Mi mamá de lucha, una mujer valiente

La valentía y la defensa del territorio no sucumben porque el territorio jamás se deja de defender; porque el territorio, el arraigo y la pertenencia es lo que mantiene vivas las costumbres, las artes y los oficios ancestrales, la memoria, la historia, la cultura… La comunidad.

Opina - Sociedad

2019-05-17

Mi mamá de lucha, una mujer valiente

Voy a contarles una historia que para mí es de las más importantes en mi vida y en mi comunidad: les voy a hablar sobre MARÍA DE LOS ÁNGELES AGUILAR NÚÑEZ. Ustedes se preguntarán, ¿quién es ella? ¿Por qué es tan importante?

Ella, la mujer de mis amores, es mi mamá de lucha. Lideresa de mi comunidad, valiente, guerrera, custodia de la memoria, la cultura, la ancestralidad y la historia, defensora del territorio, mi maestra; la que me enseñó y me sigue enseñando el valor, el amor y el orgullo de pertenecer a mi comunidad.

Mi María de mi corazón fue de las primeras personas que conocí recién llegué a mi comunidad, no tuvimos el mejor comienzo, por obvias razones, pues no sabía nada de mi procedencia; para ella, yo era una cachaca más. Pero ¡la vida nos juntó y de qué manera! Casi en el mismo momento en el que mi familia y yo comenzamos a luchar por nuestro terreno, ella y su familia también.

Para ella todo comenzó una mañana en la que, como todos los días, Papa (Octavio, señor de 80 años en ese momento) fue a darle vuelta a su terreno, ubicado camino de por medio entre aquel proyecto urbanístico y turístico que llevaba un año en construcción.

Pero las personas del proyecto decidieron llamar a la Policía porque los perturbaba la presencia de Papa. Detuvieron al abuelo y se lo llevaron para la Fiscalía. Luego de eso, le prohibieron la entrada a cualquier familiar de Papa a la construcción, incluyendo a la hija de María, que era secretaria de una empresa de contratistas del proyecto. Los obligaron a liquidarla de su trabajo.

Hubo reunión familiar de los Aguilar y se tomó la decisión de defender la posesión de su terreno. Llegaron los días del cambuche, se construyó en una noche. Fueron los días más difíciles, pero también los más enriquecedores.

Más tarde llegó el día en que comenzó la lucha, donde la familia se unió por la defensa de lo suyo, de su herencia, de su territorio. Fueron los días en los que comenzamos a ser parte de la gran familia. Compartíamos, en el día las mujeres, en torno al fuego las historias del territorio, donde parte de los hombres que aún conservan el oficio ancestral pescaban para proveer el alimento; donde cada uno de la familia llevaba arroz, yuca, plátano, etc., porque la liga (pescado) ya estaba segura.

Fueron los días donde comimos más delicioso porque era recordar los tiempos de los abuelos, cuando compartían como lo estábamos haciendo nosotros. Los hombres que trabajaban dormían en la noche en el cambuche, aguantando mosquitos, lluvia, calor e incomodidades, y en la mañana se levantaban para ir a su trabajo: Papa siempre presente, Papa el motivo de la lucha.

Comenzaron los hostigamientos. Contrataron un grupo de vigilancia para amedrentarnos, luego nos acosaron con la maquinaria pesada para ir a “tumbar” nuestro cambuche. Como no pudieron, movieron sus influencias y ya las presiones de salida y coerción eran con la Policía y el Esmad.

Mientras todo eso pasaba, ellos ponían a actuar a la DIMAR, a la Alcaldía menor de la Localidad II de la Virgen y Turística y arreglaban la manguala jurídica para que consumaran el despojo de la tierra a los Aguilar.

Llegó 8 veces el Esmad, entre 60 y 80 hombres en contra de 9 mujeres, 3 niños, 5 hombres y Papa. La penúltima visita del Esmad fue el 8 de diciembre a las 7:00 p.m. en compañía de 30 hombres de la Policía. Todo un movimiento demostrando su poder.

También hay que decirlo, los Esmad rodeaban el cambuche, pero en las negociaciones el mayor nunca movilizó sus hombres para hacernos daño alguno.

El 29 de diciembre de 2009, se llevó a cabo el despojo realizado por el alcalde menor. Él trajo todo un operativo, resolución administrativa en mano… El cambuche sucumbió a las 6 de la tarde.

Pero la valentía y la defensa del territorio no sucumben, aún siguen, porque el territorio jamás se deja de defender; porque el territorio es lo más importante para una comunidad; porque el territorio, el arraigo y la pertenencia es lo que mantiene vivas las costumbres, las artes y los oficios ancestrales, la memoria, la historia, la cultura… La comunidad.

Como siempre los corruptos, los que están al servicio de enriquecer a los privados que están acostumbrados a apoderarse de lo que le pertenece al más débil, violaron el debido proceso, violentaron una prescripción donde le dan una titulación colectiva privada a los herederos de los prescribientes su derecho a permanecer, su derecho al uso y goce de lo que es suyo y les pertenece gracias a una vieja lucha que ocurrió más de 50 años atrás, una lucha que ha sido constante por siglos.

 

«Abuelita, pelea su tierra. María Aguilar» – Dibujo de John Carlos, 8 años.

 

Mi MARÍA DE LOS ÁNGELES AGUILAR NÚÑEZ, después de tantos años, se dedicó a estudiar las leyes de protección de territorios étnicos, las leyes que le dan a ella y, a su comunidad, el derecho a permanecer.

Ha ganado pequeñas, pero importantes batallas jurídicas, ha sobrevivido a la mala propaganda y la manipulación de la comunidad por parte de los poderosos; porque ella hoy, para algunos, es respetada en su comunidad, pero para otros, es una paria que traicionó su territorio. Incluso se salvó de que fuera sometida al exilio de su comunidad, se salvó que fuera sometida a una asonada y le prendieran fuego a su casa, gracias a la gente que la aprecia que hizo entrar en razón a los que estaban dispuestos a hacerlo, emberracados por las mentiras.

Hoy, ella espera como yo, que su caso en la Fiscalía 11 Seccional de Cartagena de Indias, con Radicado 130016001128201004319 prospere, deje de estar dormido en el letargo de una estantería, que por lo menos lo saquen así sea para quitarle el polvo de encima, y que en algún momento la justicia en equidad sea la que le devuelva lo que por derecho propio, permanencia y la ley, les pertenece a ella y su familia.

 

Foto cortesía de: El País

 

 

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Leila Chujfi
Creo en el pronto cambio de Colombia. Estudiante de derecho a punto de graduarme hasta que fui despojada de mi tierra, victimizaron mi familia y victimizaron mis hijos. Por mi comunidad que me aceptó, me acogió y mi autorreconocimiento como parte de ella sané mi corazón, y hoy lucho por la paz y la reivindicación de los míos y la de todos aquellos que son víctimas del conflicto colombiano.