos que hable sobre reparación y no repetición de violencia contra la mujer, en pocas palabras, reconocer que el conflicto armado ha afectado de manera diferencial a las mujeres en Colombia.

“Las mujeres han impulsado, respaldado y reparado las guerras y los conflictos en el mundo. En Colombia, se sigue viendo la participación de muchas mujeres cuando de acciones constructivas de paz se trata. El aguante de ellas después de todo lo que fue la expropiación de tierra con los paramilitares, lo que fue el conflicto con las Farc, con el ELN… han sido ellas las que han resistido y reparado la comunidad.”, asegura Alba.

¡Uniéndome a las palabras de Alba!: la mujer no va a la guerra. Ella es quien ha tenido que enterrar y llorar a sus esposos, hijos o hermanos durante más de 4 décadas.

Finalmente, aclaro que también es necesario entender que todas las víctimas no son iguales y que cada categoría: indígenas, afros, LGBTI, hombres y mujeres, merecen un procedimiento especial dentro de los Acuerdos de Paz.

Entonces, ¿cómo es la vaina? ¿Ideología de género? o ¿Enfoque de género? …

Publicado el: 20 Nov de 2016

Diana Nieto
Orgullosamente Zipaquireña y colombiana. Comunicadora Social para la Paz. Apasionada por la buena escritura, el deporte y el diseño digital. ¡Que viva la inclusión de género!