¡Ganó el no!, y la incertidumbre invadió el pueblo colombiano. ¿Qué nos espera después de este resultado? ¿Más guerra? ¿Más impunidad?, o peor aún, ¿nada?
Independientemente de los resultados, debemos aceptar que los colombianos están exigiendo algo que necesita ser atendido de inmediato. El pueblo se está moviendo y los escenarios mediáticos lo sienten.
Desde el inicio de los acuerdos entre las Farc y el Gobierno, los medios de comunicación del país se encargaron de otorgar acceso público y mediático a un actor que prácticamente estaba nulo –las FARC- . Las narrativas periodísticas que durante décadas invadieron la televisión de los colombianos con relatos de guerra y dolor, se transformaron en los últimos años para hablar de justicia, memoria y paz.
En un país donde el derecho a la interlocución pública es casi un privilegio, se dio por primera vez, en forma correcta, la inclusión de aquellos actores que en el imaginario de los colombianos no eran más que un grupo de cientos de sujetos activos en pro de la guerra. Quizá pocos lo noten, pero esto permitió que las audiencias pasaran de la homogenización de su información, a tener la capacidad para identificar casi en forma clara el nombre y el cargo de estos actores del conflicto armado.
Cuando el acuerdo final se dio, la radio, la prensa y la televisión se vieron inundadas por una ola de cartillas, videos y demás recursos discursivos para que ningún ciudadano colombiano se quedara sin saber sobre los puntos del acuerdo.
Ahora que ganó el no, se dice que faltó pedagogía, que la ignorancia invadió el país y que la culpa es de los medios por polarizar la información.
Y sí, tal vez se tenga la razón. ¿Dónde quedaron las víctimas, las organizaciones y movimientos sociales? ¿Acaso ellos no están en la capacidad de aportar noticia?
Dijo alguna vez un filósofo, en su libro “El hombre mediocre”: La educación falla, porque se educa de la misma forma a mentes distintas.
Sin embargo, la marcha universitaria por la paz, demostró una vez más que la juventud está comprometida con el futuro de este país y las próximas generaciones. Es el momento para que los medios colombianos se reivindiquen y narren la historia del conflicto interno desde otras perspectivas, porque solo entendiendo a los diferentes actores y sus intereses, se podrá comprender la complejidad de nuestra guerra.
Es tiempo de dejar a un lado las representaciones divididas de víctimas. No solo los que viven en espacios rurales son los colombianos que lloran masacres y no solo los sectores urbanos y organizados, son quienes hacen la resistencia. Los medios deben hablar de las nuevas “COMUNIDADES DE PAZ” que se están forjando en el país.
Participación y pedagogía deben ser los nuevos pilares implementados en el papel de los medios. La ciudad está saliendo a exigir y el campo está alzando su voz, que no solo los actores que firmaron el acuerdo hablen del futuro de este país.
Entonces, queda abierta la pregunta: ¿Los medios de este país están preparados para informar sobre temas de paz?
Publicado el: 8 Oct de 2016