Columnista:
Claudio Mero
Daniel Mendoza Leal, quien anunció que estrenará el próximo 22 de mayo la serie ‘Matarife‘, nos dio un abrebocas el pasado 15 de mayo a través de unas declaraciones y un pequeño adelanto. Allí nos explicó que es una serie totalmente hecha para ver en los teléfonos, que circulará por mensajería y que es sobre un personaje siniestro que él solo mencionó como “un genocida innombrable”.
En las imágenes sabemos de quién se trata el ‘Matarife’ y, dicho expresidente, el mismo 15 de mayo, emitió un primer capítulo de una serie autobiográfica. A mí esto me sabe a una respuesta de una pregunta que nadie ha formulado, a una explicación gratuita, a una culpabilidad que se confiesa tácitamente. A lo que ocurría cuando mi madre preguntaba por qué había pasado con el pan del desayuno, y yo me apresuraba a contestar “Yo no me lo comí”.
‘Matarife’, la serie de Mendoza Leal, se publicita como un documental de diez capítulos con duraciones que no superan los 7 minutos y están proyectados para circular a través de WhatsApp; —la serie se ha apoyado también en Telegram (este es el enlace)— y ya están programados para salir al aire con independencia de la seguridad de los participantes en el proyecto. Lo cual le agrega misticismo a todo el asunto, así como no hace menos el potencial peligro a la vida de la cara visible de esta iniciativa.
Menciono que hay una explicación no pedida porque el mismo 15 de mayo se emitió, a través de la cuenta oficial de Twitter de Álvaro Uribe Vélez y del Partido Centro Democrático, sin anuncios, ceremonias o preámbulos, el capítulo uno (Director de la Aeronáutica Civil) de algo denominado Hechos de la vida pública de Álvaro Uribe Vélez. Ahí nos cuentan parte de lo sucedido entre los primeros años de la década de los 80 del siglo pasado. Lo pueden ver aquí.
Las redes sociales han estado reaccionando a ambas publicaciones, debo decir que debido a las cuentas a las que sigo he notado más las referencias a la serie ‘Matarife’, Un genocida innombrable, sin embargo, es inevitable notar que hay una resistencia contra esta producción, que se financió desde varias organizaciones no gubernamentales de otros países.
Parece que hay gran expectativa, sin embargo, no hay que perder la cabeza por una hora de contenido. Probablemente podremos ver muchas cosas interesantes allí, reveladoras y bien hiladas, no obstante, hay que guardar las proporciones y no olvidar algo: seguimos hablando de una serie; si bien, es una serie documental, esa denominación sigue imponiendo la visión particular de quien la realiza e implica que no es necesariamente un documento histórico que nos vaya a contar la verdad o se convierta en evidencia sólida para llevar a nadie a la Corte. Ojalá, pero no necesariamente.
Ahora, tampoco es otra serie de entretenimiento ligero y tampoco debe ponerse al mismo nivel documental de la apresurada y anticipada respuesta del expresidente. La anticipación, antes de oír la pregunta y conocer el documento, es evidente señal de preocupación. Además, que no puede valorarse igual la objetividad de un documento autobiográfico, que otro donde participan varios investigadores e intervienen varias fuentes documentales.
Una hora y más he invertido en documentales que prometían menos información, así que veré lo que trae Mendoza Leal, pero como con cualquier información que me ofrecen, lo tomaré con mesura y distancia, aunque esté de acuerdo con el subtítulo que me ofrece.
Ahora bien, ¿que si creo que mis conocidos dejarán de votar por el que diga Uribe si logro convencerlos de ver esta hora de contenido?: no creo. Máxime lograré que dejen de enviarme contenido relacionado, pero no espero que sea suficiente para convencer a nadie; eso sí, no dejaré de intentar y primero esperaré a ver.